Razón

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Sesshōmaru había vivido su adolescencia y parte de su adultez con su padre y madrastra, no obstante, su madre Irasue jamás se había quedado atrás en los aspectos más importantes de su vida. Siempre estando ahí, en las sombras y sólo saliendo cuando él la invitaba directamente, diciéndole que quería que estuviera ahí.

Por esas razones, había hecho a su madre participe de los momentos más importantes solamente y las personas que le presentaba eran bastante esporádicas, siendo Rin la primera a la que había llevado a casa de su madre. No fue algo planeado, la visita se hizo de forma inesperada, pero había terminado bien. Rin le agradaba a su madre aunque ésta lo disfrazó muy bien.

La segunda persona que le presentó fue Kagome meses antes de que le pidiera matrimonio, su madre los observó en silencio durante casi toda la visita hasta qué esta terminó, volteando a verlos con una expresión bastante indescifrable pero con aprobación. Y no hubo ningún otro comentario por aquella ocasión.

Ahora, a casi la temporada de otoño de terminar y darle paso al invierno, ambos estaban frente a frente, con una taza de café caliente frente a ellos. Sesshōmaru ya había terminado de hablar, siendo conciso con su progenitora: iba a casarse con Kagome.

Irasue se mantuvo neutral, bastante indiferente y ambos se observaron mutuamente, parecían un reflejo el uno del otro. Antes de que ella dijera algo, llevó aquella taza a sus labios y disfrutó del contenido antes de finalmente decir algo.

—¿Tienes razones válidas para esto?

Sesshōmaru siempre sabía que sus padres eran diferente, razón principal por la que su matrimonio había aguantado solamente siete años antes de que todo se desplomara ante sus infantiles ojos; su padre le había felicitado, porque siempre había estado cerca de Kagome y de él, observándolo actuar el uno con el otro y no tenía ninguna razón para dudar de su decisión.

No obstante, su madre se mantenía firme frente a él, evaluando su expresión con atención, queriendo descubrir algo o, tal vez, tratando de evitar que corriera el mismo destino que ella al presentar el divorcio con Inu No. Pero él no tenía nada que pensar, ni siquiera había un solo pensamiento negativo dentro de él, bastante seguro de la decisión que estaba tomando. Siempre que pensaba en su prometida, todo el panorama parecía más claro que nada; si Kagome era una tormenta, él era la calma. Logrando encontrar un punto donde ambos pudieran congeniar y resolver todo antes de un desastre.

Como lo habían hecho, hasta ese momento.

—La tengo. —Contestó e Irasue levantó una ceja, interrogante. Captando qué solamente tenía una y probablemente estaba preparando en su mente un argumento para persuadirlo.

—¿Sólo una?

Él asintió y antes de contestar, él tomó el último sorbo que quedaba en su taza, para después mirar los ojos ámbares, tan iguales a los propios. —La amo.

El desconcierto inicial, no pasó desapercibido en el rostro de su madre, quién se llevó rápidamente la taza nuevamente a sus labios, bebiendo todo el líquido con tranquilidad. Cuando volteó a mirarlo, le dedicó una esporádica sonrisa.

—Esperaré la invitación.

Después de eso, se despidieron hasta la próxima ocasión que sus agendas coincidieran. Y mientras manejaba recibió una llamada de Kagome, fue bastante corta a comparación de otras que le hacía, pero fue suficiente para volver a hacerlo sentir aquella calidez que sólo ella y su risa podían alojar dentro de él.

Claro que tenía razones para haberle pedido matrimonio. Pero la principal, por aquella que había decidido que no quería volver a verla partir después de una larga tarde juntos, era porque la amaba. Y tal vez, era la más válida dentro de todas las razones que podría encontrar o las que encontraba cada día a su lado.

|Fin|

Muchísimas gracias a las personas que han leído, votado, agregado a sus listas o recomendado esta serie de drabbles que se elaboraron con todo el cariño que existe en mí por este ship. ¡Muchas gracias por leer hasta el final! Espero haya sido por completo de su agrado y ojalá nos leamos pronto.

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