lo que pudo haber sido

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Flavio

Han pasado tres semanas desde que tomé la decisión de acabar mi acuerdo con Samantha. Sigo sin saber si fue lo más acertado, pero supongo que es lo que debía de hacer. Lo que no me gusta de todo esto es que nuestra relación es casi nula, casi ni nos miramos, solo intercambiamos un par de palabras cordiales de cosas triviales, unas veces es acerca de la comida, otras son sobre Solsikke y otras sobre Maialen, pero nunca más allá de eso.

Me muero por preguntarle como está, aunque parece que está bien, no sé que es lo que está sintiendo, solo que sigue enfadada conmigo. Odio esta situación que yo mismo cree. Me muero por abrazarla, por hundir mi cara en su hombro y sentir que todo esta bien, que estoy en casa y que un nosotros es posible. Quiero decirle que soy un idiota, que me equivoqué, pero rápido borro esa posibilidad de mi mente. Siempre trato de hacer lo correcto, de hacer las cosas bien, pero llegado a este punto y como me estoy sintiendo no sé si lo es, se supone que debería sentirme bien por hacer lo que debo de hacer, aunque bueno... nunca nadie que hacer lo correcto no iba a doler y es lo que está pasando. Duele decir adiós a la persona que te ha hecho sentir cosas diferentes por primera vez en tu vida... duele decir adiós a esa persona especial. Ahora la siento tan lejos de mi, a pesar de que su habitación está al lado de la mía... es como si no estuviera, no está.

Si pudiera elegir, elegiría no sentir todo esto, pero luego la miro y no me imagino sintiendo algo igual por otra persona, me gusta sentirlo por ella porque creo que no hay persona igual... el problema es que no podemos. O quizás si, si que podemos, pero no soy lo suficientemente valiente como para jugármela. Siento que esta situación me queda grande, debería venir un manual de instrucciones cada vez que nos enamoramos... espera, ¿acabo de decir enamorado? Puede que lo esté, puede que no... no lo sé que nunca he sentido nada igual. Es increíble como alguien que conoces de toda la vida te puede hacer sentir diferente en un punto, es como si el universo estuviera esperando a que llegara ese momento en el que un día todo hace click y cambia. Me gusta sentir todo esto, pero duele, duele porque no está, duele porque no sé lo que ella siente y es probable que nunca lo sepa porque dudo que un día me lo diga y mucho menos se lo pregunte. Ojalá no diera tanto miedo preguntarle, hablar... ojalá todo fuera más fácil.

Y duele, me duele ver como no me mira, duele no escuchar su risa o ver su sonrisa, duele que no esté y a pesar de que me gusta lo que siento por ella, no me gusta que duela, por eso desearía que estos sentimientos no estuvieran y fusemos amigas, de esa forma ella estaría, no de la forma que me gustaría, pero estaría. Tengo que olvidarme de ella, pero... ¿cómo te olvidas de alguien a quién vez todos los días? La veo y solo puedo pensar en abrazarla, en decirle tantas cosas, pero me callo y mis silencios se acumulan en mi cabeza.

Duele tanto que no esté que la idea de irme de fiesta con algunos amigos del conservatorio no me parecía mala, en otro momento hubiera dicho que no porque prefería pasar esa noche con ella... pero esa noche ella estaba en su habitación y mi hermana con Bruno, pensé en quedarme, pero no lo hice, me fui y esa noche solo me dejé llevar. Esa noche comencé a hablar con Martina, una compañera, va a piano como yo... hablamos mientras el resto del grupo bailaba y de un momento a otro sus labios estaban en los míos, fue ella la que empezó y yo no la paré, solo dudé por unos momentos, pero no lo hice, me dejé llevar. Fue en ese momento cuando vi mi oportunidad para olvidarme de Samantha, quizás Martina sea esa persona, quizás no, no lo sé, pero en ese momento me pareció la mejor opción. Así llevo una semana con ella, no es nada serio, ni siquiera hemos pasado de los besos, digamos que nos estamos conociendo de a poco y a ella le parece bien que sea así, quizás un día pueda enamorarme de ella.

Es viernes, hoy no tenemos conservatorio, así que al ver que ni mi hermana, ni Samantha estaban en casa, invité a Gèrard y Martina a comer a casa... Gèrard no quería venir porque decía que iba a estar sujetando una vela todo el rato, pero la verdad es que no me apetecía mucho estar con ella a solas en mi casa, no cuando todo los recuerdos de esa casa pertenecen a otra persona, simplemente no puedo, por eso los invité a los dos, de ese modo podía pasar tiempo con ella sin ir mucho más allá. Sé que en algún momento tendré que estar a solas con ella en esta casa, pero ahora mismo no es el momento...

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