PISTA 15

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SAKURA

EVERYTHING HAS CHANGED (3:43)

La primera vez que me desperté, estaba tendida sobre Sasuke. Teníamos las manos entrelazadas, y había apoyado la cabeza en su pecho. Nos despertamos dos veces más en mitad de la noche y mantuvimos relaciones sexuales, y de alguna manera nos quedamos dormidos de nuevo mientras nos besábamos.

Cuando volví a abrir los ojos, estaba sola. Y llegaba tarde.
La alarma del despertador había empezado a sonar a todo volumen y mi reloj indicaba que eran ya las once y media.

«¡Joder!».

Salté de la cama y fui al vestidor, pero me di cuenta con rapidez de que allí no estaba mi ropa. Me encontraba en la habitación de Sasuke.
Abrí los cajones buscando algo mejor que un pijama de franela. Así que cogí una camiseta de Sasuke y me la ceñí con un nudo en la espalda. Incluso me probé algunos de sus pantalones, pero los más pequeños que pude encontrar no me servían, y se me cayeron en cuanto me los abroché.

«¡Joder! ¡Joder! ¡Joder!».

Cuando me miré en el espejo, me quedé sin aliento, literalmente. Tenía marcas rojas en el cuello, los labios hinchados y el pelo tan encrespado que parecía que había metido los dedos en un enchufe durante unos segundos.
Como no quería arriesgarme a que me despidieran por el momento, me recogí el pelo en un moño casual, me lamí los labios y busqué otra prenda que me tapara las marcas.

Sin embargo, no me quedaba otra opción que llevar los pantalones del pijama...

—¿Por qué llevas un jersey de cuello vuelto en pleno verano? —Mi jefe me miró fijamente mientras me acercaba al embarcadero—. ¿Es que has olvidado en qué sitio estamos?

—No, para nada... —dije, sudando la gota gorda—. Es que hoy me apetecía ponerme un jersey de cuello vuelto.

Miró el reloj.

—Has tenido suerte. Hoy no puedo prescindir de ti. Pasa para dentro.

Abrí la taquilla y dejé mi bolso en el interior.

—¿Por qué estás tan radiante hoy? —me preguntó Tenten, mi compañera de trabajo, mirándome fijamente—. ¿Te has reconciliado con Neji?

—No, hemos roto de verdad... No estoy radiante.

—¡Lo estás! —Se levantó y se acercó a mí—. Cuéntamelo...

Por suerte, no fue necesario que cambiara de tema o que buscara cualquier distracción. Se acercó un cliente a la ventanilla y después de que organizáramos su trayecto en el barco, llegaron veinte personas más.

Durante el verano era habitual que la cola fuera interminable, que la gente estuviera preguntando sin parar. Cuando llegaba la hora del almuerzo, era mucho más importante lanzar una moneda al aire para saber quién hacía antes el descanso que discutir sobre si estaba radiante o no.

—¡Cara! —Tenten se puso a aplaudir—. Vuelvo dentro de treinta minutos. ¿Quieres algo?

—No, gracias. —Giré el cartel de mi ventanilla a «Cerrado para almorzar» y bajé las persianas.

Después de que ella se fuera, comencé la poco emocionante tarea de contar la recaudación de la primera parte del día. Estaba en la mitad de los tickets infantiles cuando noté que el tejido del jersey de cuello vuelto de Sasuke me estaba picando de una forma insoportable.

Saqué el móvil del bolsillo y lo llamé.

—¿Hola? —respondió al instante.

—¿Me puedes hacer un favor?

Siempre SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora