-Sería divertido que cada uno contara historias diferentes de como nos conocimos.- propuso Oikawa, acurrucado en Iwa.
-Sí, y alguna que otra de cuando estamos en pareja que sean divertidas.
-No estaría mal.- apoyó Kenma, dejando por primera vez en toda la noche su consola de lado.- ¿Quién empieza?
-oh, ¡yo, yo!- Bokuto levantó frenético la mano. Akaashi negó con la cabeza con una sonrisa en la cara. Sabía perfectamente la historia que iba a contar, o al menos eso pensaba, y sinceramente, de todas las cosas que han pasado juntos, esa es su favorita.
Hace dos años, aproximadamente.
-Koutarou, cariño.- mi madre me gritó desde el piso inferior.- llevate el paraguas que parece que va a llover, y no quiero que me vuelvas a llenar el suelo dela casa de agua como la otra vez, que lo limpiarás tú.- suspiré. Esa mujer nunca me dejaba divertirme.
-Ya lo sé, mamá. Descuida.- corrí escaleras abajo, tomé la tostada que me había preparado yo solito, me puse como pude los zapatos y salí corriendo hacia la preparatoria.
Llegaba tardísimo, y la clase de hoy era matemáticas con mi mejor amigo. No quería que me echaran de esa clase, era una de las pocas en las que podía compartir mi libro con él.
Al llegar a la clase, habían dos cosas que me hicieron retroceder; una era que me había dejado el paraguas en casa, y en consecuencia tendría que fregar el suelo cuando vuelva. Me llevé las manos a la cabeza, ¿cómo puedo ser tan despistado? De verdad, si no fuera por Akaashi, siempre me olvidaría las cosas en cualquier parte. Él siempre se preocupa mucho por mí, es como un angelito caído del cielo.
Y la segunda cosa que me hizo retroceder era que un maldito chulo de tres cuartos me había robado el sitio y estaba intentando coquetear con MI angelito, ¡y lo peor de todo era que él no se quejaba!
Con la poca dignidad que me quedaba, me dirigí a ellos. El azabache me notó apenas puse un pie en el aula, y sentí como mi corazón se me derretía al tener esos ojos tan azules clavados en mí, y con todos mis esfuerzos traté de ignorarlo.
-¡Eh!- pude sentir la mirada siempre neutra de mi armador fijada en mí, y eso me dio más confianza, bueno, al menos hasta que el robacrushes se dignó a subir la vista para prestarme atención.
-¿Qué quieres?- no iba a dejar que ese tiarrón me intimidara. Por favor, soy el as del equipo. Un poquito de respeto.
-Que estás en mi sitio.- me crucé de brazos, esperando a que se levantara y me pidiera disculpas, o al menos que se busque otro lugar.
-¿En serio? ¿Y dónde está tu nombre?- Sonreí, sabía que me iba a preguntar algo así, y me había preparado para esto desde principio de curso.
Inhalé profundamente y con orgullo, señalé mi nombre completo con una caligrafía perfecta escrita en uno de los bordes de la mesa.
-Oh, disculpame. Para la próxima ya lo sé.
-Muy bien.- me quedé ahí, esperando a que dejara libre a mi angelito y así poder ponerle al día sobre el sueño súper raro que había tenido hoy, pero en vez de eso, me giró la cara y volvió a intentar entablar una conversación con Akaashi sobre lo aburrida que era su vida.
Carraspeé y toqué dos veces su hombro.
-¿Qué pasa tío? Déjame en paz, estoy tratando de ligar.- vale, que se atreviera a decirlo en voz alta hacía que me cayera peor ese tío.
-Oh, lo siento, ¿te estoy estropeando tu caza?- apoyé mi palma en la mesa con algo más de fuerza de la que quería y apoyé todo mi peso en ella.- lo siento pero este chico está pillado.
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Dulce Navidad
RomanceBokuto, Akaashi, Kuroo, Kenma, Iwa y Oikawa se juntan en la casa de éste último para pasar la Navidad, charrando de sus cosas y recondando buenos -y no tan buenos- recuerdos. Cada día de diciembre hasta el 24 subiré una one-shot de alguno de sus rec...