PISTA 7

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EYES OPEN (3:59)

SAKURA

Saqué una taza de cristal del armario de Sasuke y la coloqué en una caja.

—¿Es la última? —Sai se acercó para recogerla.

—Sí, la última —repuse. Inmediatamente se dio la vuelta y se alejó. Aunque me había dicho a mí misma que me iría a casa después de pasarme el día haciendo recados, había decidido quedarme para ayudar a guardar los objetos de valor de Sasuke en el camión contenedor de U-Haul. (De acuerdo, también me quedé para mirarlo a él un poco más y poder descubrir qué demonios me pasaba a mí y a mi pobre y confuso cerebro).

Volví a contemplar a Sasuke y me di cuenta de que él también me estaba observando.

—¿Quieres que me quede y te ayude con alguna otra cosa? —pregunté.

—Lo mejor será que vayas a dormir un poco. —Parecía preocupado—. Esta noche no haremos nada más. Mañana puedes volver para ayudar.

—No estoy cansada —argumenté con sinceridad.

—En ese caso... —Sai regresó en ese momento y señaló un enorme montón de cajas que había en un rincón—. ¿Podrías organizar las bebidas que hay ahí por marca y tipo, por favor? Y luego, cuando termines, ¿podrías seguir con el resto? —Indicó otra columna que quedaba medio oculta por la puerta.

—Ahora que lo pienso bien, podría tomarme un descanso...

—Que no sea muy largo. Los chicos y yo estaremos fuera preparando algunas antorchas por si nos necesitas. Mientras trabajamos, me pensaré lo de invitaros a la fiesta.

Me despedí de él y me acerqué al sofá, aunque me hundí en la alfombra en vez de sentarme al lado de Sasuke.

—¿Demasiado cansada para llegar hasta el sofá? —Sasuke sonrió—. ¿Estás segura de que no quieres que te lleve a casa? (En realidad podría ser lo mejor en este momento...».—Ven aquí. —Me agarró por el brazo para acercarme más a él, colocándome entre sus piernas. Luego se puso a darme un suave masaje en los hombros.

Cerré los ojos y me incliné hacia atrás, disfrutando de la sensación que provocaban sus manos en mis músculos a pesar de que intentaba no

concentrarme en el hecho de que tenía los nervios a flor de piel.

—¿Qué tal te van las cosas con Sasori? —preguntó.

—En realidad van bastante bien. Ayer por la mañana salimos a correr juntos...
Y no se le da mal besar.

—Entonces... ¿significa eso que hay posibilidades reales de que lleguéis a mantener relaciones sexuales satisfactorias?

—Creo que tendremos un sexo increíble. —Tragué saliva al sentir que apretaba la palma de una mano contra mi nuca—. Y también creo que será tan sorprendente que te morirás de envidia cuando te lo cuente todo.

—Por favor, no. —Soltó una carcajada—. Sin duda deberías invitarlo a la fiesta.

—Lo he hecho ya.

—¿Voy a tener que prestarte mi habitación para asegurarme de que rematas la tarea?

—No...

—¿Por qué?

—Porque aunque ha agradecido la invitación, no podrá asistir. Ese día tiene turno de noche... ¿Qué tal os van las cosas a Temari y a ti?

—No ha ocurrido nada todavía —confesó, masajeándome los hombros una vez más—. Aún no la he llamado.

—¿Alguna razón para que no te hayas decidido todavía? —Lo miré.

—No me había dado cuenta...

Silencio.

Ninguno de los dos dijo nada durante unos minutos, solo nos miramos el uno al otro. Luego se inclinó hacia mí y me retiró un mechón de pelo de la cara, haciendo que mi corazón se acelerara; noté cómo me golpeaba en el interior de una forma que no había sentido antes.

—¡Épico con E mayúscula! —gritó Sai, haciendo que nos separáramos—. Ya tenemos lema para la fiesta.

—¡Enhorabuena! —le dijo Sasuke sin dejar de mirarme.

—Sabía que te gustaría. —Sai sonrió—. Además, necesito que le confirméis unas cuantas cosas a mi amigo Dan. —Señaló a un tipo altísimo que había junto a él.

Sasuke y yo nos miramos confundidos.

—Por favor, decidle que el sexo es lo que siempre arruina las amistades entre hombres y mujeres. —Sai se cruzó de brazos—. Antes de que añadáis nada más, dejadme que enumere los hechos: Uno, si te acuestas con la persona que mejor te conoce, te estás creando un enemigo en potencia. Dos, una vez que tienes sexo, nada vuelve a ser igual. Tres, si no se termináis juntos, nunca más volveréis a ser amigos. Nunca. ¿Tiene sentido o no?

—Parece que estás hablando por experiencia personal... —Me levanté y le hice una señal a su amigo—. Pero... sí, tiene sentido.

—Mucho sentido —corroboró Sai, que de repente estaba a mi lado, tendiéndole la mano a Dan—. Jamás te acuestes con tu mejor amiga. Sai tiene razón: a largo plazo no funcionaría.

—Pero ¿y si ambos estamos de acuerdo en no dejar que pase eso?

—No... —Sasuke, Sai y yo lo dijimos a la vez y nos reímos después.

—Ahora que lo hemos aclarado —intervino Sai, sonriente—, no me importa que estés hasta tarde esta noche, Sasuke, pero estamos a punto de hablar de un tema relacionado con Épsilon Ji, así que... ¿qué te parece si te llevas a tu otra mitad a casa? Debo decir que su pericia como conductora fue muy apreciada hoy.

Puse los ojos en blanco y le lancé un sacacorchos.

—Volveré mañana y organizaré las bebidas. Aunque creo que tendré que hacerlo por el color y no por la marca, dado que has quitado todas las etiquetas.

—Ha sido algo deliberado, amiga mía. Son para nuestro nuevo concurso de camisetas mojadas.

—Me das asco.

—Y tú me pones cachondo... —Sai se humedeció los labios de forma lasciva.

—Venga, ya basta... —Sasuke cogió las llaves del coche—. Vuelvo enseguida,

intenta no quemarme la casa mientras no estoy.

—La casa es de los dos. —Prácticamente nos empujó hacia la puerta—. Y lo haré lo mejor posible.

Camino de mi casa, Sasuke y yo nos comportamos como si aquel momento en el sofá no hubiera ocurrido nunca.

La noche terminó como solían terminar todas en verano, después de las clases; Sasuke se detuvo delante de mi casa, esperó a que entrara antes de marcharse y luego me envió un mensaje de texto varias horas después.

Sasuke: ¿Tienes ganas de hablar o de tomar una cena tardía conmigo?

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Siempre SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora