Tentación

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Cuando abrió la puerta de su hogar, después de auxiliar a su madrastra al irla a recoger debido a que su padre tuvo una junta improvista, se topó con un escenario que no podría describir con palabras simples.

Parecía, sin duda, que un torbellino había pasado por aquella sala; si Kagome era una tormenta, el pequeño cachorro que habían adoptado, parecía realmente un torbellino en ciertos aspectos. Aunque Sesshōmaru sospechaba que esto no era siempre, sino en determinadas situaciones y solamente con ella.

Kagome se encontraba de espaldas a él, sin dirigirle la mirada, en realidad, parecía que ni siquiera se había dado cuenta que él había llegado. Por lo que supo, que algo estaba mal.

Se acercó con pasos ligeros, dándose cuenta que Yakō se encontraba comiendo con verdadera felicidad aquel filete que el peliplata estaba completamente seguro no era para él.

—Yakō —la voz de Kagome sonaba bastante baja, entre el enojo y la tristeza, siendo esta la que hubiera ganado.

—Kagome.

—Sessh —le habló, aparentando lo mejor que podía que se encontraba bien. No obstante, era demasiado notorio que algo había importunado en sus planes, dejándole aquel sentimiento que por más que luchaba por ocultar debajo de una sonrisa, él podía notar que algo no estaba bien.

—¿Qué sucedió? —Le preguntó finalmente, después de varios minutos en silencio dónde ella evitó su mirada.

—Era una sorpresa —finalmente le explicó—. Iba a cocinar algo para ambos, pero Yakō no aguantó la tentación y...

"Y se devoró la cena" hubiera agregado, sino hubiera sentido la barbilla de Sesshōmaru acomodarse sobre su cabeza, aprovechando el ser más alto que ella. Kagome deseó abrazarlo, pero se contuvo, sólo disfrutando del momento.

—Ordenemos algo —solucionó el peliplata.

Kagome estuvo a punto de decirle que no, que podía improvisar algo, pero lo vio buscar el número de su cafetería favorita en su celular y supo que aquella era su forma de consolarla por el desastre que Yakō le había causado.

Esta vez, sí lo abrazó.

—La próxima vez tendré una sorpresa para ti. —Le prometió.

Sesshōmaru asintió, sin agregar nada, todos los días eran una sorpresa a su lado.

OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora