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Rub, no llores por favor, levantarás al niño– trato de callar el moreno, abrazando fuerte al menor, quién sollozaba en silencio –Necesitas apoyo– sentenció sintiendo su cabeza ocultada en su cuello –Voy a ayudarte con mis ahorros, no son muchos, pero serán suficientes para cubrir los gastos– ver la cara del menor iluminarse tras lo que le había propuesto, fue como ver a un niño la noche de Navidad abriendo sus regalos, Rubén en ese momento sintió la emoción que sintió cuando el mayor le dijo eso, se lanzó a abrazarlo –¡Gracias, gracias, muchas gracias!– gritaba mientras lo abrazaba fuertemente –No es nada Chiqui, pero quiero la custodia compartida– bromeó haciendo reír al castaño quién secaba sus lágrimas que habían dejado de salir –Ay Vegetta– estaba riendo de la felicidad en ese momento –Chiqui, ahora debemos comprar más cosas– le dijo el moreno –Si, vamos al centro ahorita, necesitamos todo antes del Lunes– ahí cayeron en cuenta –Coño, ¡Pasado mañana es lunes!– exclamó Rubén –No podemos salir, Brayan está dormido– el menor se quedó pensativo –Vayamos buscando una niñera por internet– propuso tomando la laptop del moreno –Tienes razón, ¿Recuerdas la contraseña?– le preguntó.

Claro, KiRa0777 ¿Verdad?– eso retumbó como una aguja punzante en el corazón del mayor –Si...– dijo en un susurro lastimero –Si tanto te afecta ya deberías cambiar la clave– comentó el castaño ingresando al navegador –La debo cambiar, pero no sé que poner– Kira fue su gata por muchos años, falleció durante el proceso de independización y no logró despedirla –Puedes poner el nombre de Brayan– sugirió su compañero señalando al pequeño que se encontraba dormido –Brayan... Buena idea– apuntó en una libreta cercana que tenía –¿Crees que deberíamos buscarle un segundo nombre?– preguntó el castaño observando como el bebé se movía –Samuel, es un nombre imponente, da fuerza– contestó inmediatamente el moreno haciendo gestos de superhéroe –Eh, ¿Y Rubén qué?– se quejó defendiéndose –Por favor, mi ilusión siempre ha sido que mi hijo se llame igual que yo– rogó prácticamente de rodillas, poniendo una cara que el castaño no pudo evitar decir que si –Pero con una condición– advirtió el menor –¿Cuál?– preguntó confundido por lo que decía –Debe apellidarse como yo– concluyó cruzándose de brazos con una sonrisa victoriosa en el rostro –No, no, eso sí que no, no puedo permitir que muera mi apellido–.

¿Y el mío que? Es un apellido Noruego, suena muy bien con su nombre "Brayan Doblas"– extendió sus manos –"Brayan de Luque"– contraatacó el moreno –¿Bobo o qué? Le harán bullying en el colegio por tremendo nombre– trató de defender, pero no tenía mucho sentido lo que defendía –¿Qué dices chaval? Estás tontito definitivamente– comentó al aire Samuel –Entonces ¿Qué propones?– retó Rubén –Combinemos nuestros apellidos– al ver la expresión de confusión de su amigo entendió que era mejor explicarlo paso por paso –Eh, he visto en casos que fusionan los apellidos, o los unen, como... De Luque-Doblas, o Doblas-De Luque– citó como ejemplo –¿Por qué no mejor creamos uno nuevo, los mezclamos "Brayan Dobluque"– propuso con una inmensa sonrisa por la genialidad que se le había ocurrido "No suena mal" pensó el moreno –Mola bastante, eso queda– accedió levantándose del mueble botando accidentalmente un vaso de agua sobre el suelo –¡Coño!– exclamó fuerte Rubén creyendo que iba a verterse sobre la laptop, a pesar de que se encontraba algo lejos –Calla que vas a levantar a...– no completó la frase por el llanto del pequeño –Ya había durado bastante– comentó Rubén parándose para atender al pequeño.

Cuando ya habían logrado calmarlo, decidieron que con el ahorro de ambos, y lista de presupuesto en mano, era hora de ir por algunos implementos que serían necesarios si pensaban cuidarlo al bebé.

Pero mira cuánta ropa tan mona– decía Samuel mientras cargaba al pequeño por la tienda en la sección infantil –Solo deberemos buscar algunos que le hagan– volvió a hablar tomando unos conjuntos para verle las tallas –¡Mira Sam, que monada!– Exclamaba el castaño desde el otro lado del corredor –A ver– pidió el otro –Ains, qué bonito, ese si que lo llevamos– aceptó colocándolo en el carrito de compras, era una pijama de osito que le vendría bien por el frío que corría por las noches –Vamos por allá– anunció desplazándose con el carrito –Según la lista, nos faltan algunas cosas– acotó Rubén tachando lo que ya habían comprado de la lista –Vale, tu consigue la pañalera y yo voy por los objetos de aseo, nos vemos acá en diez minutos– dijo el mayor, para luego desaparecer entre los pasillos. 

Habían pasado algunos minutos, pero el castaño ya tenía lo que necesitaba, así que fue a buscar a su compañero; y al llegar vio como conversaba con una chica, muy animosamente, cosa que no le agradó mucho.

Hola :D
No la he estado pasando bien, pero ustedes siempre están presentes.
Gracias 💕

Ojos Avellana - RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora