Molestia

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Cuando recibió la llamada de Izayoi y escuchó "disculpa si mi petición es una molestia, pero..." supo que realmente iba a ser una molestia para él. No obstante, también estaba completamente consciente que él era a la única persona a la que su madrastra podría recurrir en ese momento.

Eran las dos de la tarde y él tenía tiempo libre en ese momento, además de que no había hecho ningún plan con Kagome; escuchó a su madrastra decirle que su medio hermano había estado rumbo a la ciudad vecina cuando el autobús donde viajaba se quedó varado y no parecían tener oportunidad alguna de llegar pronto a su destino.

Por supuesto que podía negarse y su madrastra lo entendería a la perfección, pero también sabia qué, si estaba recurriendo a él, era porque tanto su medio hermano como ella ya había gastado todas sus posibles opciones. Así que aceptó con usual indiferencia. Pero Izayoi se lo agradeció como si realmente lo hubiera hecho con todo el ánimo del mundo.

Manejó hasta el lugar que le indicó su madrastra, ocasionalmente disfrutando el paisaje algo alejado de la ciudad de Shikon hasta que fue capaz de divisar a su hermano junto a un grupo pequeño de personas en una parada de autobuses en medio de una carretera: parecían cansados o fastidiados. Si fue fácil para él reconocerlo, lo mismo ocurrió con su medio hermano, quién sólo le dedicó una mirada antes de entrar al carro.

Estuvieron un minuto así, juntos sin hablarse todavía. A decir verdad, eran pocas las ocasiones en las que ambos pasaban tiempo juntos o viajaban en compañía y cuando lo hacían tanto Izayoi como Kagome estaban de intermediarias.

—¿A dónde te dirigías? —Le preguntó, tomando la iniciativa por primera vez. InuYasha pareció pensar si aquello era una buena o mala idea. Pero al final cedió y le dijo cuál era su plan inicial.

Él manejó hasta donde su medio hermano le indicó, siendo recibidos por un largo edificio. Antes de que InuYasha abriera la puerta y se bajara, le dijo que no era necesario que lo esperara para regresar, que buscaría un autobús para abordar; no deseaba causarle más molestia.

Estuvo a punto de tomarle la palabra cuando la imagen de Kagome volvió a su mente después de aquella cena, diciéndole que debería darle una oportunidad a su medio hermano, que no era tan molesto como él lo catalogaba. Que dudaba fueran los hermanos ejemplares, pero si podría llegar a estar a gusto en un mismo lugar.

Tal vez fue eso.

—No es molestia —le dijo, cuando InuYasha ya había puesto un pie fuera del auto—. Esperaré.

La respuesta desconcertó al menor, pero terminó asintiendo.

¿Aquello de verdad era una buena idea? Se preguntó al momento que recibía la llamada de Izayoi para saber cómo estaban. Después de informarle que esperaría al menor, escuchó la voz llena de felicidad de la mujer al otro lado de la línea: eso fue suficiente para evaluar su decisión.

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