•♂️| Capítulo 7

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✎ 7. Mala decisión

Valentín iba en su auto cuando de repente sonó su celular.

—Sí Mateo, ya estoy en camino por si te lo preguntas.

—Bueno llamaba justamente para eso, te espero.

Mateo era su amigo y lo apreciaba mucho, pero a veces podía ser muy intenso; sobre todo para conducirlo a los excesos.

Como tendría que trabajar después de la fiesta, optó por ponerse unos jeans y una camisa azul oscura manga larga.
Quizás no era la ropa más apropiada, pero le gustaba mantener su identidad de psicólogo por más que supiera que era en vano, porque cuando empezaba a beber, se le olvidaba hasta el nombre.

Mantendré la compostura, no me dejaré influir por mi entorno.

⟣ ࿊⟢

«¡Valen! ¡Valen! ¡Valen!», gritaban todos a su alrededor.

En la mesa del comedor había una línea de polvo blanco. Valentín se había tomado algunos tragos, porque al final Mateo había terminado convenciéndolo. Ni siquiera sintió el alcohol hasta después de unos minutos, cuando empezó la verdadera locura.

Mateo había traído un sobre y todos se habían puesto eufóricos de tan solo mirarlo. Primero un pequeño grupo de tres personas iniciaron a inhalar, luego se sumaron más, y él, sin siquiera preverlo, fue arrastrado por Mateo entre el tumulto y los gritos.

Al final terminó en el medio del círculo, con un montón de gente gritando su nombre para que se drogara.

—Dale boludo huele, sos un gallina. —Escuchó decir a alguien entre el grupo.

—No tenes huevos-dijo Mateo—. A ver, háganle otra bulla para ver si se atreve.

Las personas dieron palmadas, y empezaron a gritar en coro: «Que se drogue, que se drogue, que se drogue».

Si hubiese estado en su sano juicio, se hubiese marchado, pero al parecer los tragos habían hecho su efecto. La poca capacidad de raciocinio que le quedaba fue aplastada por la presión social.

Miró el polvo blanco. La realidad que percibía era un poco difusa, y en su confusión recordó la última vez que había inhalado cocaína; sin dudas la experiencia fue buena. Se sintió tan pleno aquella vez, que quiso repetirla de nuevo.

Con lentitud bajó la cabeza y empezó a inhalar despacio, disfrutando del olor, de la sensación, hasta que terminó la línea.

Todos aplaudieron, incluido Mateo que lo miraba con una sonrisa triunfante.

El efecto no tardó mucho en iniciar. Ya se sentía con más energía. Ahora nada importaba, solo quería bailar y disfrutar.

Su celular emitió un sonido de molestia. Lo sacó y miró la pantalla.
Consulta 5:20 p.m-Alarma
Se recordó que debía trabajar, así que solo salió del lugar sin explicaciones.

Cuando estuvo por entrar en su auto, Mateo apareció.

—Eu Valen, ¿A dónde vas?

—Tengo consulta wacho, debo rime —dijo con una sonrisa maníaca—. ¡Pero cuando haya otra fiesta tenes que llamarme!

Su ánimo estaba por las altas nubes, y sus ojos estaban enrojeciéndose. Estaba tan extasiado que le hubiese dado un gran abrazo a su amigo.

—No podés irte así, ¿cómo vas a dar consulta drogado?

Valentín largó una carcajada. Se subió al auto y bajó el cristal de la ventana.

—Lo drogado no me saca lo preciso.

—Bueno, pero ten cuidado —dijo Mateo no tan convencido.

—Claro, adiós.

Partió rumbo a la clínica. Se sentía tan alegre y energizado que las casas que veía en el trayecto del camino las veía como si fueran nuevas; más lúcidas y brillantes.

Como tenía ánimos, aprovechó y puso música. Empezó a cantar a todo pulmón. No había problemas ni lamentos. Su mente estaba en un limbo en el que no existían cuestionamientos, ni incertidumbres. Todo era paz y gozo. Paz y gozo. Paz y gozo.

—¡Ando sin miedo...o pierdo o me muero!—Cantaba.

Ya estaba pensando en la sonrisa que le daría a su primer paciente. Si era Micaela, de seguro hasta la abrazaba de la emoción y le curaba la depresión con un toque. Si era el señor Carlos, seguro lo invitaría a beberse unas cervezas y las crisis existenciales se le sanarían al instante. Incluso era mejor si compraba un kilo de cocaína y la repartía entre sus pacientes para solucionarles los problemas.

Bajó la ventana y asomó la cabeza.

—¡Droga para todos! —gritó—. ¡Dróguense perros, dróguense!

Ya estaba llegando a la clínica. Seguro era un poco tarde pues vio el auto rojo de Agustina parqueado fuera; de él salían ambas hermanas.

Por un momento sintió vergüenza de haber gritado a sólo unas cuantas esquina de la clínica, pero se le pasó tan rápido como un rayo.

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¡Holis!

Esto se va a poner foerte, sí sí, FOERTE.

¿Creen que Valen podrá dar consulta en su estado de drogadicción?

Dejen su lindo voto si así lo desean. 💓💘

Comenten una manita arriba si tienen dudas sobre lo que pasará en el próximo cap ;)

Pdt: Gracias por su apoyo maravillosas criaturas del universo.

¡Nos leemos pronto!

Androfobia-WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora