Unas campanas resuenan al abrir la puerta del Urth Caffé. El capitán Bullock camina hacia la barra, sentándose al lado de un hombre de cabello rubio.
—Es la segunda vez, Warlon. Si vuelves hacerlo, tendré que ponerte un alto con esposas —susurra mirando al frente, sin cruzar miradas con el otro sujeto— ¿Qué es lo que quieres? Tuve que abandonar un caso por ti.
—Sabe muy bien lo que quiero, capitán —el rubio se voltea hacia el jefe de policía—. Sabe que soy alguien que le gusta sacar la verdad a la luz, y no le gustan las falsedades.
—Podría ponerte ahora mismo una orden de detención.
—¿Solo por mostrar la verdadera cara de la policía? —se encoge de hombros—. Tengo muchos respaldos detrás de mí. Si yo no saco la noticia, alguien más, tarde o temprano, ya sea de la editorial en la que trabajo o en alguna otra de la ciudad, lo hará —revela muy confiado—. Además, recuerde que a este punto ya hay gente que duda de la justicia policial. Solo brutalidad, abusos y corrupción. ¿Ha oído de alguien que no está de acuerdo con eso? Como... ¿un asesino?
Bullock mete su mano dentro del saco de su traje buscando algo, para luego colocar de mala gana un pequeño paquete sobre la barra. El periodista Carl Warlon lo arrastra atrayéndolo a él. Lo abre y ve bastantes billetes dentro.
—¿Con eso dejarás tu "extorsión"? —enfatiza el capitán.
El periodista pone de vuelta el paquete en la barra y se lo arrastra al capitán Bullock.
—No lo necesito, ya tengo lo que buscaba y sé lo que sé —Carl se levanta de su silla—. Esto ha sido todo, señor. Yo que usted cuidaría las mentiras que dice o hace, pues creo que a este asesino no le va mucho eso —comenta en frío esbozando una sonrisa provocadora, para después girarse e ir en dirección al baño, concluyendo así su encuentro con el jefe de policía.
Bullock resopla, tomando el paquete y guardándolo de nuevo dentro de su saco. Se levanta y se voltea, pero alta sería su sorpresa al toparse delante de él con la detective Harrison.
—¡Harrison! ¿Qué hace por acá? —pregunta exaltado.
—Vine a ver a un amigo, ¿y usted? Lo ví saliendo algo tenso de la residencia Aguilar. ¿Está todo bien?
—Sí, claro —asiente y dibuja una falsa sonrisa en su rostro, tratando ocultar su inseguridad—. Bien, detective, si me disculpa tengo que volver al departamento. Nos vemos —se despide. Y en menos de lo que canta un gallo, sale de la cafetería, dejando a la detective preguntándose el porqué de la actitud de su jefe.
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6:32 P.M.
James con su control abre el garaje y adentra su coche en él.
Una vez sale, va directo a su hogar. Sube los escalones pasando por su porche, y con su control en mano, nuevamente abre una cerradura, siendo en este caso la de la puerta principal de la casa.
—¡Hija, ya llegué! —avisa mientras se adentra, sin obtener ninguna respuesta— ¿Lisa? —vuelve a llamarla extrañado. Camina hasta la puerta del cuarto de su hija, poniendo su mano en la perilla— ¿Hola? —abre con lentitud la puerta. Sin embargo, sus ojos casi se salen al ver a Alex sentado en la mesa de noche— ¡¿Qué carajos?! —desenfunda su pistola y apunta al muchacho— ¡¿Cómo entraste?!
—Señor, espere. Puedo explicarlo —levanta las manos asustado.
En eso, la puerta del baño de ese cuarto se abre— ¡No, papá! —sale apurada una Lisa con el maquillaje corrido a ponerse frente a su padre, cubriendo a su novio.
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El Caso Puzzler
Mystery / ThrillerJames Hamill es un detective de homicidios que tras el asesinato de su esposa se ve envuelto junto a otros miembros de la policía para resolver el caso de un enigmático asesino, el cual tiene como objetivo hacer "justicia" por mano propia, sin impor...