Capítulo 25

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Todos nos fuimos a nuestro cuarto, pensando en la conmoción que dejó Jeanin al partir. Tengo que pensar a dónde me iré, no me siento con la confianza de irme con mamá, sería muy extraño, tendría que buscar trabajo de nuevo y arrendar un lugar, quizás podría volver a la ciudad e irme y alejarme de todo esto, pero ¿Y Aiden y Zac? No quiero alejarme de ellos, son lo único que me queda, tendría que buscar un lugar por aquí cerca.

[...]

Han pasado tres días desde la muerte de Jeanin ya hicimos su funeral y fuimos a ver si autopsia, en realidad ella se había suicidado con pastillas de cianuro, quien sabe de dónde las saco, al saber eso Zac buscó por todo su cuarto algo que le dijera que así fue y encontró una carta de despedida, la cual decía que ya estaba cansada de vivir que se daba cuenta de los problemas mentales que tenía y que estaba agradecida de la vida que le habían dado Zac y Math, ambos se volvieron a sentir mal y no hubo caso de animarlos durante el funeral. En cuanto a mí solo me quedan cuatro días para buscar algún lugar donde quedarme, con todo lo que ha pasado a penas he mirado uno que otro lugar.

- Skay - entra Aiden a mi cuarto con una maleta y un bolso - ya encontré un lugar donde quedarme y me iré cuanto antes.

- Que suerte tienes, lo encontraste rápido - digo tratando de animar el ambiente - te iré a visitar en cuanto encuentre uno para mí también.

- Skay quiero hablarte de eso - se sienta a mi lado - ahora que Jeanin murió, no tengo nada más que hacer aquí, entonces debo volver con mi manada.

- ¿Tu manada? Crei que no eras de esos lobos - digo preocupándome un poco - ¿De donde es tu manada?

- Nosotros somos lobos de montaña - se voltea - yo soy de Alaska y debo volver, hasta que algo me convoque de nuevo a otro lugar.

- ¿Te irás así nada más? - se cristalizan mis ojos - vas a dejarme... Por eso estás así, no es solo que te vayas, es que vas a terminar conmigo.

- Créeme que no es lo que quisiera - me mira y toma mis manos - pero no puedo decir que estemos juntos si estaré tan lejos.

Me quito sus manos para secar las lagrimas que amenazan salir, me levanto y doy vueltas por la habilidad, no quiero que se vaya, si estuvo aquí sin manada un tiempo no es diferente seguir así.

- ¿Tan importante es tu manada? - le recrimino - Son lobos y ya, has estado bastante tiempo sin ellos ¿No puedes quedarte un poco más?

- Tú no lo estás entendiendo - trata de calmarme - Una manada es más fuerte que tu familia ¿Recuerdas de lo que eras capaz de hacer por Math? Nosotros somos igual, necesito al alpha.

Siento un enorme nudo en la garganta pero no quiero que siga viéndome llorar, así que salgo rápido de mi habitación y me voy a dar una vuelta por el jardín.

Detesto la idea de que se vaya, sé que las cosas entre nosotros no han estado perfectas, pero si lo hubieran sido quizás no querría irse, pero me hace sentir peor pensar en que aunque las cosas hubieran sido perfectas igual se iría. No puedo detener esto, tal vez podría ir con él, aunque no me lo pidió, quizás su estúpida manada no lo permita, quizás no quiere que esté con él.
Me abruman tantos pensamientos y termino llorando, un llanto ahogado y silencioso, pero siento el peso y dolor de cada lágrima que suelto.

Escucho como la puerta principal se abre y se cierra, pensando que es Aidan corro para poder despedirme, no quiero que se vaya y ambos quedemos con un mal recuerdo. Veo recogiendo sus maletas a punto de irse.

- Te amo - le digo cabizbaja - y mucho, no me gustaría perderte, pero entiendo. Tu manada es tu familia y respeto eso.

Él no me responde solo me abraza con fuerza, toma mi rostro entre sus manos y me besa, de forma lenta y muy suave, dejando de importar el resto solo estamos él y yo en este momento, siento el ardor de mis manos pero trato de ignorarlo no quiero que esto acabe, no todavía. Después de un rato él se separa y sonríe.

- lo siento - se soba el costado - me estabas quemando.

- Ay Dios lo siento lo siento - arruine el momento - no siempre lo puedo controlar.

- Descuida - me da un beso en la frente - así eres tú y eres perfecta - vuelven a escaparse una que otra lágrima - Te amo.

Vuelve a tomar sus maletas y se aleja caminando hasta su auto, echa su equipaje y lo aborda para desaparecer por la calle. Me quedo un rato mirando el pavimento, como si tuviera la esperanza de que se arrepintiera y volviera a mi, pero no es así, no sé si es que volverá, pero si lo veré de nuevo, aunque tenga que ir caminando hasta allí, pero lo veré.

Entro a la casa y subo a arreglar mis cosas, empacando mi ropa en un bolso grande. Alguien toca la puerta y la abro, Zac entra y se apoya en la puerta que acaba de cerrar.

- ¿Estás bien? - es considerado - Dudo que el lobo vuelva en mucho tiempo.

- Lo sé - sigo currando ropa - estoy bien. De todos modos todo era muy complicado.

- ¿Qué haces? - alza la vista a mi bolso.

- Empacar - tomo mis blusas del ropero - tengo que buscar un lugar pronto.

- No tienes que irte - se interpone frente al ropero - nadie te está corriendo.

- Lo sé y lo agradezco - le sonrío - pero esta no es mi casa, no tengo derecho a ella, no soy familiar sanguíneo.

- Eso no importa - sigue ahí parado - Jeanin nos dejó la casa a mí y a Math, puedo decidir quién vive aquí y tú puedes hacerlo.

Él toma mi bolsa y lo arrumba dentro del ropero.

- Quédate - me ordena - no me dejes aquí solo.

Errores PerfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora