Capítulo 28

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Esto sonará egoísta y de poca moral o lo que quieran decir, pero el tener el afecto de Aiden y Zac me hacen sentir como la única chica en el mundo, o al menos la única que podría interesarles y me hace sentir muy especial.
Estoy recostada en mi cama con mis manos alzadas y jugando con alguna que otra llama, ahora puedo controlarlo mejor, Zac está sentado a un par de metros leyendo un libro, ambos estamos esperando a que los señores vengan a dar una respuesta, dijeron que tomarían una decisión con respecto a mí, quizás decidan que soy igual de peligrosa que la cuarta hija anterior o dirán que lo mantenga en secreto y cambie mi nombre, quién sabe.

Después de unos minutos de espera los guardias entran anunciando a tres de los señores y ambos nos levantamos de dónde estamos ansiosos por escuchar el veredicto.

- hemos estado hablando largas horas para discutir la situación - eso es evidente - y tomamos una decisión que creemos que es la mejor.

- Pues bien - me acerco - ¿Viviré o moriré?

- Vivirás - anuncian firmes - y tu hija también.

Mi sangre se hela de un segundo a otro, las náuseas se hacen presente y mis piernas flaquean haciendo que me tumbe de nuevo sobre la cama donde me encontraba antes.

- ¡¿Qué carajos están diciendo?! - Zac se altera pero los guardias lo detienen.

- Está decidido - siguen hablando - nuestro fundamento es que si tú tienes estas habilidades una quinta hija las tendrá mucho más, por eso nos encargaremos de evolucionar nuestra raza, será una ardua labor pero con tiempo posible y exitosa - hablan con tanta facilidad y arrogancia - no queremos que el linaje se corrompa así que aprovecharemos de que tienes a tu medio hermano y llevaremos a cabo la tarea, su sangre se conservará en la familia real y juntos podrán gobernar en el futuro.

Estos están desquiciados, quieren que me acueste con mi hermano al cual solo le hablé una vez y ¡Es mi hermano! Somos de la misma madre y el pobrecito solo tiene quince años, están locos realmente locos.

- No voy a ser participe de su demencia - digo seria pero no puedo dejar de temblar - No voy a embarazarme por un hermano que a penas conozco por un estúpido experimento enfermizo.

- Lo siento - dicen al unísono - es tu deber por tu raza y por haberte permitido vivir.

Ellos se retiran sin dejarnos esbozar otra palabra, trato de seguirlos pero los guardias me lo impiden.

- ¡ESTÁN LOCOS SI CREEN QUE HARÉ ALGO ASI! - grito con la capacidad que me dan mis pulmones asegurándome de que me oyeran.

Me volteo hacia Zac y me apoyo en su pecho llena de rabia mientras él seguía perplejo, los guardias seguían parados en frente de nosotros y ni se inmutaban por la escena pasada. A los minutos entra Tyler llorando a mi habitación, tiene su nariz roja y los ojos hinchados por las lágrimas, haciendo fuerza contra los soldados que lo traían.

- ¡Ya sueltenlo! - trato de ayudarlo pero me lo impiden.

- Por favor - susurra Tyler - no quiero... No... Por favor.

Se me parte el corazón escucharlo y no solo porque sea mi medio hermano, también porque es un niño de quince años, porque tiene miedo y porque le gusta Math... Lo conozco poco pero se le nota a distancia que es así, suspira por él y lo están obligando a esto.
Toman a Zac por la fuerza arrastrándolo fuera de la habitación.

- Ustedes dos - nos lanzan a la cama - solo cumplan su deber.

Corro hasta ellos pero me cierran la puerta y la traban con el cerrojo, Tyler sigue en la cama llorando sin poder acallar sus gritos de desesperación. Verlo así me impotencia mucho y de un momento a otro reacciono.

- ¡¿CREEN QUE UNA PUERTA CERRADA PUEDE DETENERME?! - golpeo fuerte haciéndola retumbar - ¡YA LES DIJE QUE NO HARÉ ESTO!

Miro al pequeño y me está mirando aún sollozando, me paro frente a la puerta y apoyo mis manos en ella, juntando mis emociones y el poco control que tengo sobre ellas, pienso una y otra vez en las palabras frías de los señores y siento el hormigueo en mis manos lo que luego es calor, trato de mantener esa sensación y siento como el calor comienza a emanar de mí, inhalo profundo y justo cuando exhalo es que libero llamas de mis manos provocando que la puerta se comenzara a quemar.

- ¡¿Qué haces?! - se asusta Tyler - nos quemarás aquí vivos.

No había pensado en eso, me dejé llevar por la puerta así que trato de pensar en algo pronto... Si yo provoco el fuego, este no me hace daño así que me abalanzo sobre la puerta en llamas para derribarla, pero el intento es en vano, no soy tan fuerte, sigo así unas tres o cuatro veces, el fuego comienza a expandirse más y más lo que me alerta más y junto toda la fuerza que puedo dar y me golpeo a la puerta de nuevo logrando derribarla.

- ¡¿Vienes o te quedas?! - le pregunto a Tyler, escaparé con él si es necesario.

Su respuesta es correr hacia mí y aferrarse a mi brazo, bajo hasta dónde están los soldados con Zac y les muestro mis llamas tratando de intimidarlos y en serio espero que funcione porque no sé cómo usarlas bien para defenderme, ellos alzan sus armas apuntándome, momento que Zac aprovecha para correr hacia mí y alejarnos lo más posible de ellos llegando a la entrada.

- ¡Hijos! - mamá corre tras nosotros.

Si ella estaba al tanto de esto, no podría perdonarselo. Ella sigue corriendo pero nos sobrepasa y llega a la puerta primero.

- ¡¿Mamá qué haces?! - pregunta Tyler asustado.

Ella se detiene a darnos un beso en la frente a cada uno para luego abrir las puertas dándonos paso a seguir huyendo. Ella sabe las consecuencias, por un momento creí que nos cerraría el paso, pero nos ha dejado salir, nos dejó escapar, seguimos corriendo y tomamos dos caballos que estaban atados a la entrada, mientras escuchábamos como se acercaban a nosotros, la adrenalina que sentíamos era tanta que no nos tomo más de dos segundo subirnos, yo tomé uno y Zac tomo el otro con Tyler. Miro hacia atrás una última vez y veo a mi madre cerrando las puertas y logro entender lo que me dice leyendo sus labios: "cuídalo"

Errores PerfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora