ᴀᴅᴏʀᴇ ʏᴏᴜ | volkabo ✓ (Sin Edición)

pequeños problemas

Al día siguiente Gustabo llegó a su casa al mediodía. No esperó ver a nadie pues los sábados su madre salía con sus amigas y su padre trabajaba. Por ende estaba solo, de nuevo.

Se apresuró a entrar rápido porque el viento que chocaba contra su cuerpo era helada, señal de que el otoño se acercaba a gran velocidad.

Una vez adentro de su caliente y vacío hogar se quitó la chaqueta que Manolo le prestó antes de salir. Su cuerpo tembló como consecuencia del frío que pasó en la calle, debía abrigarse más la próxima vez que salga de casa si no quería enfermarse.

Subió las escaleras de dos en dos tropesandose con varios de ellos y una vez en su habitación cerró la puerta detrás suyo. Ése era su único sitio seguro.

Ni siquiera se fijó si le habían dejado alguna nota o aviso.
Últimamente no aguantaba estar en su casa porque se sentía demasiado sólo y triste.

No quería mirar los muebles ni las paredes porque sabía que se encontraría con las fotos de cuando él y sus padres eran felices, de cuando aún eran una familia y eso le lastimaría demasiado.

Recordaba cuando esa casa era un nido de alegría y amor, pareciera que fue ayer cuando salían al patio de atrás para hacer una barbacoa y jugar al fútbol, aunque los tres fueran un asco en los deportes. ¿Cuando habían cambiado tanto las cosas?

Se puso los auriculares cómo últimamente hacia para escapar de la realidad y olvidar todo lo que le carcomía por dentro. La música era su único escape.

Despertó al sentir una extraña sensación en la panza. Luego de unos cinco minutos mirando a la nada y preguntándose cual era el sentido de la vida cayó en cuenta de que lo que sentía era hambre.

Miró la hora en su teléfono percatándose de que eran las cinco y media de la tarde. Con una pereza inhumana se levantó de su cama para bajar a alimentarse.

Grande fue su sorpresa al no encontrar absolutamente nada en la cocina, ni siquiera unas malditas galletas dietéticas o un pedazo de pan. Nada.

Lloriqueo fastidiado con su cara escondida entre sus manos sabiendo que tendría que ir al supermercado si no quería morirse de hambre esa noche.

Buscó dinero en el cuarto de sus padres y cuando por fin encontró suficiente volvió a su habitación para cambiarse y ponerse ropa más abrigada.

Viktor escuchaba la discusión que mantenían Michelle y Freddy desde la sala.

━¡Como es que se puede ser tan retrasado! ━el grito de la chica se escuchó sobre la música haciendo reír al peliplateado. -solo tenías una tarea Freddy, ¡Una!

━¡Ya te dije que lo olvide! ¡No es para tanto!

━es que de verdad ━dijo dirigiéndose hacia el sofá. ━¡Ahora no tenemos bebidas! ¡Será una fiesta de puta madre!

Jack entró a donde estaban sus amigos con su típica seriedad.
━¿Cuál es el problema? Nenazas.

━el problema es que este gilipollas olvidó comprar las cervezas y las frituras.

━¡Que no es para tanto! ━se levantó de un salto. ━iré ahora. Joder que histérica. ━murmuró lo último.

━¿Que has dicho pedazo de subnormal? ━encaró la chica a la defensiva.

━¡Nada! ¡No he dicho nada!

Luego de un rato el de barba bajó con un abrigo puesto y sonriente. Se detuvo en el último escalón mirando a sus tres amigos-y bien ¿Quién me lleva?

Gustabo miraba dos clases de galletas de distintos sabores. Una era de chocolate con un relleno de sabor a malvaviscos y la otra de vainilla rellena con lo que parecía ser mermelada de frambuesa. Llevaba como unos dos o tres minutos ahí observado ambos productos en sus manos.

Luego de otros tres minutos más llegó a la conclusión de que no podía decidirse por uno así que prefirió lanzar ambas a la canasta en donde estaban las demás cosas.

No planeaba llevar muchas cosas porque luego volver a su casa sería jodido.

Caminó por los pasillos mirando las góndolas repletas de productos para el consumo. Lo último en su lista eran los cereales por ende se encaminó directamente hacia allí.

Analizó las variedades de cajas coloridas que habían en las estanterías para ver si se topaba con alguno que sea de su agrado.

Habían de todo tipo de sabores y todos estaban empaquetados de tal manera que llamaran la atención de los compradores. No sabía cuál elegir, habían demasiadas.

Su vista se deslizó hasta una caja que le llamó en especial la atención. Choco Krispies

Ya conocía esos cereales y debía admitir que era de sus favoritos. Sonrió al saber cuál llevaría.

Solo que tenía un minúsculo e insignificante problema. La caja se encontraba en una de las últimas estanterías de la góndola.

Miró a ambos lados para asegurarse de que nadie lo estuviera observado y pisó el estante de abajo comprobando que fuera lo suficientemente resistente para aguantar su peso. Una vez se percató que si era segura -más o menos- respiró hondo antes de impulsarse hacia arriba.

Un ligero crack hizo que se bajara instantaneamente de ahí. No sabía que había sido eso pero no sonaba a nada bueno.

Decidió usar la cabeza e ir a buscar a algún empleado del supermercado para que le bajara los benditos cereales del demonio en vez de seguir haciendo el gilipollas y terminar rompiendo todo.

Caminó hasta darse toda la vuelta e ir hacia las góndolas de atrás donde hace unos minutos había visto a un trabajador, tal vez y con suerte siguiera ahí.

Desgraciadamente tampoco había nadie en ese pasillo. Se dio la vuelta para volver a donde estaban sus cosas y como si el destino disfrutara de verlo sufrir se topó con la persona que menos quería ver en ese momento.

Retrocedió como si hubiera visto algún fantasma y como no, se chocó contra una góndola haciendo que varias cosas se cayeran provocando un estruendoso ruido que alertó a los dos jóvenes que elegían bolsas de frituras.

Sus mejillas se tiñeron de un rojo vivo ante la vergüenza del momento. Con movimientos torpes y rápidos juntó todo el desastre que provocó y salió disparado de allí.

Hoy me di cuenta de que en uno de los capítulos anteriores escribí el nombre de "Mara" en vez del de "Michelle".
Jo sepan disculparme soy retrasada I know