NOVENO CURSO

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SASUKE

Querida Sakura:
Me debes veinte dólares.
Sinceramente, Sasuke.

Querido Sasuke:
¿Por lo menos podrías INTENTAR aparentar que estás prestando atención en clase? ¿Y por qué me has pasado una nota cuando los dos tenemos móviles?
Irritada, Sakura.

Querida Sakura:
No he visto los veinte dólares que me debes en la última nota. Por favor, respóndeme con los fondos apropiados.
Gracias.
Sinceramente, Sasuke

Querido Sasuke:
Solo te debería veinte dólares si hubieras tenido sexo o perdido la virginidad durante el fin de semana. Y como los dos sabemos que no ha sido así, puedes dejar de fingir que sí lo has hecho. Sin embargo, puedes darme veinte dólares tú a mí por haberme escrito una nota llena de tonterías.
Madura y usa el móvil.
Sakura.

Querida Sakura:
Como ya te he dicho..., me debes veinte dólares. Sinceramente,
Sasuke.

Sakura soltó un jadeo al leer mi última nota, miró por encima del hombro y movió la cabeza. Me envió un mensaje de texto justo antes de que sonara la campana.

Sakura: ¿Nos vemos después de clase de economía del hogar? ¿En tu casa?

Le respondí al instante.

Yo: En la tuya. Mi madre tiene cita con el terapeuta más tarde. Si hacéis brownies, tráeme uno.

Sakura: Trato hecho.

Durante el resto del día me pareció que flotaba, y no presté atención a nada de lo que ocurría a mi alrededor. Incluso pasé una hora más en tutoría preparando los exámenes, algo que no hacía nunca a no ser que estuviera muy aburrido.

Fui a casa de Sakura por el camino más largo, deteniéndome cada dos por tres aunque fuera para no mirar nada en particular. Sin embargo, cuando llamé a la puerta, ella no había llegado todavía.

—¡Hola, Sasuke! —me saludó Gaara, su hermano mayor, invitándome a entrar —. ¿Quieres beber algo?

—Un vaso de agua, por favor.

—Aquí tienes —me dijo, poniéndome una botella fría en la mano—. Si quieres, puedes esperar arriba a Saku, en su habitación. No creo que tarde demasiado.

—No, gracias. —Lo miré con los ojos entrecerrados—. Prefiero quedarme aquí hasta que venga. Gracias a ti, tu madre se imaginó que estábamos haciéndolo arriba la última vez que vine. ¿No recuerdas la bola que le contaste?

—Fue una broma. —Se rio—. Sinceramente, creo que ya hemos aceptado todos que solo sois amigos. Unos amigos muy raros y demasiado íntimos, pero solo amigos.

—No te creo. —Me dejé caer en el sofá—. Es la cruz de mi vida. Lo siento.

Sonrió mientras cruzaba los brazos.

—¿Sabes? Le he hablado de vosotros dos a uno de mis amigos. Le he dicho
que aunque creo que es casi imposible que un hombre y una mujer sean solo amigos, estoy segura de que Sakura y tú sois el único chico y la única chica que conozco que no cruzaréis la línea de la amistad.

—Gracias por pensarlo —repuse—. La verdad es que solo esperaba que me echaras más mierda encima.

—Muy bien, listillo, aquí entre tú y yo: ¿alguna vez has pensado en Sakura como en algo más que una amiga? ¿Alguna vez te ha pasado por la mente que quizá algún día pueda convertirse en tu novia? ¿O tal vez...?

Siempre SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora