19. Jackson Whittemore

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(2da parte del O.S 15)

No recuerdo nada luego de esa noche. Recuerdo que al día siguiente un chico de unos veinte años (tal vez) me dijo que ya no era humana, que ahora era un beta. Desde ese entonces me volví más segura de mí misma. Oh se me olvidaba, ese chico me enseñó todo respecto a ser mujer lobo ahora, como ya dije soy su beta y somos una manada, la manada Hernández.

Mi padre y yo nos fuimos de viaje por unas largas semanas para ver a mi tía y a mi prima, quien cambió mi look y guardarropa porque la ropa que tenía en mi armario era de hace cinco temporadas atrás, según ella. En fin, ella me cambió completamente, tanto personal como físico, mi cabello ya no era totalmente negro, la mitad de abajo era de color turquesa y me hice un industrial...todo porque a mi prima le encantaban y creía que se me verían bien.

Cuando ya era tiempo de irnos, mi tía y mi prima me enseñaron unos consejos de moda y me dieron mucha ropa, demasiado para mi pequeño armario.

Ahora me encontraba en la escuela luego de mi largo viaje y el día era normal para mí. Mi popularidad había muerto desde que dejé a Jackson, el capitán del equipo de natación y el más deseado por cualquier chica. Mis amigos al verme me mantuvieron informada de todo lo que pasaba en la preparatoria...¿les dije que ya llevaba una semana yendo a la escuela?...bueno ya se los dije y han pasado muchas cosas en esta semana que no se imaginan.

—Delfi, te estaba buscando— me giré hacia el castaño y le sonreí en forma de saludo.

—Hola, Stiles, ¿qué sucede?— cerré mi casillero y el castaño me miró de arriba hacia abajo con una mirada confusa.

—¿Qué llevas puesto?— preguntó y solté una risa.

—Mi prima quiso hacerme algunos cambios y los acepté, ¿me veo mal?— pregunté moviendo mi cabello y dando una vuelta, miré al castaño que me miraba embobado y eso confirmó todo.

—Te ves...bien— me acerqué a él con la misma sonrisa y reaccionó —Isaac lleva horas buscándote y está histérico.

—No puede ser— reí levemente —Llévame con él— le extendí mi mano para que me llevara hacia el rubio y él entendió mi señal.

—Claro— tomó mi mano y me arrastró al vestidor de los chicos, mientras hablábamos de cosas triviales en el camino.

—Ya era hora, Clark— fruncí el ceño confundida —Voy a ser directo, ¿dónde está mi camiseta?— preguntó un poco desesperado e hice una expresión pensativa.

—¿Cuál de todas las que te robe?— pregunté sonriendo y el rubio me devolvió la sonrisa negando, adoraba su aroma y como soy mujer loba aún más.

—La de lacrosse. Creo que te la quedaste cuando fui a tu casa— me guiñó el ojo y asentí con una sonrisa.

—Está en mi casillero, pero tendrás que venir conmigo— tomé su mano para llevarlo fuera de los vestidores y lo llevé hasta mi casillero, los pasillos estaban vacíos tal y como lo había pensado.

—¿Podrías apresurarte? Tengo práctica en quince minutos— el rubio seguía sonriendo y lo miré con una sonrisa inocente —No está en tu casillero, ¿cierto?

—No— dije y rodeé su cuello con mis brazos y me acerqué a su oreja pegando mis labios seductoramente —Si tanto la quieres...quítamela, Lahey— me alejé de su oreja con una sonrisa coqueta y el rubio mordía su labio inferior.

—No puedo creer que caiga en tu juego— rodó los ojos y pegó mi cuerpo bruscamente a los casilleros, el rubio se acercó a mi rostro y rozó nuestros labios —No te dejaré ir nunca, Delfina— sus ojos se volvieron de un amarillo brillante y sacó sus colmillos para morder ligeramente mi labio inferior y solté un gruñido, un gruñido de mi loba interior.

One-shots•Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora