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✎ 1.¿Reencontrarnos de nuevo?
Esa noche aquel mensaje había dejado a Valentín sorprendido. Ni siquiera había tenido el coraje de dar una respuesta, porque sencillamente no la había. Unas cuantas palabras no iban a cambiar el calvario de un año.Como siempre, cuando las emociones eran fuertes, y la resistencia escasa, decidió irse a la discoteca a tomarse unos tragos para olvidarse hasta de si mismo.
No se animó a bailar, solo quería tomar.
Se quedó cerca de la barra de bebidas observando como las cambiantes luces de colores alumbraban la pista, y la gente bailaba al compás de la música.
Estaba embelesado mirando el tumulto de gente, hasta que de repente observó un rostro conocido.
Avanzó tan solo dos pasos para enfocar la mirada. La chica también lo miró, y entonces sintió como si todo se hubiese paralizado.
Ella bailaba libremente con otro chico, y en cuanto lo miró empezó a acercarse. Tenía una cerveza en la mano, y su pelo ahora era corto y despelucado.
Caminaba tambaleante por los efectos del alcohol. Ya no era más la chica delgada y dócil, ahora estaba más corpulenta.
—Valentín… ¿vos acá? —dijo Amanda arrastrando las palabras.
Valentín analizó con rapidez la situación, era obvio que estaba ebria. Quería hablar con ella y encontrar respuestas a sus preguntas.
—Sí, así es. ¿Te parece si vamos arriba a charlar?
—Sí—sonrió—, porque no.
La encaminó hasta un balcón que quedaba arriba del local, y ambos se aferraron a las barandillas. Hacía un poco de frío.
—Cuanto tiempo sin verte… —dijo Valentín mirándola.
—Sí, bastante —dijo dando un sorbo a su cerveza.
—¿Por qué nunca me llamaste, al menos para saber si estabas bien?
Amanda sonrió mirando al frente. La vista desde allí era hermosa. Miles de luces la embellecían.
—Porque no podía acercarme a vos —respondió—. Lo mejor era irme y no volver a verte.
—¿Pero por qué no querías verme? —dijo Valentín. La confusión en su rostro se hacía presente.
Amanda volvió a sonreír. Él sabía que en ese estado era más probable que ella le dijera la verdad de las cosas.
—Porque me enamoré de vos, me enamoré como una estúpida. Nunca fue solo una atracción.
Él se mantuvo en silencio, no tenía palabras. Prefirió que ella siguiera sacando a flote todo lo que se había guardado por tanto tiempo.
—Cada hombre que miraba solo me recordaba a vos, solo me recordaba ese beso —sonrió mientras daba otro sorbo a su cerveza—. He estado con muchos pibes. Ojos azules, verdes, grises…Pelo negro, rubio, rojo. Piel blanca, india, morena. Y con todos he tratado de olvidarte.
Valentín la miraba y la escuchaba atentamente. Ella en cambio miraba al frente y de vez en cuando sonreía por su embriaguez.
—Sabes…he encontrado pibes con tus mismos rasgos. Ojos azules, piel blanca, pelo castaño. Pero ninguno sos vos, y fui una pelotuda por buscarte donde no estabas, y donde nunca estaras.
—Y qué hay de eso —dijo Valentín señalando su cerveza—. ¿También me buscas en las birras, en las drogas, en los porros?
—Esto —alzó la cerveza—. Esto solo sirve para aliviarme. Desde todo este tiempo no has salido de mi cabeza. A veces no te soporto y necesito algo para que salgas por un rato.
Valentín sintió una punzada de culpa. Algunos sentimientos le revoloteaban en el estómago, nunca debió dejar pasar ese día en donde ella le confesó que gustaba de él. Lo dejó a la intemperie, y ahora ese detalle había creado un monstruo, pero necesitaba seguir indagando. Necesitaba saber si lo que ella sentía era solo una obsesión, o una idealización, que era bastante común. No podía dejar de analizar las cosas desde un punto psicológico.
—¿Y qué es lo que te gusta de mí? —dijo Valentín.
Ella lo miró de arriba abajo, y luego bebió otro trago de su cerveza. Él pensó que a ese ritmo ella terminaría desmayándose allí mismo.
—Me gusta todo de vos. Me gusta tu sonrisa amigable. La intensidad con la que tus ojos miran. El empeño que ponés en tu trabajo, tu tono de voz. La manera en la que besas…
Valentín sonrió y fijó su vista en el vacío.
—Solo conoces una cara de la moneda. Si supieras lo egoísta que soy por momentos no pensarías eso. Me fustro por todo. Cuando me enojo son pocos los que me toleran.
Ella largó una carcajada y lo miró. Él le devolvió la mirada con una leve sonrisa.
—Valentín, yo…bebería tu sudor, comería tu vómito, lamería tu axila, me bañaría en tu semen, y aun así serías hermoso a mi vista. Aún haciendo todo eso, no dejaría de quererte.
Fuerte confesión, pensó.
Tuvo esa sensación de cuando uno espera que alguien reaccione de una manera, y reacciona de otra completamente diferente. Sin dudas, Amanda ya no era la chica tímida e insegura que había conocido un año atrás, ahora era todo lo contrario, o talvez solo estaba bajo el efecto del alcohol.
—Podés probarlo ahora mismo —dijo Valentín—. Apesto al alcohol, debo tener un aliento de la puta madre, así que podrías oler mi aliento y seguro cambiarás de idea.
Amanda lo miró. Se tomó el último sorbo de su cerveza y la lanzó a un lado.
—Abrí la boca.
Valentín abrió los labios. Ella se acercó e introdujo una parte de su nariz. Inhaló profundamente y luego se separó.
—Podría vivir en tu boca Valentín. Podría permanecer allí, aunque vos duraras un año sin cepillarte.
Su capacidad analítica se vió amenazada. No sabía si ella hablaba por el alcohol, o lo que decía era enserio, pero no pudo seguir pensando porque escuchó que alguien abría la puerta de golpe.
Se giró y divisó a una mujer de pelo castaño enrollado en un moño. Llevaba chaqueta y jeans. Su mirada estaba cargada de furia. Primero miró a Amanda y luego a él.
La mujer caminó a paso rápido y tomó a Amanda de un brazo. Luego volvió a mirarlo.
—Gracias Doctor Oliva —dijo sarcástica—, sin verla le has vuelto la vida una mierda, y ahora que la encontrás, terminás de cagarla.
—Agus…Agustina solo charlábamos —dijo Amanda.
—Vos calláte.
Agustina caminó con Amanda hasta la puerta, y él la siguió.
—Oye…oye Agustina, es cierto —dijo Valentín—. Nosotros solo charla…
Leve pero abrupta, fue la bofetada que recibió Valentín de parte de Agustina. Ella estaba roja y su respiración estaba agitada.
—Silencio Valentín, no quiero que te le acerqués.
Con esas palabras cerró la puerta de golpe y se fue.
Él se quedó parado sintiendo como la mejilla le dolía. Se la sobó ligeramente y trató de asimilar las cosas. Amanda no le había creado un problema, Amanda era el maldito problema.
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⸙͎
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❱⌲ ˚‧⁺.*˚✧ ೃ˚✧⸙͎ ❬Holaaaa
Esto estuvo bien pinche romántico...bueno quizás no uwu
Díganme cielitos les gustó?
Espero que sí
Sí lo desean dejen su hermoso voto.
¡Cuídense!
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Androfobia-Wos
Fanfic"Amanda no le había creado un problema, Amanda era el maldito problema" 📍 Sinopsis Valentín Oliva es psicólogo. Amanda flores es transferida a su consulta de manera parcial. El objetivo es enfrentarla a su mayor temor y curarla por compl...