Capítulo 21

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Día de San Valentín.

Arregló su cabello nuevamente. Seguía sin estar convencido de cómo lucía. Después de haber regresado a la cabaña Menma le avisó que a las 8:00 lo recogería un carro y lo llevaría al lugar donde festejarían esa noche de San Valentín.

Eran la 7:50, y aún no podía aplacar su cabello, lo había cepillado tantas veces que se encontraba un poco esponjado y no se le ocurría ninguna manera de poder peinarlo, llevaba unas bermudas azules, una camisa blanca (Menma lo había especificado así) y unas sandalias negras. Decidió solo ponerse el cabello como siempre y salió de la casa.

Pronto un auto negro lo recogió por enfrente de la cabaña, el viaje fue corto y cuando llegaron Sasuke quedó fascinado, estaban en una playa... que sorprendentemente se encontraba sola, tal vez era privada pero él no estaba seguro. Se deshizo de sus sandalias y caminó siguiendo la ruta que las velas le marcaban, llegando así al destino: un tramo de arena cubierto con varios almohadones y cojines, vino, panes y fruta, una pequeña fogata, y la maravilla principal... luciendo solo unos pantalones blancos, viéndolo de pies a cabeza con esa mirada tan característica de él.

- Menma esto es precioso – Por un momento Naruto se mostró confuso al escuchar el nombre de su hermano, pero luego recobró la compostura y recordó que todo esto era una farsa

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- Menma esto es precioso – Por un momento Naruto se mostró confuso al escuchar el nombre de su hermano, pero luego recobró la compostura y recordó que todo esto era una farsa.

-¿Te gustó? –preguntó.

-Es realmente bello –soltó en un suspiro.

-Nada comparado con tu hermosura, tu belleza está opacando todo esto –Naruto se puso rojo de pena, eso no estaba en el plan. Salió de su boca nada más ¿Desde cuándo elogiaba a las personas?

Sasuke sonrió y tomó asiento sobre las almohadas.

-¿Preparaste todo esto tú solo?

-Bien... podría decir que alguien me ayudó –todo había sido idea de Menma, también había sido pagado con dinero de Menma, así que bueno... él era Menma ahora, la idea había sido suya entonces.

El chico se recostó un poco y miró hacia el cielo, estaba muy oscuro y lleno de estrellas, cerró los ojos por un momento.

-¿Estás pidiendo un deseo? –le preguntó él.

-No, no hay estrellas fugaces.

-¿Y solo se piden cuando hay? –Sasuke asintió.- Eso es tonto, si quieres pedir un deseo, pídelo; Dios es el que los cumple... no las estrellas.

El pelinegro sonrió –No necesito pedirlo, Menma. Tengo todo lo que quiero –juntó su mano con la de él- ¿Y tú?

Él lo único que deseaba era poder decirle su verdadera identidad, pero no podía.

-Sasuke, ¿Qué opinas de las mentiras? –dijo de repente.

-¿Y eso que tiene que ver?

-No sé. Simple curiosidad. Ayer dijiste que cuando amas a alguien, perdonas todos sus errores... ¿perdonarías una mentira?

-Depende –murmuró mientras encogía los hombros.

-¿De qué?

-No sé, de muchas cosas. Depende de quién me mienta, y cuál sea su motivo, depende de cuánto lo amé. –hizo una mueca- ¿Podemos hablar de otra cosa?

-¿Cómo cuál?

-Cómo de que te irás en una semana...

-¿Tienes hambre?

-No cambies el tema.

-No lo hago. Es que yo si tengo hambre –se inclinó y tomó las copas mientras las llenaba de vino, le entregó una a él y empezó él a beber de la otra. – ¿Te parece si calentamos malvaviscos en la fogata?

- Menma...

-Por favor –lo paró- también es doloroso para mí hablar de eso. Sasuke solo te quiero decir una cosa, puede que ese viaje me cambie un poco, no solo físicamente, tal vez mi actitud hacia ti cambie... pero quiero que sepas que para mí, para el verdadero yo, para mi corazón estos pocos días han sido muy significativos y te quiero mucho, de verdad. Nunca dudes eso. –le alzó la barbilla y depositó un beso en sus labios, esperaba que esa pequeña platica lo preparara para cualquier situación que tuviera cuando Menma volviera a tomar su lugar.

Después de terminar la fruta y el pan, empezaron a calentar los malvaviscos junto a la fogata y a hablar de cosas con poco sentido, en un momento ambos se callaron y el silencio se apoderó de la noche, aunque no era un silencio incomodo Sasuke decidió romperlo, una pregunta le venía rondando la cabeza desde que se casaron.

- Menma.

-¿Sí? –Naruto lo acercó más junto a él, le gustaba mucho sentir su cuerpo cerca del de él, le daba mucha paz.

-¿Por qué desde que nos casamos no me has dicho que me amas?

Naruto tensó la mandíbula y miró al hombre al lado de él, que lo veía con ojos temerosos e inseguros, jamás le había gustado mentir acerca de el amor, pero no podía permitirse dañar a Sasuke.

-Porque mis sentimientos hacía ti van más allá que el amor-musitó.

-Entonces dilo –continuó él.

-¿Decir qué?

-Dime que me amas.

Naruto suspiró hondamente y lo besó, tratando de hacerlo olvidar ese tema, pero después de algún tiempo Sasuke lo alejó de él.

-Dilo. –pidió. –Por favor, para mí es necesario.

Él tomó aire y apretó su muñeca. Después tomó las mejillas de Sasuke que instintivamente puso sus manos en el pecho desnudo de él.

-Te amo –Soltó lentamente y sorprendido se dio cuenta que las palabras no resultaron forzadas... para nada.

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EL FARSANTE -NARUSASU-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora