confianza

2.4K 160 22
                                    

Samantha

Hace dos semanas que he llegado a Madrid, las cosas van bien, más de lo que yo pensaba. He tenido bastante tiempo libre para no hacer nada, para pensar en que quiero escribir, para ello he tenido algunas reuniones con mi editora. Me ha dicho que me tome el tiempo que necesite, por suerte tengo ahorros suficientes para vivir una temporada gracias a los dos poemarios anteriores que al día de hoy aún siguen generando ingresos, no tan altos como al principio, pero puedo sobrevivir con ello. Sobrevivir es la palabra, porque tampoco es que me haya hecho millonaria escribiendo, pero mientras pueda vivir de ello, lo voy a seguir haciendo.

Mis días en Madrid no son nada interesante, a veces salgo con Maialen y otras amigas a tomar algo, supongo que está bien seguir teniendo amigas a pesar de haber estado fuera una temporada, aunque me siento rara, como que no encajo, es una sensación rara. Te vas y pretendes volver a tu vida de antes, pero mi vida de antes ya no está, de ahí a que me sienta rara con ellas, excepto con Maialen, con ella me siento yo. También tiene que ver que hemos estado hablando todos los días y no ha habido ni un día que no nos hayamos contado que tal nuestro día. Con el resto de las chicas, Clara y Mariona, bueno, no puedo decir que perdí el contacto con ellas, pero cada una tenía sus cosas y eso hizo que no hablásemos tanto.

Y bueno, luego está Flavio, la única cosa interesante que me ha pasado desde que volví y uno puede pensar que fue rápido, lo fue, pero también inesperado y es que esas cosas pasan. Sentí la atracción cuando lo vi, es su forma de mirarme, su forma de hablar la que hace que pierda en él y me deje llevar. Desde la primera vez juntos se ha vuelto a repetir en varias ocasiones y se ha quedado ahí, los dos parecemos entender de qué va el juego y eso me gusta, que ambos tenemos las cosas claras y no fantasea ninguna relación romántica, no estoy para eso en este momento.

Sé que no está bien, que Maialen me mataría por estar acostándome con su hermano y probablemente es la peor idea del mundo, pero no puedo evitarlo, una necesita divertirse sin dar muchas explicaciones, por no decir ninguna. Pasamos bastante tiempo juntos y eso hace que nuestra relación sea más fuerte de lo que era antes. Conozco a Flavio de siempre, pero por tema edad nunca fuimos tan íntimos hasta ahora, es diferente.

Llego a casa después de haber estado toda la mañana y mitad de la tard con editora, María, que además de ser mi editora es una buena amiga mía. Espero encontrarme la casa en silencio, salvo el sonido del piano de Flavio, es su hora de practicar, pero no. Me encuentro al chico sentado en el sofá con otro chico, ambos están viendo algo en la tele, pero no tengo ni idea qué, supongo que se su amigo del conservatorio.

- Hola – saludo dejando las llaves encima de la mesa y el bolso en el pechero

- Hola – dice Flavio, mientras que el otro chico se queda mirándome y veo que dice hola con sus labios porque lo dijo tan bajo que no pude percibir su sonido

- ¿No me vas a presentar? – me acerco a ellos y espero que Flavio haga las presentaciones, más que nada por el chaval que parece que se va morir

- Gèrard, esta es Samantha, una amiga de la familia y ahora compañera de piso – veo un poco nervioso a Flavio y me produce ternura porque no sabe disimularlo, aunque quiera hacerlo, eso me hace preguntar si a mí también se me nota cuando estoy nerviosa – Samantha, este es Gèrard, un amigo del conservatorio

- Vaya, el famoso Gèrard – al fin conozco en persona al famoso Gèrard que aún sigue callado mirándome

- Hola – dice Gèrard veo que se levanta a darme dos besos sonriendo – Encantado, Samantha

- Igualmente, bonito – le devuelvo los dos besos y me siento al lado de Flavio - ¿Qué hacéis?

- Estamos viendo un documental para el conservatorio, yo ya lo he visto, pero Gèrard no, así que estoy ayudándole un poco con el análisis – me informa Flavio

DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora