Capítulo 72

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La llamada fue cortada y casi automáticamente Sasuke sintió como el nudo imaginario le apretaba la garganta y la sangre desaparecía de su cara, empezó a acariciar su vientre al sentir las patadas incesables de los bebés.

-Todo está bien bebés –arrulló en un susurro- Vamos a estar a salvo, pero tenemos que salvar a la tía Sakura, ¿sí? Los amo.

Tomó su aparato telefónico y lo depositó dentro de su bolsillo, respiró hondo y con cuidados extremos abrió la puerta, tratando de que Menma no se diera cuenta que abandonaba el apartamento.

Mientras se encaminaba a la calle sus únicos acompañantes eran su mente, lleno de confusión, pánico, miedo, tal vez tristeza también, y las patadas de sus hijos que no paraban. Las manos le temblaron cuando divisó a Sakura y a Hinata en una esquina.

-Suéltala –pidió con voz calmada.

-Lo haré –sonrió con malicia.- En cuanto tomes mi mano, ella será libre.

Su enemiga sostenía a la peli-rosa contra el pecho, con el brazo torcido y... con lo que suponía Sasuke, un arma contra la espalda.

Tragó con dificultad, ¿qué se hace en situaciones como éstas?

-¡Sasuke, no! –gritó Sakura al notar como el pelinegro estiraba su delgado brazo hacia Hinata, pero fue silenciada con un movimiento corto pero brusco, que dejaba claro lo que ocurriría si no se mantenía callada.

La estaba amenazando con la misma pistola de aquella vez del intento de secuestro. La misma que había robado en la fiesta de cumpleaños de Sasuke.

-¡No le hagas daño! –gimió y con terror sintió como Hinata jaló su brazo velozmente, atrayéndolo con brusquedad al lugar que ocupaba Sakura, soltando a éste al instante, ahora era Sasuke quien sentía el arma en la espalda.

-Vete –ordenó en un bramido a Sakura pero ella no se movió de su lugar.

-Sakura, por favor-rogó Sasuke y sin más que poder hacer la peli-rosa dio media vuelta hasta estar lo suficientemente alejada, hasta que Hinata no pudo notarla. Pero se mantuvo ahí, esperando... viendo a su mejor amigo tenso, escuchando indicaciones y después observando cómo ambos subían a un taxi. Después de forzar a su mente a aprenderse el número de placas, subió hasta el apartamento a pedir ayuda a Menma, cada minuto solo rogaba para que las placas no se le olvidaran y rezaba porque su amigo estuviera bien...

~°~

Él empezó a jugar con los montoncitos de tierra que se encontraban por sus pies, destruyéndolos, volviéndolos a construir, intercalando el pie para patearlos, sabía que no era el mejor momento para ponerse a jugar con arena, pero ver a Hinata caminar a su alrededor solo le ponía los pelos de punta.

El taxi los había dejado en una clase de terreno baldío, no había mucho a los alrededores, árboles con pocas hojas encima, carros que, casi podría apostar, no funcionaban. Un edificio grande y viejo se cernía frente al plano valle café en donde estaban ellos, era esa clase de torre donde un director de películas quisiera grabar alguna escena de miedo, ventanas grandes, pasillos largos, telarañas por doquier.

El espacio que abarcaban ellos era como el típico lugar que rentan para alguna clase de feria de autos o cosas así, solo era un terreno grande, no sabía cuánto abarcaba y la verdad, no le interesaba ponerse en ese momento a contar las hectáreas; solo sabía que tenía miedo y que no había con que defenderse, solo arena y rocas pequeñas.

-Sasuke Uchiha –su nombre en la frívola voz de Hinata le hizo prestar atención de nuevo.- ¿Qué tienes tú, eh?

Se mantuvo callado. No entendía la pregunta.

EL FARSANTE -NARUSASU-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora