PISTA 9

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SASUKE

TELL ME WHY (3:13)

«¿Qué coño ha sido eso...?».

No podía quitarme de la cabeza lo último que había dicho Sakura, así como tampoco podía dejar de recordar lo que era sentir su boca y su cuerpo contra mí, en la fiesta. Eso significaba mucho considerando que en ese momento estaba muy enfadado por dos cosas importantes...

Suspirando, limpié el último rastro de vómito de Temari del coche y miré el mensaje de texto que acababa de enviarme.

Temari: No sabía que estaba tan borracha... Perdóname por haberte manchado el coche... Hablaba en serio cuando te dije que quería que fueras el primero con el que hacer sexo anal... ¡Llámame cuando veas esto!

«¡Aggg...!».

Me guardé el móvil en el bolsillo mientras volvía a pensar en lo que había ocurrido la noche pasada.

En cuanto vi a Sakura con aquel vestido rojo, no pude concentrarme en otra cosa. Ni siquiera en Temari, y mira que lo había intentado. Con todas mis fuerzas.

Me había esforzado muchísimo para parecer interesado en la conversación insulsa y prepotente de Temari, para mostrarme intrigado cuando me enseñó —con muy poca sutileza— el color del tanga que llevaba, pero daba igual cuántas veces me hubiera susurrado que quería follar conmigo más tarde: solo podía pensar en Sakura y en lo mucho que quería estar con ella.

Y, lo que era más importante, cuando bailamos juntos al final de la fiesta, lo que había entre nosotros no era tan frívolo e inocente como siempre. Y sabía que ella también había sentido la diferencia; jamás se había sonrojado antes cuando estaba conmigo y, sin duda, nunca me había tocado de esa forma.

La había ido a ver varias veces después de que se quedara dormida en mi habitación, y cuando vi que se había caído de la cama al suelo, la desperté. Le había envuelto la cabeza en una toalla mojada mientras ella me maldecía por lo bajo, luego la obligué a beber una botella de agua con una aspirina y esperé a que volviera a dormirse. Sinceramente, me había sentido muy tentado a pasar el resto de la noche con ella para asegurarme de que estuviera bien, pero Temari había dado conmigo y me había rogado que la llevara a su casa para que pudiéramos follar allí.

«Quizá había salido algo bueno de que hubiera vomitado en el coche...». Todavía pensando en eso, recorrí el camino de entrada a casa y abrí la puerta del patio trasero, topándome de bruces con la segunda razón por la que estaba cabreado.

Había vasos rojos y botellas de cerveza por todas partes, y varias personas dormían semiinconscientes sobre la lona amarilla de Slip N Slides. La piscina de gelatina se había volcado y muchas camisetas blancas ondeaban en una cuerda improvisada. También vi a varios invitados durmiendo por el resto de la propiedad.

Fui al interior en busca de Sai, con ganas de matarlo.

—¿Eh, qué pasa? —Me lanzó una sonrisa cuando entré en la cocina, levantando una sartén a modo de saludo.

—¿Ves todos los vasos de plástico rojos y las botellas de cerveza vacías que hay en el patio? —Miré a mi alrededor—. ¿Y las que hay también aquí dentro?

—No te preocupes por eso —repuso—. La última clase del último semestre no tardará ni una hora en tenerlo todo limpio. ¿Quieres unos huevos?

—No. —Cogí zumo de naranja en la nevera—. ¿También volverán a colocar hoy los muebles?

—Sí. —Les dio la vuelta a los huevos—. Todo estará ordenado como mucho a las tres... Quizá después de que todo esté listo, podríamos organizar otra reunión de negocios para planear la próxima fiesta. ¿Qué te parece «Épico, segunda parte»?

Siempre SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora