Diferente

es perfecto

Flavio

Hoy es un buen lunes, ningún lunes es bueno porque toca madrugar, ir al conservatorio, quedarme allí toda la mañana para luego volver a casa y seguir pensando en todo lo que he trabajo durante la mañana. Este lunes es bueno porque ayer, después de mucho tiempo, tuve esa conversación con Samantha. Pensé que iba a morirme de lo nervioso que estaba, ni siquiera sé como fui capaz de decirle todo lo que le dije, es como si no fuese yo. Bueno, era yo, pero una versión más segura de mi mismo.

Pasamos el resto de la tarde tirados en el sofá, sin decir nada, sin hacer nada, tan solo viendo Friends, mientras yo jugaba con sus mechones de pelos de vez en cuando, no puedo evitar hacerlo, su pelo es tan suave. A la hora de la cena no pensamos mucho en que comer, así que hicimos unos sándwiches de jamón y queso y mi toque maestro, un huevo en medio.

Sentí como si todo el tiempo que estuve alejado de ella no hubiera pasado. La complicidad entre nosotros esta intacta, nos entendemos con solo una mirada y me pregunto ¿en que momento aprendimos a hacerlo? ¿Cómo aprendes a comunicarte con alguien tan solo con la mirada? Es algo totalmente inexplicable, pero es algo que pasa. Por otro lado, la química entre nosotros, la llama, esas ganas de estar con ella, se sentir su cuerpo con el mío, sentir una caricia, un beso, un abrazo... creo que las ganas de todo eso aumentan por segundo.

En realidad, no ha cambiado porque seguimos siendo las mismas personas con los mismos sentimientos, lo único que ha cambiado es que ahora ambos sabemos lo que sentimos y hemos decidido dejar las cosas fluir. Me gusta como suena eso, no podía ser de otra forma y creo que es lo mejor que podemos y no simplemente poner una etiqueta y ya está. ¿De que sirven las etiquetas? Nunca he sido muy fan de necesitar una etiqueta para absolutamente todo, está bien que las necesite y a veces si son necesarias, ya sea para definirte o para definir una relación con alguien, pero personalmente, creo que en este momento no la necesitamos. No tenemos porque decir somos esto o lo otro, somos nosotros, viendo como funcionamos en ese sentido sin tener que ocultarnos y ya está.

Si le cuentas al Flavio de once años que su crush se iba a enamorar de él años después probablemente no lo entendería, primero porque ese Flavio no entendía nada de estar enamorado, al igual que el de ahora que lo está descubriendo, pero el de once años menos aún. Si lo pienso es surrealista, algo que nunca pensaría que me iba a pasar a mi, pero me ha pasado. Me he enamorado de mi crush y ella de mí. Me cuesta procesar que Samantha esté enamorada de mí y que me lo haya dicho, semanas atrás estaba súper convencido de que nunca sentiría nada por mí y ahora... el corazón me late a mil por horas como si se me fuese a salir del pecho solo de pensarlo.

No sé si es normal, pero hoy estoy de muy buen humor, de tan buen humor que hasta me he ofrecido voluntario para tocar dos veces en el concierto de navidad. En un día normal me hubiera escondido debajo del piano para huir del profesor, pero hoy no, hoy simplemente dije que yo podía hacerlo. Hoy todo tiene un color diferente, no es un día soleado especialmente, pero todo tiene otro color, supongo que esa charla con Samantha tuvo mucho que ver, por supuesto que lo tuvo. Anoche me dormí con una sonrisa y me he despertado con otra. Despertarme con ella al lado y darme cuenta que todo era real y que realmente ambos queremos que esto funcione hizo que me levantara con energía. ¿Soy muy exagerado si digo que la echo de menos? Voy camino a casa y siento que el corazón me va explotar, no sé que me pasa hoy, bueno si lo sé, estoy feliz y hacía mucho tiempo que no me sentía así de bien. El mundo parece otro comparándolo con el de estas últimas semanas. 

Al llegar a casa el primero en recibirme es Solsikke, pero su entusiasmo por saludar se acaba rápido ya que solo se asegura que he llegado y da media vuelta para seguir haciendo sus cosas de gato. Me encuentro con mi hermana y Samantha sentadas en la mesa grande del salón con un montón de pastas, lo que asumo que han pedido a un italiano.