Esta es la historia de un CEO joven en una empresa heredada por sus padres quienes fallecieron en un accidente de tren. Uno de los trabajadores de la empresa le trae un asistente de sorpresa para alegrarlo un poco y que Taehyung pudiera recuperar la...
Jungkook sabe manejar perfectamente una cámara de fotos y eso me agrada de sobremanera.
Todo en él me empieza a gustar más de la cuenta: sus ropas de colores, su puchero cuando se enoja o algo le sale mal. Cuando habla de los buenos momentos que pasó con ese tal YeonJun (no puedo evitar celarme), cuando toma su leche de plátano y si le falta hace berrinche. Su manera de ser tan optimista y brillante. Sus ojos azules, sus mejillas, la forma perfecta de su mandíbula, esas piernas musculosas que sé que esconde tras pantalones un poco holgados...
Él Simplemente. Todo él.
—¿Que tal me queda esto? — pregunta saliendo del baño y no puedo evitar quedarme con la boca abierta al verlo lucir la ropa que se compró ayer.
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No puedo dejar de observarlo. Todo le queda más que esplendido.
—Deberias vestirte así más seguido.
—Creo que sí. Hace lucir mis curvas ¿No? — Jungkook da una vuelta y me contengo de darle una suave y cariñosa palmada en el trasero..
—S-si... Muy buenas curvas.
Jungkook me hace ojitos tiernos.
— ¿Me estabas viendo la cola? Que puerco Kim.
Abro la boca para decir algo pero no puedo idear nada coherente.
Al verlo con esa carita de bebé tan preciosa solo quiero apretarle las mejillas y besar...
Un momento...
¿Besarlo?
¿Estaba pensando en besarlo?
¿En besarlo?
¡¿Yo?!
—¿Tae? Te quedaste tildado, eh.
—Jungkook... — doy un paso hacía él y lo llevo a rastras hasta que su espalda toca la pared con suavidad. Jungkook me mira con curiosidad cuando una de mis piernas va a parar directo entre las suyas. — ¿Si te pido algo vas a enojarte conmigo?
—Claro que no. Bueno... Si me pides que me tire de un puente claramente no lo haré.
Hago silencio por un segundo en lo que me tardo en mojarme los labios sin dejar de ver los suyos.
—¿Puedo besarte?
Jungkook abre los ojos como platos y luego me ofrece una sonrisita cómplice.
