Capítulo 2

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Kim Taehyung

La lluvia resbala por la ventana de mi oficina mientras mi té de arándanos esparce el poco humo que le queda sobre mi escritorio.

La pila de papeles con solicitudes de trabajo y socios recientemente agregados me está observando desde hace ya media hora.

Son las nueve y media de la mañana, acabo de llegar al trabajo y esta gente solo está esperando a que revise sus formularios y los admita en un puesto de trabajo.

¿Y todo para qué? ¿Para darle felicidad a otra persona?

Pues que vayan con alguien más, no estoy de humor y estos papeles son demasiados para revisar.

Bueno, para ser franco, yo nunca estoy de humor. Nunca.

Nunca desde hace un mes.

En estos momentos no estoy pasando la mejor época setimental ¡Y se supone que soy un joven adulto en la flor de la vida!

Si la flor de la vida significa haberse quedado huérfano a los 23 años... ¡¿Que bien por mi, verdad?!

Nótese la ironía. Estoy tan exhausto que siento que podría desmayarme aquí mismo.

Ayer por la madruga desperté bañado en sudor (a pesar de ser la época del año en dónde hace más frío) había tenido una pesadilla en dónde soñaba que un completo extraño me atacaba mientras estaba en la ducha: me ahorcaba con la soga que tengo en casa para hacer ejercicio.

Cuando desperté con el corazón en la boca salí directo a la habitación de mis padres, solo para encontrarme que ellos no estaban.

La casa también estaba vacía y yo estaba cagado encima. Encendí todas las luces y no pegué un ojo hasta que el despertador sonó para mí rutina habitual.

No quiero volver a casa y tampoco quiero estar aquí. Debería conseguirme una cita con el psicólogo, pero no tengo tiempo, ahora tengo más gastos y tampoco deseo ir al psicólogo, porque sé que solo lo haría para matar el tiempo y sentirme menos solo...

Cuando estar solo es en realidad todo lo que quiero. Deseo que la gente deje de verme con esa cara cada vez que paso por los pasillos para buscar una lata de refresco de las máquinas expendedoras que tenemos aquí (que por cierto son una mierda).

Tomo un sorbo de mi té y me quemo la lengua por un momento. Cuando escucho unos golpes suaves en la puerta, hago de cuenta que estoy revisando las solicitudes.

— Adelante.

Acomodo las cosas y pongo lo sonrisa falsa habitual. La cual ya adopté hace un mes entero. Sin dudas mis padres no lo aprobarían.

Yo antes no era así.

Pero ese Taehyung murió el mismo día en el que mis padres tuvieron el accidente. Ese hijo tierno, dulce, sarcástico y considerado con los demás se fue directo al Otro Lado.

Junto con ellos.

—Buenos días, jefe — me saluda Soobin. Un empleado joven de mi misma edad, a quien le encanta teñirse el pelo de colores azules y rosados cada vez que se le presenta la oportunidad. Cada tres meses trae el cabello de un color distinto. Al parecer el pasado fin de semana se lo habrá cambiado, ahora lo trae negro y el flequillo le cae desmechado por la frente lo cual le da un aire de vitalidad impresionante.

—Buen día, como sea. — me quito los lentes y los dejo sobre el escritorio —¿Sucede algo?

Soobin me regala una sonrisa desde la puerta. ¿Que se trae entre manos?

Detesto las sonrisas.

—De hecho... Le tengo una sorpresa. Algunos miembros de la división C decidimos que sería buena idea que usted tenga alguien que le hiciera compañía.

—Agradezco la empatía, pero no lo necesito. Con todo respeto. — sigo sin sentirlo un carajo.

—Si bueno... No es negociable, Jefe. Quiero presentarle a su asistente personal, Jeon Jungkook. Viene aquí de una campaña de personas que se ofrecen a brindar ayuda a otras por una página web... Oh, no recuerdo bien el nombre, pero no tiene fines de lucro.

—Lo siento pero no necesito de una compañía...

—¡Buen día! — la voz armoniosa de un chico joven al entrar en mi despacho hace que deje de hablar.

¿Y este payaso vestido de arcoiris?

Un chico de una edad menor a la mía con una chaqueta rosa de peluche y unos pantalones celestes bastante ceñidos a sus piernas, está mirándome con un brillo participar en sus ojos.

Me levanto dispuesto a echarlo a él junto a Soobin, pero antes de que llegue a la puerta, este payaso multicolor se me abalanza encima para darme un abrazo.

—Quitate, no tienes permiso para hacer ésto. — le digo con notable irritabilidad. Soobin larga una carcajada y dice que nos dejara solos para que nos conozcamos mejor.

Que se vaya al carajo.

—Esto es un abrazote de oso y cura corazones rotos.  — dice el chico con ojos celestes rebosante de alegría. — hola, soy Jeon Jungkook, tengo dieciocho años, acabo de salir de la escuela secundaria y soy repartidor de pizzas a medio tiempo. Pero tengo tiempo completo en SweetHeart, la página por la cula tus empleados me pidieron ayuda. ¡Estoy aquí para hacer tu vida mejor! Estás en buenas manos, Kim Taehyung. 💖

Genial, ahora tendré que aguantar a un payaso.

No, si la vida no puede ir peor para mí.

Still on You. Taekook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora