Bienvenido a mi mente
Después de que Dumbledore me atacara repentinamente y sin razón aparente, me sentí notoriamente mejor. Ya no estaba cansada, ni tenía la gran necesidad de enterrarme viva entre sábanas.
Levanté la mirada, me encontraba en el séptimo piso, delante de mi se encontraba Chris, y detrás de él, una puerta de roble que sabía demasiado bien que se trataba de la Sala de los Menesteres.
-Chris... -una voz susurrante se oyó tras de mi. Albus miraba con los ojos abiertos la figura de Chris sonriente.
Lo miré con el ceño fruncido, ¿qué estaba haciendo en mi cabeza? Era cierto que me encontraba en una de mis visiones, eso era comprobable por Chris ahí presente.
-¿Qué es esto? -preguntó Dumbledore, esta vez mirándome a mi- ¿Dónde estamos?
Me quedé unos segundos en silencio, nada tenía sentido. Primero me ataca sin motivo, y ahora al parecer él parecía ser el perdido. Me resigné a contestar, no podíamos hacer nada más aquí.
-Bienvenido a mi mente -le dije a Albus.
-¿Nos encontramos en un recuerdo? -preguntó posicionándose a mi lado.
-En una visión, más bien -rectifiqué mirando a Chris-. Estamos en un sueño profético, al parecer. Mis visiones se manifiestan mientras duermo.
Chris saludó con la mano y entusiasmo a Dumbledore e hizo señas para que lo siguiéramos. Mantuvimos el silenció mientras la puerta de la Sala de los Menesteres se abría sola y Chis se abalanzaba en la oscuridad.
Sin dudar, nosotros dos lo seguimos quedando rápidamente sin visión. La puerta tras nosotros había desaparecido, y en unos segundos nos quedamos completamente parados sin que nada pasara.
Sollozos reprimidos. Dolían. Escuchar aquellos gritos de rabia junto a sollozos dolían como nunca.
Desviamos la mirada hacía aquel llanto justo para observar a Draco. Estaba delante de un espejo apoyándose encima de un lavamanos, claramente en un lavabo de algún baño de Hogwarts.
Dejó su llanto dándose la vuelta aún con lágrimas en las mejillas pálidas y hundidas apuntándonos con la varita. Parecía enfermo, sufriendo en silencio y sin poder reprimir el llanto desgarrador que rompía almas. En su cara se reflejaba la impotencia.
-Potter -gruñó con rabia mirando tras nosotros.
Nos dimos la vuelta, y encontramos a Harry varita en alto. Los dos hechizos impactaron entre si, justo en donde estábamos nosotros, cegándonos.
-¡LILY! -escuchamos que gente gritaba desesperada mi nombre, pero no se veía nada, todo volvía a estar negro cuando pudimos abrir una vez más los ojos.
Sentí un gran dolor, pero era extraño. Sabía que mi cuerpo sufría y se retorcía, pero no lo notaba físicamente. Solamente era una advertencia que quedaría grabada en mi mente que algo malo iba a pasar. Alguien iba a recibir un dolor brutal en un futuro, y esperaba no ser yo.
Algo me agarró la mano, y aunque no podía ver ni mi propia nariz, reconocía a la perfección quien me guiaba. Era Leo.
Poco a poco, pude divisar el final del túnel oscuro en el cual nos encontrábamos, y cuando más nos acercábamos, más podía distinguir a Albus en la misma posición que yo, con su mano marchita siendo sujetada por el pequeño niño de diez años de rizos rubios y ojos azules. Lo miraba curioso, y al parecer no notaba dolor en su agarre.
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Lilianne y el Príncipe Mestizo
Fiksi PenggemarY es justamente este año, en el que todo el mundo sabe que el Rey ha vuelto y ha estallado la burbuja de felicidad que les envolvía. Supongo que deberé ayudar a que Harry no muera pero que la familia de Malfoy tampoco. ¿Se puede saber cua...