52.Scott McCall

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Me encontraba en mi enorme casa esperando a mi hermana que había salido a algún lugar con su mate.

—Demonios, Ella— tensé mi mandíbula enfadada, mi hermana sólo tenía trece años y su mate tiene diecisiete —¿Qué rayos estás haciendo?— pregunté sin esperar respuesta, estaba mucho más que enfadada con esa pequeña niña que siempre hace lo que quiere sólo porque nuestros padres siempre están ocupados trabajando y no nos prestan atención.

—Keira, ¿a dónde vas?— preguntó con su voz confundido y luego el sonido de la puerta hizo que le dejara de prestar atención.

—Ya llegué— caminé hasta la puerta como alma que lleva al diablo y miré a mi pequeña hermanita con furia.

—¡¿En dónde diablos estabas, Ella?!— pregunté entre gritos hacia mí pequeña hermana que me miraba con cansancio.

—Sólo fui a una cita con mi mate, Keira. Deberías entenderlo— dijo encogiéndose de hombros y la fulminé con la mirada.

—Debes saber que estoy a cargo de ti cuando mamá y papá no están— me crucé de brazos soltando un largo suspiro para calmar mi furia.

—Keira, es mi mate...me gusta estar con él— rodé los ojos, mate, esa palabra que odiaba tanto —Tengo trece, soy mujer lobo y puedo cuidarme sola— resopló con calma y bufé.

—Confío en tu palabra, pero no confío en tu mate. Sabes que lo odio— le gruñí con mi lado lobuno a mi hermana, la pequeña rubia fue a la cocina y la seguí —Ella, tu mate es mucho mayor que tú y no permito que salgan solos de aquí.

—Jace me acompañó— dijo sin importancia y fruncí el ceño —No estábamos solos— no había necesidad de escuchar sus latidos ni olfatear el ambiente porque sabía perfectamente que mentía.

—Keira, ¿puedes acompañarme a la tienda?— escuché su voz y sus pasos cerca de nosotras, estaba bajando las escaleras y fue hacia la cocina para robar comida de mi refrigerador.

Estaba tarareando una canción notablemente feliz y emocionado por quién sabe qué, tomó una lata de soda junto a mucha comida en sus brazos, tenía queso, jamón, mayonesa, salsa de tomate, pan y por último, las sobras del tocino de esta mañana. Dejó todo en la barra de la cocina a un lado de mi hermana menor mientras que ella lo miraba con asombro y miedo, sabía que estaría en problemas.

—¿Por qué me miran así?— preguntó con algo de dificultad por un trozo de pan que se había llevado a su boca para comerlo.

Miré a mi hermana con una expresión neutral y ella tragó saliva nerviosa antes de fijar su mirada en el suelo.

—Jace, ¿hace cuánto estás aquí?— pregunté mirando a mi mejor amigo de brazos cruzados con una ligera sonrisa en mis labios.

—Desde que llegué...de trabajar— me contestó con un tono de pregunta y confuso, pero eso no evitó que se preparara el gran sándwich.

—Oh, ¿en serio?— pregunté algo sarcástica y el chico me seguía mirando raro —Creí que estabas con mi hermana y su mate cuando se fueron hace unas largas horas— dije llevando mi mano a mi mentón como si estuviera pensando y analizando todo.

—¿Qué?— dejó el sándwich a un lado para mirarme —Estuve toda la noche contigo viendo Luna de Sangre— tomó el sándwich entre sus manos y le dio una gran mordisco.

Luna de Sangre, una serie de la televisión que se basa en los hombres lobo de esas tontas historias, y digo tontas historias porque eso no se compara con la realidad. Era una serie muy interesante la verdad y lo mejor de todo eran las fantásticas criaturas que aparecían y nos enseñaban algo nuevo del mundo que no conocíamos con totalidad.

One-shots•Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora