Prólogo

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—¡No puedes irte con esa mujerzuela! — gritó mamá a mi padre que cargaba una maleta en la mano.

Yo los veía desde las escaleras aguantando el llanto, si lloraba ellos iban a saber que yo estaba allí y no podía permitir eso, yo tenía que escuchar porque peleaban esta vez.

—¡Ella me hace feliz, Kristen! ¿Porque no lo entiendes?

—¡¿Y nosotras no te hacemos feliz?! ¿Vas a abandonar a tu hija? ¿¡Me vas a abandonar?!

—Ella está bien contigo... Déjame ser feliz.— respondió mi padre.

—Si no es conmigo, ¿qué caso tiene?

—¡Deja de ser tan dramática! Ni tú me amas ni yo a ti. ¡Esto se acabó desde hace mucho tiempo!— gritó mi padre aún más furioso.

—No... ¡No te iras de mi lado!— gritó mi madre colocándose enfrente de la puerta.

—Deja de ser tan infantil, Kristen, y acepta que esto desde hace mucho esta irremediablemente roto. Yo me enamore de alguien más, y te aconsejo que hagas lo mismo.

—¡No me voy a mover de aquí!

—Muévete, Kristen no te quiero hacer daño...— mi papá trataba de relajarse pero cada uno de sus músculos estaban tensos.

—¡YA ME ESTAS HACIENDO DAÑO!

-¡QUE TE QUITES DE MI CAMINO! —gritó mi papa haciéndome sobresaltar.

—¡Te he dicho que no lo haré!

—¡YO NO TE AMO! Kristen, acéptalo.

—Pues tendrás que hacerlo porque no me moveré.— dijo mi madre decidida.

—¡NO PUEDO CREER QUE SEAS TAN EGOÍSTA, PREFIERES SER FELIZ TÚ, A DEJARME SER FELIZ A MI!

Mi madre al oír los fuertes gritos de mi padre ya desesperado llorò aún más, con gritos de desesperación que me asustaban demasiado. Últimamente los había escuchado pelear, pero no como hoy, siempre solo eran charlas que se salían de control o eso decía mi padre.

—¡MIRA QUIEN HABLA DE EGOÍSMO! ¡MALDITO TRAIDOR! ¡ESA PROSTITUTA SÓLO TE QUITARA EL DINERO Y SE IRÁ!— esta vez grito mi madre. ¿Qué querrá decir "prostituta?

—¡Pues al fin y al cabo es mi dinero!

—¡YO DEJE TODO POR TI!

—Muévete Kristen...— mi padre tenia los puños y la mandíbula apretada, se estaba contenido, lo sabia porque yo hacia lo mismo que me enfadaba demasiado.

—¡NO!

Papá no espero más, la tomó de la cadera fuertemente y con un brusco y descuidado movimiento la empujó, sacándola de la puerta y salió por esta con su maleta, casi corriendo. Mi madre se quedó tirada en el piso, no me gustaba verla llorar de esa manera así que caminé a ella lentamente, puse mi mano sobre la de ella y la acaricié temiendo un poco a su reacción. No podía creer que mi padre hiciera eso, nunca se había comportado así.

Me tomó la mano cubriéndola completamente con la suya y apretándola muy fuerte, se levantó y puso ambas manos en mis hombros apretándolos fuertemente hasta ocasionar mi llanto.

—Mami... Me... Me lastimas... Suéltame, por favor—  dije entre sollozos con las mejillas llenas de lágrimas.

Su mirada llena de furia me aterraba, después de insistirle en que me soltara me empujó con demasiada fuerza hacia atrás haciéndome caer de espaldas y aumentar mi llanto. Escuché sus pasos al dirigirse escaleras arriba hacia su habitación marcándolos demasiado y cómo azotaba la puerta con muchísima fuerza, pero el dolor de mis hombros y de mi cuerpo hacían que restara interés a lo demás.

Después de que el dolor desapareció un poco lo único en lo que podía pensar era en la razón de por qué mi padre se había ido y a quién se refería mamá al decir "mujerzuela" o "prostituta". ¿Papá se marcharía para no volver jamás? ¿Mamá me odiaría para siempre? ¿Será que...? ¿Me quedaré totalmente sola?

Corazones Solitarios [Luke Hemmings] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora