Capítulo 25

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¡Sectumsempra!

     Los días siguientes no fueron muy placenteros. El director, mi padre y yo tuvimos que reunirnos un par de veces y poner a punto los preparativos.

     -Entonces está claro -dio por terminada la sesión el director-. Una vez Draco esté listo, me llevaré a Harry y a ti. Lo mejor será parar en la torre de Astronomía. Tu sueño es la clara evidencia que deberemos ir allí, Lily.

     -Yo me sigo negando -advirtió mi padre.

     -Ya no puedes -le quitó importancia el director-. Esta mañana he ido ha cambiar el testamento, no hay vuelta atrás. Los chicos están preparados para continuar lo que empezamos, está en su destino cambiar el rumbo de la guerra. Te acuerdas de donde he escondido la verdadera espada de Gryffindor, verdad? 

     -Si -contestó mi padre a desgana.

     Y después estaban nuestras excursiones al bosque con el director.

     -No quiero que pienses que te utilizo solamente como seguridad -me comentaba mientras veíamos como unas acromántulas pequeñas huían de nosotros-, pero creo que sería conveniente que vinieras conmigo para hablar con los centauros. Bueno si, y también por las acromántulas que se han vuelto revoltosas últimamente.

     En conclusión, el giratiempos era una maravilla para días como esos que Dumbledore me sacaba de la escuela para hacer algún recado. 

     -Se nos está acabado el tiempo -dijo Dumbledore mientras le borrábamos la memoria a un mortífago que acabábamos de interrogar-. ¿Podrías entrar tu en la mente de la mujer? -me preguntó señalando a mortífaga desmayada-. Yo iré a por el mapa que está arriba, seguramente esté rodead de trampas. Recuerda el hechizo que te enseñé la clase pasada.

     Pero incluso después de todo eso, nunca tuvimos inconvenientes ni me perdí demasiadas cosas del otro mundo en Hogwarts. 

    Bueno... Ron y Lavender rompieron la misma noche que Harry y yo hablábamos con Dumbledore, al igual que que Ginny y Dean. Pero me lo contaron después, por lo que no me perdí nada.

     -Es que me trata siempre como una niña pequeña -Ginny daba vueltas en la biblioteca mientras yo acababa mi redacción de Astronomía-. Es verdad que hacía tiempo que no iba bien la cosa, pero estoy harta. ¡Yo luché en el Departamento de Misterios, no él!

     -Muffiato -pensé mientras apuntaba a la mesa en la que me sentaba para no escuchar lo que estaba diciendo mientras acababa la tarea. 

     Había pasado dos horas de maravilloso silencio mientras la pelirroja seguía despotricando enfadada sobre lo mal que le iba en la vida. No se había dado cuenta de que no le estaba escuchando para nada, ¿en verdad hablaba tan poco que ni siquiera se daba cuenta de cosas así? Quité el hechizo para volver a oírla.

     -... por eso creo que voy a pedirle salir a Harry -dijo decidida desviando la mirada hacia mi.

     Espera ¿que? ¿Que tanto me había perdido?

     Si, unos días bastante sin sentido. La guerra nos estaba trastornando a todos.

     Por lo menos podía relajarme en las Clases. Admito que el verano se me había hecho provechoso. Convertir el vino a partir de vinagre en la Clase de Encantamientos era cosa de risa. La profesora McGonagall me había pedido que me quedara después de su clases: al principio pensaba que tenía algo que ver con la Orden del Fénix, pero solamente quería ver si era capaz de aparecer ciertos objetos. Me pasó un par de deberes extras y me aseguró que si era capaz de alcanzar el nivel necesario para conseguir lo que había en la hoja, estaría aprobada hasta séptimo.

Lilianne y el Príncipe MestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora