déjate querer

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Samantha

Es lunes por la mañana, vuelta a la normalidad por llamarlo de alguna forma, no es que tenga una rutina concreta desde que he vuelto, pero los lunes siempre son esos días de la semana en que tienes que dejar atrás todo lo vivido durante el fin de semana, tus días de descanso, tus momentos de desconectar. Los lunes son esos días en los que planeamos que hacer, quizás cosas nuevas, empezar una rutina... en mi caso es concentrarme en escribir, es lo que llevo haciendo durante toda la mañana y la cosa está saliendo mejor de lo esperado. No quiere decir que vaya a publicar todo lo que escriba, pues sería un montón de poemas innecesarios, mucho papel y se haría hasta tedioso de leer... pero de todas aquellas palabras que se me van ocurriendo, algunos van a ver la luz, otros no la verán nunca o quizás necesiten más tiempo que el resto... el caso que estoy dejando una parte de mi en esos poemas.

Sin darme cuenta estoy escribiendo sobre él, y aunque no le he puesto un nombre, sé que es él la persona que describen mis palabras y todos esos sentimientos que sin darme cuenta estoy dejando reflejando en mis escritos. Ni siquiera sé que parte es la intensidad del momento y que es la realidad. No sé cuanta verdad hay en mis palabras o si son solo creadas por mi cabeza, por el deseo de sentirlo, por la inspiración debido a mi intensidad... me sorprendo a mi misma cuando escribo algo no dramático, pero de cierta forma lo son. Mis palabras reflejan la contradicción de sentirse bien y a la vez sentir la imposibilidad de dejarse llevar por todo eso. No manejo yo lo que otros sienten y soy consciente de ello, soy consciente que no puedo retener a nadie y por eso me elijo a mi en primer lugar.

Pero por unos instantes... tan solo por unos instantes, cuando le veo, cuando estoy con él imagino... pienso que puedo dejar fluir todo esto que no he buscado. Me siento rara porque no soy capaz de acomodar mi cabeza, porque estoy tan segura de que no debo pensar en la posibilidad de algo más... pero encuentro confundida cuando le miro, sus ojos me hablan y siento que todo puede ser... quizás debo de dejar de pensar tanto y fluir.

Sé que algo ha cambiado a nosotros, el fin de semana ha sido demasiado intenso y el juego solo ha dejado a mi cabeza más confusa de lo que ya estaba, han dejado unos cuantos poemas escritos y sobretodo me ha dejado a mi sin saber como seguir. Esta mañana se ha ido al conservatorio y no se despidió... no es que debiera de hacerlo, pero en parte lo esperaba, pero no lo hizo, supongo que es un detalle totalmente irrelevante.

Yo solo quería sentir que podían quererme y realmente lo sentí... sentí que podía ser esa persona querible para alguien y no solo para un rato, como suele pasarme... pero todo fue eso, un juego del que debo de olvidarme. Samantha, debes centrarte, ahora tu única preocupación es escribir.

Miro el reloj y sé que él está a punto de llegar, sé que Maialen no viene hoy a comer, así que es la primera vez que vamos a estar solos desde que el juego se acabo. Miro a Solsikke que duerme plácidamente en su cajita, por ahora está durmiendo ahí, en mi habitación, es una buena compañía no voy a mentir. Cuando Maialen lo vio casi quedó más enamorada de él que yo, sabía que no iba poner ninguna pega a que se quedara, simplemente dijo que estábamos locos y que no se nos podía dejar solos porque traemos animales a casa. Tiene razón, la verdad que fue un poco locura, pero todo el fin de semana lo fue, Solsikke solo es una pequeña parte. Esta tarde toca llevarlo a veterinario, supongo que Flavio no va querer venir conmigo, tampoco quiero robarle mucho tiempo de su practica con el piano, no más de la que ya le robé... no lo ha tocado desde el viernes y un poco culpable si que me siento por ello.

Me voy a la cocina y preparo algo de pasta, un plato nada elaborado... no soy una gran cocinera, pero puedo preparar un plato de macarrones, al menos Flavio no tiene que hacerse la comida nada más llegar... en esta casa solemos tener la organización un poco así, improvisada.

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