Capítulo 21

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Hay un silencio muy incómodo, los señores solo nos miran con enfado, mucho a decir verdad.
Entra mi madre apresurada con dos elfas detrás de ella y nos traen mantas para toparnos, a mi por estar en ropa interior y a Aiden por haberla destrozado en el cambio, creo que él sigue molesto.

- Jessmyra - habla Math - esto es un malentendido, yo no tengo nada que ver...

- Entraste a su cuarto mientras estaba desnuda - dice Aiden con los dientes apretados.

Mi madre no dice nada solo se me acerca y me inspecciona con la mirada y no se muy bien por qué. Luego avanza hacia Math y le toma la mano para hacerle un pequeño tajo a lo que sangra... Tengo miedo de lo que pueda pasar y sigo teniendo miedo porque nada pasa... Su sangre ya no provoca nada...

- Como lo temí - habla mamá - ella ya está curada.

- ¿De qué estás hablando reina? - preguntan los señores. - ¿curada de que?

- Ella ya no es una criatura nocturna - explica - es pura como nosotros, solo con nuestra sangre.

- ¿Como es eso posible?

- Es su poder - cada vez me confundo más - todos creían que ella sería una maldición por una absurda mal interpretación - ella saca una especie de papiro el cual todos nos acercamos a ver.

Se podía ver una especie de mujer con el cuerpo rodeado de llamas hasta en sus ojos se puede ver el fuego, se ve aterrador.

- Hace millones de años nuestra gente fue bendecida por la tierra - comienza a contar mamá - eramos prósperos en comida y riquezas que la tierra nos daba y solíamos compartirlo con los humanos. Un día una de nuestra gente fue bendecida aún más, la cuarta generación de las elfas azules, fue una cuarta mujer en la descendencia, ella fue bendecida con fuego, algo que nadie conocía ni mucho menos ella, al principio no era algo malo así que también se lo compartió a los humanos y ese fue su error, ellos, las personas comenzaron a usarlo para el mal, se asesinaban entre si quemándose o atacaban otras tribus con el fuego, la cuarta mujer fue condenada y la llamaron maldita por provocar tal destrucción entre los humanos. Es por eso que se prohibió volver a tener contacto con los humanos y se prohibió que esa bendición fuera otorgada otra vez.

- Mamá no entiendo nada de esto - ya comienzo a alterarme - no sé qué o quien soy... Yo no se nada... Y no puedo hacer nada.

- Tú eres Skaylar la cuarta hija de las elfas azules dotada de la bendición especial que la tierra nos da.

- ¿Ya no es un vampiro? - pregunta Aiden.

- No. - hablan los señores - el fuego quemó todo lo impuro de su organismo, es impresionante.

- Que el lobo y el vampiro se vayan - los señores ya no se ven tan molestos - y que la hija pródiga se quede.

Le doy una mirada a Aiden, no quiero que me deje sola, pero él a pesar de eso, frunce el ceño y se va, eso me ha dolido mucho.

- muestranos el fuego - me exigen.

- N-no tengo idea como controlarlo - trato de hablar pero tartamudeo un poco - acabo d-de enterarme al i-igual que ustedes.

- si la presionan peor será - mi madre me defiende - deben darle tiempo.

- Bien te daremos dos semanas para que aprendas - ambas soltamos suspiros de alivio - pero no se quedará en el reino, no pondremos a los nuestros en peligro.

- No ella de qued... - la interrumpio.

- Ellos tienen razón - la miro tranquila - volveré a casa y tratare de aprender.

[...]

Después de ya acordar todo me dirijo a casa, quisieron escoltarme pero preferí caminar para poder pensar en todo, mi vida no puede hundirse más, me mordieron en contra de mi voluntad, fui un vampiro, ahora resulta que literalmente estoy caliente tan así que el fuego que supuestamente tengo dentro quemó el veneno de vampiro y todo rastro que pudo haber dejado... Soy un fenómeno.

Llego a casa y el voy directo a mi habitación donde curiosamente está Zac sentado en mi cama, se le ve muy triste.

- ¿Zac, estás bien? - se sobresalta y me mira con ojos cristalizados.

- Aiden dijo que no volverías y yo - está muy agitado - Bueno es que yo, no pude decirte. Lo que quiero decir, es que veras yo...

Nunca lo había visto así, siempre ed tan seguro y confiado de si mismo, y ahora se ve tan vulnerable y asustado.
Respira un poco y se me acerca rápido y me besa, se queda así solo unos cinco segundos y se separa.

- Lo siento - mira hacia abajo - es que no podía perderte.

Lo tomo del rostro y continuo su beso, mientras nuestros labios se unen se le cae una lágrima, cierta parte de mi también lo necesita, necesito que esté conmigo, no quiero perderlo.
El beso poco a poco avanza a ser algo más apasionado introduciendo su lengua, recorriendo todo, me hace retroceder hasta pegarme en la pared, ahora que no es vampiro siento toda su fuerza por lo que es algo brusco, de un segundo a otro me toma de los muslos y lo envuelvo por la cintura, comienzo a sentir como se acaloran las cosas, su erección se hace presente y comienzo a sentir aun más calor, sus besos bajan hasta mi cuello y un intento de conseguir más aire, veo como mis manos comienzan a tornarse rojas como si me estuviera quemando y la primera llama se hace presente.

Me asusto y  me alejo rápido de Zac, me mira extrañado pero se ve así aun más cuando nota que me estoy quemando, comienza a desesperarse y no se le ocurre nada mejor que correr al baño y juntar agua en la tina para luego arrojarme ahí.

Errores PerfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora