¡¡¡¿ QUIÉN $#%#$ ERES TÚ ?!!!

La amenaza y el obsequio

Ya habían pasado tres horas desde el raro insidente de Sanmy.

Afortunadamente, la joven se encontraba bien, pero eso no fué suficiente para Charlie que no hizo más que mandar a la corderito a la cama, al menos hasta que terminaran con todos los preparativos para el Karaoke de la noche. La demonio no pudo negarse al mandato de la rubia y aceptó algo apenada.

- Bien...

- Oye, solo será hasta que te sientas mejor. ¡Después podremos divertirnos! - dijo Charlie toda sonriente, Sanmy no pudo evitar sonreir, la energía de la princesa era contagiosa.

- ¿Y Angel cómo está? - dijo la corderito con preocupación en el rostro. Se había olvidado que este se había cortado al momento de sacarla de los montones de pedazos de vidrio que la rodeaban.

- Tranquila, está con Vaggie en la sala de emergencias. Ella lo está ayudando con la herida.

- Lo siento...

- No te preocupes. Lo bueno es que estás a salvo. Es lo que importa - expresó Charlie posando delicadamente su mano sobre el hombro de la demonio, mirandola con dulzura.

- Pero... Hay algo que necesito saber. - continuó Charlie.

- Dime

- Aya afuera... digiste algo sobre que viste a alguien...

- Oh... ¿Yo dije eso? - Sanmy se llebó un mano en la cabeza en señal de duda. Algo avergonzada.

- Sí, lo escuché muy bie---

- Solo eran incoherencias, Charlie, ¡Vamos, estaba delirando!

- ....  - La princesa se quedó viendo a la demonio a los ojos, buscando alguna señal de duda o una pizca de mentira. Pero no encontró nada, la corderito decía la verdad. Al menos, eso parecía. Talvez siempre era lo que esta decía, incoherencias.

- Bueno...

- ¡Sip! - (dice sonriendo)

- E-Entonces descansa. Cuando te sientas mejor puedes ir a abajo, te estaremos esperando.

- ¡Cuenta con ello! - dijo Sanmy. Devolviendole la sonrisa, Charlie salió de la habitación cerrando la puerta con cuidado.

"Cuenta con ello, Charlie ... La verdad es... que ni yo sé lo que ví"

Flashback*

Hace unas horas atrás

Sanmy cargaba una caja llena de decorativos de cristal, tenía tantas ganas de poner cada uno de estos sobre la mesa, para decorarla un poco. Pero en ese mismo instante, un fuerte pinchazo invadió toda su cabeza acompañado de fuertes zumbidos. La demonio se sintió mareada la instante, pero se mantubo en pie, hasta que derrepente el dolor se apagó de la nada.

Con el pecho agitado, la joven trató de buscar con la mirada aterrada a cualquiera que estubiese cerca. Para su suerte encontró a Angel quien se paseaba por el bar algo cavisbajo.

Con el cuerpo temblando, trató de gritar su nombre, pero en el segundo en que habrió su boca, todo a su alrededor se oscureció.

Se encontraba sola, en medio de un mar de oscuridad. Nada más ella y un sonido sordo y profundo. Nunca había temido a nada ni a nadie, pero ahora, sentía como todo su cuerpo se encojía haciendola sentir diminuta. No había nadie a su alrededor.

Derrepente llegó como un susurro, pero llegó. Eran gritos. ¡No!, eran más que eso, eran lamentos, horribles e inquietantes lamentos que herizarían la piel a cualquiera. Y cada vez estos se volvían más y más claros.