DIA 20 🌛REALEZA🌜

217 19 1
                                    

Rubén y Samuel eran los reyes de un pequeño pueblo llamado Karmaland.
Samuel De Luque era un príncipe hijo de los reyes de un pueblo, y Rubén Doblas era el hijo único de los reyes de otro reino cercano.

Ambos se habían conocido en la frontera entre ambos reinos y desde ese momento se habían hecho inseparables. Se veían todos los días en el mismo lugar y a los pocos meses acabaron saliendo juntos.

-¡Vege!- exclamó el rubio al llegar al lugar y ver a su pareja esperándole.

-Hola Doblas.

El mayor sujetó a el rubio de ojos verdes por la cintura mientras el menor subió sus brazos hacia su cuello y unieron sus labios en un largo beso.

-¿Estas listo?- preguntó el pelinegro.

Ese día, el menor iba a conocer a los padres de su pareja y viceversa.

La pareja caminó hacia el pueblo en el que el pelinegro vivía mientras ambos conversaban.

A los pocos minutos de camino llegaron al castillo alejado del pueblo en el que vivía Samuel.

Los guardias de la entrada les dejaron pasar al ver que se trataba del príncipe por lo que ambos ingresaron al palacio.

-Hola de nuevo Samuel- saludó su madre al ver a su hijo- ¿Quién es tu compañía?

-Hola mamá, te presento a Rubén, mi pareja.

La mujer sonrió para después acercarse al chico rubio.

-¿Eres el hijo de ***** y ***** Doblas?- preguntó la mujer.

-Si- respondió el más bajo.

-Es un placer conocerte por fin Rubén, cuando yo era joven estudiaba con tu madre- explicó la mujer pelinegra.

(...)

Rubén comió con la familia de su novio, los cuales eran muy agradables a decir verdad.

Después de la comida ambos se despidieron de los reyes del pueblo y caminaron hacia el pueblo en el que vivía Rubén.

Al llegar Samuel se presentó ante los padres de su pareja.

-Madre, padre, os presento a Samuel, mi novio.

Los padres del chico rubio sonrieron al ver que a su hijo sonriendo mientras tomaba la mano de Samuel.

Los cuatro se quedaron conversando en el salón hasta que se empezó a hacer tarde y el pelinegro tuvo que volver a su castillo.

(...)

Varios años después la pareja se encontraban en el castillo, hacia ya dos años que se habían convertido en los reyes de ambos pueblos, además de eso se casaron poco tiempo después y los dioses del pueblo les entregaron un niño el cual acababa de cumplir 5 meses.

-Samuel- gritó Rubén desde el piso de arriba para llamar a su pareja.

El mayor subió al piso en el que se encontraba su familia.

Vió a Ruben tratando de cambiar de ropa a su pequeño hijo el cual no dejaba de moverse.
Samuel no pudo evitar sonreír desde la puerta de ha habitación.

-¿Necesitas ayuda?- preguntó el pelinegro.

-Si por favor- dijo el rubio.

El más alto se acercó a su hijo el cual sonrió al ver a el pelinegro.

-Hola Brayan- saludó a su pequeño mientras esté soltaba una risita y dejaba de moverse.

Samuel pudo cambiarle la ropa a su hijo sin ningún problema para después cogerle en brazos.
Rubén les miraba sonriendo.

-Solo te hace caso a ti, no es justo- dijo el más bajo con un enojo fingido.

Samuel, después de dejar al bebé en su cuna, se acercó a su pareja tomándole de la cintura cuidadosamente, ambos se fundieron en un largo beso mientras Rubén pasaba sus brazos por el cuello del más alto.

Ambos estaban felices con su familia y amaban esos momentos aún que fueran la realeza.

°• Rubegetta Month •°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora