¥Capitulo 28¥

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Maratón 5/5

Karol Sevilla, Argentina.

La sangre se apodera de la sala, el cuerpo de cande cae sobre el de Ruggero, los policías, la toman por la espalda, dejándome ver la bala en el cuerpo de mi hombre, corro a su lado desesperadamente, eso no puede estar pasando.

—Ruggero.—golpeó repetidamente su cara esperando a que se mueva.—Ruggero.—desesperada.—despierta no te puedes ir, no aún tenemos una vida juntos.—sigo trancando de hacer que abra los ojos, miro alrededor y nadie está haciendo nada.—Ayuda, llamen a una ambulacia.—grito desesperada, como chingados es que nadie se mueve.

—Lo mate.—se ríe.—Lo mate.—repite riéndose más fuerte.

Dejo a Ruggero un momento y corro hacia ella con toda la furia acumulada que tengo le tiro un puñete en el ojo.—Maldita pera.—me detienen los policías.—Ojalá te pudras en la cárcel.—le digo con todo el rencor que llevo dentro, mientras ella aún sigue riéndome.—no te basto con matar a mi hija, que ahora nos haces esto.

—Ojalá y se muera, te lo advertí Karol, si no es mío no será de nadie.—Es lo ultimo que dice, para desaparecer de la sala llevada por oficiales.

Vuelvo donde Ruggero, Eva está reteniendo la hemorragia de la herida, con un pañuelo.

—Karol, que aprietes la herida con toda la fuerza posible a la de tres.—Saca una jeringa que tiene en su bolso.

—Que es eso?—pregunto nerviosa, no voy a dejar que lo ponga cualquier estupidez en el cuerpo.

—Es heroina, su pulso está bajo, hasta que lleguen los paramédicos, no resistirá, si le pongo esto ahora, es posible que sobreviva.—Me explica rápidamente.—tres.—me ordena y presiono lo más fuerte posible, mientras Eva se encarga de injertarle todo el líquido.

Pongo mi oído en su pecho, su corazón late con más fuerza, funcionó, se abren las puertas del lugar, una camilla con paramédicos vienen para acá.

—¡PERMISO!, ¡PERMISO!.—gritan los paramédicos al ver como la gente está en el medio del camino.

Llegaron a donde estamos, tomaron a Ruggero y lo subieron a la camilla.—Su pulso está estable.—indicó una paramédica, corriendo hacia la salida del tribunal

—Le puse heroina antes de que llegaran, su ritmo cardiaco había bajado.—habla Eva siguiéndolos al igual que yo.

—Le pusieron ya la heroica.—le avisa a sus colegas.—hace cuando se la puso.

—Un minuto antes de que lleguen.—le digo yo.

—Tenemos veinte minutos para llegar a al hospital, Javier, avisa que nos dejen libre las calles.—dice subiéndolo a la ambulancia.—Solo una persona, puede venir conmigo.—nos dijo a las dos.

—Va ella es su novia.—dice Eva tratando de quitarse las machas de sangre de Ruggero.

—Suba señorita.—me despido de Eva rápido, mientras ella me avisa que nos va a seguir en el auto con Agustín.

—Ruggero, mi amor, resiste—tomó su mano con la mía poniéndola ala altura de su pecho, a él no le puede pasar nada, nos queda mucho por vivir, por favor, no te vallas tú tampoco.

Mis lagrimas siguen saliendo, y la desesperación crece, los minutos se hacen eternos.—Karol.—dice Ruggero reaccionado por primera vez, sus ojos an están cerrados, pero creo que esta consiste.

—Mi amor estoy aquí, tranquilo, solo resiste.—digo besando su mano la cual está entrelazada con la mía.

—Quien es Rafaela.—habla desganado.—porque me quiere llevar con ella.—sigue delirando.—No me dejes ir Karol.—es lo ultimo que dice.

Espérame ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora