Kagome traía unas bolsas de mandado en sus manos cuando escuchó con perfección la voz de Rin en el pequeño jardín que había deseado acondicionar desde hace varios meses. Sesshōmaru le había dicho que la chica les iba a ayudar, pero habían pasado varios días desde aquella conversación, no obstante, Rin jamás mentía y ahora estaba ahí, ayudando a su prometido a plantar aquel regalo como si ambos fueran expertos.
Y tal vez sólo ella lo fuera, pero Sesshōmaru derrochaba seguridad a dónde quiera que iba y sin importar que actividad estaba haciendo. Ella jamás lo había visto nervioso y dudaba que eso fuera a suceder alguna vez.
—¡Bien! —Elogió ella de manera tan espontanea y familiar cuando el peliplata hizo todo tal y como ella se había indicado que Kagome no pudo evitar formular una sonrisa bastante pequeña que le ayudaba a contener la risa que había deseado soltar.
En el pasado, había sido aquella familiaridad con Sesshōmaru que tenía Rin y él lo que había hecho que tuviera un poco de envidia de la chica. Porque por aquellas fechas, ellos dos apenas estaban empezando su relación y ellos dos ya tenían más de dos años siendo amigos, conviviendo en muchos lugares y ocasiones. Recordaba qué, fue una tarde cuando se topó por casualidad con una escena que la hizo desear ser ella la que estuviera en aquel lugar.
Desde la ventana de una cafetería del centro comercial dónde se había separado brevemente de Sango, los observó a ambos. Rin parecía divertirse contándole algo y Sesshōmaru la miraba con atención y cuando ella le empezó a mostrar algo desde su celular y se terminó acercando más y más a él, Kagome pudo darse cuenta que él no estaba incómodo con su presencia. Que la disfrutaba. Y envidió a la chica durante varios meses.
Hasta que fue ella la que se dio cuenta y le aclaró la situación.
«Creo que te estás haciendo una idea equivocada» le dijo, con tranquilidad «por mucho que Sesshōmaru disfrute mi compañía, jamás te has detenido a ver cómo te mira. Como parece no querer dejarte ir. Protegerte siempre.»
Y había tenido razón.
Porque ella sentía lo mismo. Y lo seguía sintiendo, pensó, mientras veía la sortija de compromiso en su mano y sonreía.
—¡Kagome, llegaste junto a tiempo! —La recibió Rin, mientras Sesshōmaru limpiaba sus manos y la ayudaba con aquellas bolsas que no pensaban nada—. Mi hermano —a veces Rin llamaba de aquella forma al peliplata y él no parecía molestarse—, acaba de terminar con esta parte del jardín. ¡Danos tu aprobación!
Ella sonrió.
—Es perfecto. —Puntualizó, ganándose un grito de alegría y una sonrisa de parte de la chica a la que alguna vez le tuvo envidia, pero todo eso había quedado en el pasado, se dijo.
El futuro era brillante.
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Otoño
Fanfiction[AU/Serie de drabbles] Y mientras las hojas cambian de color, su lazo se fortalece entre días cortos y noches largas. *Los personajes de InuYasha pertenecen a Rumiko Takahashi, yo sólo los tomo prestados sin ánimo de lucro. *Esta historia también se...