PISTA 35

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SAKURA

NEW ROMANTICS (3:50)

Miré por la ventana suspirando mientras una fuerte lluvia caía sobre la ciudad. No dejaba de llover desde hacía una semana y, aunque el transporte público no mantenía el horario previsto, mis profesores se negaban a mostrarse indolentes con respecto a los retrasos. La profesora de pastelería me había dicho con un inglés chapurreado que llovía fuera y que eso no afectaba a los hornos.

«Aggg... ¡Que deje de llover de una vez!».

Después de ver cómo uno de los vecinos perseguía a su hijo entre los charcos, me levanté y me acerqué al calendario. Había puesto una X en el espacio correspondiente a hoy y dibujado un corazón en el borde. No importaba cuántas veces contara los días para que Sasuke viniera a verme: siempre eran demasiados.

—¿Saku? —me llamó mi compañera de piso, Hinata, entrando en mi habitación —. ¿Puedes hacerme un favor mientras salgo esta noche?

—Claro. ¿Qué es?

—¿Puedes hacer masa para pasta y congelarla? La necesito para la clase de mañana por la noche.

—Solo la haré si me das una buena razón para que no puedas hacerla tú misma.

—No tengo una buena razón. —Se cruzó de brazos—. Pero me debes un favor por la vez que hice lo mismo el semestre pasado, ¿no te acuerdas? —Puse los ojos en blanco, pero claro que me acordaba. Ella me había preparado la masa en más de una ocasión, cuando mi tristeza era tan profunda que no era capaz de hacer nada fuera del aula.

—¡Tomaré eso como un sí! —Entrelazó nuestras manos—. Si luego te lo cuento todo sobre mi cita, ¿me tendrás al tanto del sexo que mantienes con Sasuke por Skype? —Sonrió—. ¿Crees que eso ayuda a mantener una relación a distancia? ¿Llegas al orgasmo de esa forma?

—¿Qué? —Sentí las mejillas calientes—. No tenemos sexo por Skype.

—¿No lo hacéis?

—Solo hablamos y nos ponemos al día. Eso es todo.

—Mmm... —Se dio unos golpecitos en el labio con el dedo—. Por lo tanto, cuando gimes y murmuras «Sasuke... ¡Oh, Dios, Sasuke!», es solo porque...

—¿No tenías que marcharte? —la interrumpí, tomando nota mental para ahogar mi voz de ahora en adelante—. ¿No quieres llegar a tiempo?

—Lo sabía... —Se llevó la mano al pecho y empezó a reírse—. Saluda a Sasuke de mi parte cuando llame. Te traeré algo de postre. ¿Tiramisú, por ejemplo?

—Perfecto. —Esperé hasta que salió del piso y miré por la ventana cuándo salía a la calle. Solo entonces cogí el portátil y fui a la cocina.

Justo cuando acabé de amasar la primera mezcla, entró una llamada a través de la pantalla. Sasuke. La acepté y esperé a que se definiera la imagen

—Hola —lo saludé mientras veía que se movía de arriba abajo—. ¿Estás andando?

Asintió con la cabeza.

—Estoy atravesando el campus. Ha comenzado a llover. ¿Qué estás haciendo?

—Masa. —Le enseñé mi labor—. Hinata ha salido esta noche. Hablando de eso, ¿cómo es que nunca me has dicho que grito muy fuerte cuando... mmm...? —Le lancé una mirada cómplice.

—¿Cuando qué, Sakura? —Curvó los labios—. ¿Qué tratas de transmitirme con esa mirada?

—Pensaba que Sai exageraba —dije—. ¿De verdad grito tan fuerte?

Siempre SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora