Rosal

96 19 0
                                    

Rin era, en palabras sencillas, su mejor amiga. La chica que había llegado a su vida para quedarse por más que intentara ahuyentarla, buscando ayudarle cuándo él claramente no lo quería, pero terminaba aceptándolo. Porque una de las grandes cualidades de Rin era que buscaba ayudar a todos sin distinción alguna.

Fue una tarde de octubre, mientras el cielo parecía odiarlos, impidiendo que los que no llevaban paraguas se arrepintieran de aquella decisión, que él le ofreció resguardo en su propio hogar. No vivía demasiado lejos de la facultad en ese entonces y sabía que Izayoi no rechazaría llevar a la chica hasta su hogar. Aquella tarde lluviosa, mientras parecía que el cielo iba a caerse, Rin sonreía con una felicidad genuina que parecía que atraería a la primavera en cualquier momento.

A partir de entonces, jamás se volvieron a alejar. Y había días, como aquel, cuando la tarde estaba algo fría, que ambos acordaban verse. En aquella ocasión, porque Rin le dijo que tenía algo que quería le llevara a Kagome.

Cuando lo recibió, después de abrazarlo con su alegría habitual, le mostró una maceta con un rosal; estaba perfectamente bien cuidado y Rin le dio instrucciones claras y precisas que sabía que él seguiría al pie de la letra.

Le dijo, después, que la mejor época para que lo plantaran en el pequeño jardín que tenían en su casa, era en el invierno. Que ella los visitaría para ayudarlos. Él asintió, porque sabía que empezar a acondicionar ese pequeño lugar, dándole un toque más de vida, era uno de los deseos de Kagome.

Y Rin, como la amiga incondicional que era, ayudaría a la chica a cumplir aquel deseo. Sabiendo que las sonrisas resplandecientes de la pelinegra, lograban hacer que los ojos fríos y gélidos como el propio hielo de su mejor amigo, se fueran derritiendo, sacando a la luz la dulzura que sólo permitía mostrar en situaciones específicas.

Pero si lo analizaba con detenimiento, mientras lo veía a él sostener el rosal; tal vez no había tanto hielo ya por derretir.

OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora