¿enamorado?

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Gustabo caminaba lo más rápido que sus cortas piernas se lo permitían. Casi no prestaba atención al camino por estar enviándole mensaje tras mensaje a Volkov preguntándole dónde se encontraba y si podían hablar.

El nudo atorado en el medio de su garganta no ayudaba para nada en su situación. No quería que Viktor tuviera ideas equívocas sobre lo que había ocurrido hace unos minutos en el local. Debía explicarle lo antes posible.

Arrugó la frente al no recibir respuesta del mayor. Se paró en medio de la vereda para pensar que haría exactamente y lo más razonable que se le ocurría era ir a casa del ruso. No le quedaba de otra.

Lo único malo era que el lugar se encontraba considerablemente lejos del centro de la ciudad y tardaría demasiado en llegar. Quizá unos cuarenta minutos o más si iba a pie.

Cerró los ojos soltando un largo suspiro. Menuda caminata la que se le avecinaba.

Volkov estaba tumbado en su cama boca arriba. Miraba el techo blanco mientras su mente divagaba en lo ocurrido ese día con Gustabo y Conway.

Se sentía celoso de una persona con la que ni siquiera tenía una relación formal y lo peor de todo era que en realidad no tenía el derecho de reclamarle ni de enojarse por nada. Lo más patético de todo era que realmente le afectaba esto.

Si, estaba enojado. Pero no con Gustabo y de hecho tampoco lo estaba con Conway. Estaba enfadado consigo mismo por no poder controlar ni sus propios sentimientos a la hora de hablar del rubio.

Gustabo posiblemente era la única persona con la capacidad de controlarlo a su antojo y seguramente el rubio ni se había enterado de eso.

El ojiazul había llegado a poner su mundo de cabeza, a derretir su corazón y destruir su máscara de persona insensible. Ni siquiera lo había intentado cuando Viktor ya estaba rendido a sus pies.

Eso era malo, ¿Verdad? Ni cuando estuvo con Horacio se sintió así.

¿Acaso se estaba enamorado del rubio?

Bueno, siendo sincero consigo mismo era obvio que esto pasaría tarde o temprano y lo tenía claro, no era idiota. Pero ahora se sentía más real y lo veía con más claridad.

Lo que no sabía era si Gustabo sentía lo mismo que él. Temía que este sentimiento fuera unilateral y que el rubio encontrara a alguien mejor que él, como por ejemplo Jack. Verdaderamente no le sorprendería.

Sus párpados se sintieron pesados luego de estar unos quince minutos observando un punto fijo en el techo, pero la horrible migraña que tenía no le dejaba relajarse lo suficiente como para dormir.

Se levantó para ir al baño dispuesto a cambiarse por unas prendas más cómodas y así con suerte poder descansar unas cuantas horas.

El rubio llegó a la casa del ruso jadeando. Jamás había caminado tanto en toda su vida y sinceramente esperaba nunca tener la necesidad hacerlo nuevamente.

Tocó la puerta esperando a que le abrieran antes de caer desmayado frente a la entrada.

Para su buena suerte la hermana menor de Viktor apareció detrás de la madera y en cuento lo vio se lanzó a abrazarlo animadamente. Gustabo correspondió al gesto con felicidad.

━ ¡Gus! Me alegra mucho verte nuevamente. ━ dijo la niña de cabello platinado.

━ también me alegra verte preciosa. ━ el rubio no esconde la sonrisa cuando se separan. ━ joder niña, cada día estás más alta.

━ ¡Lo sé! Soy un poste como mi hermano. ━ se ríe la rusa entrando a la casa seguida del rubio.

━ efectivamente. ━ asiente

━ Viktor está en su habitación, pasa━  avisa la de ojos claros. ━ si necesitas algo me avisas. Yo estoy aquí. ━ sonríe gentilmente antes de ir al sofá y sentarse.

Gustabo le agradeció antes de darse la vuelta y subir las escaleras en dirección al ruso. Aunque solo haya ido algunas veces a esa casa ya la conocía bastante bien.

Respiró hondo cuando estuvo frente a una puerta blanca que tenía el pequeño y característico cartel pegado a ella que decía "Putin".

Dio unos golpecitos esperando a que abrieran pero no sé escuchó nada del otro lado. Intentó de nuevo aunque esta vez más fuerte.

Por un momento se sintió culpable porque  quizás Volkov estaba durmiendo y él lo estaba interrumpiendo.

No recibió respuesta hasta la tercera vez que golpeó sus nudillos corta la superficie.

Un despeinado Viktor abrió la puerta viéndolo entre sorprendido y confundido. Gustabo tragó saliva con nerviosismo, definitivamente no se esperaba encontrarse al mayor en estás condiciones.

El ruso tenía algunas marcas de almohada en sus mejillas y solo llevaba puesto un pantalón de pijama gris. La parte de arriba estaba al descubierto y en su máximo esplendor.

El perfecto punto intermedio entre tierno y sexy. Gustabo desvió la mirada sonrojado.

━ Gustabo, ¿Qué haces aquí? ━ preguntó Volkov con voz ronca, confirmando la teoría del ojiazul de que estaba durmiendo.

━ vine porque tenemos que hablar. ━ dijo el menor mirando para cualquier otro lugar que no fuera el torso del ruso.

prokhodit. ━ susurra haciéndose a un lado mientras se frotaba un ojo con sus dedos.

Gustabo entró a la habitación yendo directamente a la cama y sentándose de inmediato. Volkov sonríe inconscientemente ante el gran suspiro que suelta el rubio.

━ ¿Cansado? ━ García asiente con la cabeza y tirándose hacia atrás con los brazos abiertos y cerrando los ojos.

━ no te haces una puta idea de cuánto he caminado para llegar aquí.

Viktor se cruza de brazos viéndolo desde unos metros de distancia. ━ no me jodas que viniste caminando desde el centro de la ciudad. ━ interroga recibiendo un pequeño gruñido de forma afirmativa.

El ruso parpadeó sorprendido. ━ que dices. ━ se acercó hasta sentarse junto al más bajo quien lo miraba a través sus largas pestañas. ━ ¿Por qué no me llamas?

━ lo hice, pero no me coges el teléfono ni me respondes los mensajes.

Volkov se quedó callado corroborando la información y después de unos segundos bajó la mirada apenado. ━ lo siento.

Gustabo suspiró mientras se reincorporaba y se acercaba más al ruso. ━ descuida. ━ sus ojos zafiros recorrieron con curiosidad los hombros y la clavícula del contrario.

Volkov al darse cuenta cuenta de la mirada no tan discreta del rubio tomó sus manos y tiró con suavidad de ellas para atraer a Gustabo y sentarlo en sus piernas.

El menor con las mejillas rosas no tardó en rodear su cuello con sus brazos y enterrar sus dedos en su cuero cabelludo, como si ya supiera que amaba que hiciera eso.

Se fue acercando con cuidado a los labios del más bajo hasta que cortaron definitivamente la distancia y sus bocas comenzaron a moverse al compás.

Se perdieron en los labios del otro hasta que el aire faltó en sus pulmones y tuvieron que separarse para recuperarse. Ninguno dijo nada porque lo más importante en ese momento era seguir besándose. Hablar podría esperar un poco más.

 Hablar podría esperar un poco más

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ᴀᴅᴏʀᴇ ʏᴏᴜ | volkabo ✓ (Sin Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora