Capítulo 3

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Luke

En el momento en el que nos presentamos en la puerta de la casa de Alex, una vez que el rubio salió adormilado para luego pasar a un estado totalmente confundido por nuestras pintas. Maeve y yo le explicamos brevemente nuestra situación, sin entrar en demasiados detalles, mientras que Alex asentía de manera comprensiva.

La razón por la cual decidimos no entrar en detalles es porque realmente no estábamos en condiciones de hacerlo, todavía teníamos mucha información que procesar, no quería imaginarme el embrollo que sería intentar explicárselo a Alex.

Cómo acto seguido, el rubio nos hizo adentrarse a su casa y nos permitió darnos una ducha, ya que no tuvimos tiempo de hacerlo por obvias razones, mientras que él se encargaba de hablar con su madre sobre nuestra situación.

Afortunadamente, la señora Grace no tuvo ningún problema con ello e incluso nos permitió quedarnos de manera indefinida hasta que podamos solucionar esto.

Maeve y yo aceptamos gustosamente quedarnos en el garage, para asi evitar algún incoveniente con el resto de la familia. Además de que era bastante espacioso, se trataba de nuestro lugar de ensayo y eso era más que suficiente para nosotros.

Dudo mucho que en este último tiempo vayamos a hacer otra cosa que no sea referido a la música. Sé que había cometido una locura al escapar de casa, pero tenía que defender mí sueño, y ahora tenía que hacer que todo esto valiera la pena.

El Orpehum ya no se trataba de un simple sueño lejano, del que sabes que quizás algún día podrías llegar a lograr, pero que probablemente no llegara a suceder.

Ahora se había convertido en nuestra meta.

—Tu madre es muy amable al dejar quedarnos aquí. Enserio, muchas gracias Alex. —hablo Maeve, una vez que llegamos al garage. Para luego sentarse en el sofá.

Notaba perfectamente la fragilidad en su voz, sabía que estaba conteniendo las ganas de llorar.

Mierda, no había persona que detestara llorar en frente de otros como lo hacía Maeve.

Sin dudarlo ni un segundo, me senté a su lado e hice el intento de darle mí mejor sonrisa. Aunque sabía que lo mío más que una sonrisa, era una mueca ya que ante tal intento logré que a Maeve riera por lo bajo.

No importaba que tan mal estuviéramos, jamás dejaríamos que el otro se hundiera.

—Descuida, era lo mínimo que podía hacer por ustedes. —le resto importancia.— Ahora lo mejor será que los dejé descansar. Mañana podremos hablar con más calma. Nos vemos chicos. —se despidió antes de abandonar el garage.

Ante la salida del rubio, un gran silencio se apoderó del lugar.

Maeve parecía pérdida en sus pensamientos.

Vaya uno saber que era lo que pasaba por su cabeza, porque podré ser su mejor amigo, pero no un adivino.

Maeve era un persona particular, a veces era súper abierta en cuanto a sus sentimientos, era fácil ver a través de ella. Pero de un momento a otro, se encerraba en si misma dejándote con un signo de interrogación.

Aunque no me quejaba, a mí me gustaba la particularidad de Maeve.

Pero en estos momentos lo que más quería era que hablara. No podía quitarme de la mente la imagen de Maeve en un estado tan vulnerable.

Sabía que de los dos, a ella le había tocado pasar la peor parte.

—Mae...

—Quien iba a pensar que nuestro lugar de ensayo también iba a ser nuestro hogar. —su voz sonaba apagada.

Siempre a tu lado || Luke PattersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora