°• Rubegetta Month •°

DIA 10 •GATOS•

Rubius recibió el mensaje de Vegetta diciendole que había terminado directo. En ese momento se encontraba junto a Willy y Fargan colocando algunas minas en el pueblo, como la hermandad claramente. Al leer el mensaje aviso a sus hermanos oscuros de que tenía que irse ya.

-Chicos me tengo que ir- dijo Rubius.

-¿Tan pronto?- preguntó Fargan.

-Vegetta ha terminado directo así que irme será la única forma de que no venga el- respondió Rubius guardando sus cosas en su mochila.

-Entonces nos vemos otro día- añadió Willy.

-Nos vemos, ser oscuros- dijo Rubius antes de caminar hacia casa de Vegetta.

-Se oscuro- dijeron Willy y Fargan al unísono.

Rubius caminaba por las calles de Karmaland en dirección a la casa de su pareja. Cuando pasó por un callejón del que salía un ruido.

La curiosidad pudo con el por lo que se adentró en el callejón. Al entrar pudo ver que no había nada pero sí que se escuchaba algo.

Siguió buscando lo que fuera que hubiera ahí cuando detrás de un contenedor pudo ver una caja de cartón.

La caja estaba cerrada pero por lo visto eso era de donde provenía el ruido.
La sacó de detrás del contenedor y la abrió.

Se sorprendió al ver que dentro de la caja no habían ni más ni menos que tres gatitos.

Uno de ellos era de un color naranja y paracia que estaba protegiendo a los otros dos los cuales eran más pequeños.

Otro de ellos era negro y de tamaño era el mediano.

Por último había otro gato, era el más pequeño de los tres y era de color gris.

¿Que clase de desalmado habría traído a tres gatos tan pequeños a un callejon como ese?
Lo que más le molestó al rubio era el hecho de que en Karmaland había un veterinario donde podría haber dejado a los gatitos en vez de abandonarlos.

En su mochila no llevaba muchas cosas, solo unas minas y algo de dinero. Dejó las minas en el callejón puesto que podría fabricar más y dejó el dinero en su bolsillo.

Se puso la mochila delante y metió a los tres gatitos los cuales se quedaron bastante a gusto.

Dentro de la mochila, la cual era muy espaciosa y calentita, se volvieron a acurrucar los tres y Rubius empezó a caminar hacia la casa de Vegetta.

(...)

Al llegar a la isla flotante Vegetta le esperaba sentado en el salón.

-Vegetta- dijo Rubius llamando la atención de su pareja.

-Hola Rubius- saludó Vegetta- ¿Ocurre algo?

-Si- Rubius se sentó en el sofá junto a su pareja y dejó en la mesa su mochila de la cual el gato naranja sacó la cabeza.

Vegetta se sorprendió- ¿Un gato?

-En realidad son tres- dijo el rubio para acto seguido sacar a los tres mininos de la mochila.

Vegetta al verlos no le sorprendió puesto que a su pareja le gustaban demasiado los animales.

-Los encontré en un callejón, estaban pasando frío en una caja así que los traje.

El gatito gris se acurrucó en las piernas del pelinegro mientras que el naranja se colocó en las del rubio. El gatito negro por otro lado se puso en medio de ambos.

-¿Nos los podemos quedar?- preguntó Rubius sin dejar de acariciar al gato naranja.

-Supongo que si- dijo Vegetta mirando a los tres gatitos- pero tendremos que llevarlos mañana al veterinario para ver si están bien.

-¡Bien!- exclamó Rubius antes de juntar sus labios con los de su pareja.

Habían agrandado su familia con tres adorables gatos.