Samuel sabía que una discusión con Rubén la iba a perder, sobre todo por lo que había pasado, el prefirió que se llevarán al bebé, pero esa opción debía ser temporal, ya que ellos ganaban dinero suficiente para la renta, comer y uno que otro gusto que se daban, además, eran apenas unos chavales que cursaban el último año de instituto, tenían que trabajar y estudiar a la vez, no tenían tiempo para educar a un niño; el bebé estaba envuelto en una mantas, que llevaba bordado un nombre en la esquina superior, Brayan se lograba leer; el pequeño sólo estaba abrigado con esa manta delgada Así que Rubén se sacó su abrigo y lo envolvió en el, aún así él tuviera frío -Hay un Mercadona aquí junto- comentó el mayor señalando el letrero que se veía a lo lejos -Vamos- dijo Rubén para apresurar el paso a aquel lugar, en el que sin duda haría más calor que en la helada calle -Toma- llamó el castaño sacando su billetera haciendo malabares para que no le pase nada al bebé -Rubén, déjame pagarlo a mi- declinó su oferta y se adentraron en el pequeño local.
-Disculpe, ¿Dónde podemos encontrar fórmula para bebés?- preguntó el pelinegro mientras el opuesto mecía al pequeño con afán de tranquilizarlo -En el pasillo 10- respondió uno de los trabajadores mientras quedaba mirando atentamente a ese par de chicos -Muchas gracias- agradeció para correr tras el castaño que había ido a donde le señalaron; al llegar al pasillo los chicos vieron la inmensidad de latas que habían, cada una con diferentes tipos de marcas y descripciones, no sabían cual era la mejor, ni como podrían elegir, hasta que vieron una que tenía una etiqueta que decía "recién nacidos: primeras semanas" tomaron dos de esas y una pequeña bolsa de pañales para recién nacidos, la pagaron para llegar a su apartamento juntos -¿Dónde dormirá el bebé?- sin duda ambos estaban con muchas dudas, no sabrían que pasaría, no era algo común -Dormirá conmigo- respondió con rapidez mientras el mayor dejaba las bolsas con sus compras sobre una mesa cerca de la entrada -Sam, ¿Puedes sacar una de las fórmulas y poner agua a hervir?- el pelinegro asintió haciendo lo que le había pedido; Rubén había dejado al pequeño sobre un cesto de ropa que había llenado con almohadones para simular una cuna, mientras el preparaba su cama para que pudieran dormir ahí.
-Ya está tibia- anunció sirviendo la leche en un biberón que también habían logrado comprar -Pásamela- pidió cargando nuevamente al bebé en brazos, Samuel le alcanzó la bebida -Creo que deberíamos llevarlo con la policía- soltó el mayor, inmediatamente Rubén se tensó -No, no, no, no- negaba aferrándose al pequeño en sus brazos -Ellos lo pondrán en el sistema, no soportará eso, por favor Sam, no dejes que se lo lleven- el mencionado sirvió un vaso de agua para el castaño, vio como se había tensado, y como corrían las lágrimas por sus mejillas, sabía que era hijo del sistema, y que no había tenido una buena experiencia, lo menos que pudo hacer en ese momento, era darle agua y abrazarlo, solo que no sabía cómo hacer eso último teniendo en cuenta que estaba cargando al pequeño; se sentó a su lado con un paño en la mano para así poder limpiar sus lágrimas -Vamos a tenerlo unos días hasta cómo podemos ayudarlo- fueron suficientes esas palabras para tranquilizar a Rubén, aunque sea momentáneamente -Vaya, mira como chupa- sonrió al ver que se había tomado casi toda la botella.
-A este paso necesitaremos comprar más- agregó el pelinegro rodeando con su brazo al cuerpo de Rubén -Gracias Sam- apoyó su cabeza sobre el hombro del mayor, aún mirando como el bebé tomaba su biberón -¿Porqué Chiqui?- preguntó al no entender a lo que se refería -Por aguantar mis peticiones, sé que no tenemos, tienes, experiencia en cuidar niños, pero no permitiría que se quede solo- Samuel emitió un sonido, casi como un ronroneo al sentir la calidez paternal de su amigo -No me incomoda en lo absoluto, eso me gusta de ti, no dejas un no como respuesta- dijo para luego reír por todas las que le había hecho en el tiempo que se conocían; se había hecho un silencio bastante cómodo en el ambiente, hasta que un pequeño rugido proveniente del estómago del castaño alertó al mayor -Doblas... ¿Cuándo comiste por última vez?- preguntó casi en regaño hacia el menor -A... Las... ¿4?- titubeó -Hay chaval, que te me mueres- exageró puesto que era ya de noche -Va, te preparo algo rápido para que cenes- se levantó y preparó una de esas sopas instantáneas que tanto le gustaba comer -En un rato está tu cena- comentó mientras el agua calentaba los fideos.
WoW, premio doble
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Ojos Avellana - Rubegetta
RomanceRubén estudiaba y trabajaba para vivir el día; cierto día regresaba del café donde trabajaba con su amigo y escuchó un llanto que provenía de un callejón, notaron que habían abandonado en una caja a un recién nacido. Lo protegería con su vida. #Ru...