-Kuroo.- canturreó Bokuto.- ya he vuelto, puedes empezar la historia.- se sentó feliz al lado de su novio.
-Menos mal, ya iba a organizar tu búsqueda.- Oikawa rodó los ojos. Mal hábito de Iwa.
Se rieron.
Hace 3 años, aproximadamente.
Bostecé. La verdad era que aquella noche había dormido poco y mal, y para colmo me tuve que despertar temprano. Muy temprano, a eso de las seis menos cuarto de la madrugada, pero no me podía quejar, porque era el capitán, y siempre tenía que llegar el primero para controlar que nadie se quedara atrás.
Ese día teníamos que coger el autobús que el entrenador nos había alquilado para ir a un pueblo de Tokio para jugar un partido amistoso, y como el pabellón que tienen ahí es compartido y juegan muchos más deportes y muchos más equipos, tuvimos que madrugar, aunque si me preguntas a mí, es un poco tontería, porque podríamos haber utilizado el nuestro.
El primero en llegar fue Lev, muy entusiasmado, porque era uno de sus primeros partidos, y aunque Kenma y él no se terminaban de complementar, estaba mejorando mucho. Después, llegaron Yaku, Yamamoto e Inuoka, respectivamente, cada uno más dormido que el anterior. Luego llegó Kenma, con la consola en la mano, y sin levantar la mirada de la pantalla, se posicionó a mi lado, y para las siete ya estábamos todos los del equipo.
El entrenador Naoi dio una palmada para llamar nuestra atención y nos indicó con la mano que nos acercáramos.
-Buenos días, equipo. Me alegra ver que esta vez habéis sido todos puntuales.- sonrió.- como es un amistoso no necesitáis la identificación, aunque eso ya deberíais saberlo.- todos asentimos con la cabeza.
-El equipo contra los que nos enfrentamos hoy es un hueso duro de roer, así que quiero que estéis al cien por cien, no me vale que os relajéis.- intervino el entrenador Nekomata.- ¿os acordáis de la estrategia?- volvimos a asentir.- bien, pues ya podéis subir al autobús.
Los primeros en subir fuimos Kenma y yo, y nos pusimos en el medio tirando hacia atrás. Él se sentó al lado de la ventana y reanudó el juego, mientras que yo me giré para intentar entablar una conversación con Lev, que se sentó detrás, con Yaku.
-¿Estás nervioso?- me miró ofendido.
-¿Yo? ¡Qué va! ¡Tengo ganas de meterles mil remates!
-Para eso tendrás que darle a la pelota bien.- dijo Kenma, con un tono de voz aburrido. Me sentí orgullosa porque Kenma aprendió el don de la picardía, y no le podía culpar, porque aún con todos los entrenamientos juntos, no había podido hacer que Lev golpeara un remate en condiciones.
-¡No seas cruel! ¡La otra vez casi lo conseguimos!- mi mejor amigo rodó los ojos. No me parecía que le cayera mal, pero creo que tenía una espinita clavada por no saber como colocársela.
-Bueno, es igual. Tú en el partido da lo mejor de tí, ¿vale?- le guiñé un ojo, solo para darme el gusto de escuchar a Kenma bufar con disimulo y ver a Yaku rodar los ojos.
Puede que casi nadie lo supiera, pero mi gayradar me dejaba bien claro que al líbero de nuestro equipo le iban los tíos, en específico los altos, medio rusos, con ojos verdes y con el pelo de color claro.
Sinceramente lo disimulaba bastante mal, cualquiera que se fijara un poco se daría cuenta.
-Hey, Kenma.- emitió un sonidito para indicarme que meescuchaba.- ¿tú crees que a Yaku le gusta Lev?- susurré. Me satisfació ver como ponía en pausa su partida para concentrarse en mí.
-Puede ser.- me miró a los ojos, y tuve que luchar para no perderme en ellos, o inclinarme para besarlo, lo cual estaría totalmente fuera de lugar, puesto que era mi mejor amigo.- ¿Por qué lo preguntas?
-¿No has notado nada raro entre ellos dos últimamente?- se giró disimuladamente, justo en el momento en que Lev intentaba llamar la atención del más bajito dándole golpecitos en el brazo. El otro tuvo que dejar su conversación con Yamamoto a medias para gritarle al medio ruso que le dejara tener un conversación civilizada con alguien que no fuera él.
-¡Pero es que sino me aburro!- se excusó pobremente.
-Tal vez a Lev le guste Yaku.- me sorprendió que llegara a esa conclusión tan rápido, yo llevaba una semana intentando descifrar lo mismo, pero no me acababa de quedar claro, porque con nuestro líbero era insistente, pero no era el único puesto que a Kenma no le dejaba tranquilo.
Mi gatito me miró durante unos instantes, lo cual fue un poco extraño y me puso un poco nervioso, aunque después volvió a pegar los ojos a la dichosa pantallita.
-Lev puede llegar a ser muy... intenso, pero nunca utiliza el contacto físico. Yaku siempre es la excepción. Si te fijas, a veces son sus manos, pequeños golpes en el brazo, patadas o rodilla con rodilla, fíjate como están ahora.- le hice caso y tenía razón. Rodilla con rodilla, y daba igual que alguno de los dos la moviera un poquito por un bache o alguna curva, se buscaban mutuamente.
-¿Y no puede ser que sea porque es con el que mejor se lleva?- tenía que descartar opciones. Negó con la cabeza y volvió a mirarme a los ojos.
-Los amigos no se miran así.- no tuve más opción que perderme en su mirada, y no sé cuando pasé a fijarme en sus labios, sin embargo, sé que cuando me retracté él no me estaba mirando a los ojos, sino un poco más abajo.
Noté como mis músculos se tensaban levemente, y antes de que pudiera hacer alguna tontería, saqué el móvil con la excusa de que me había vibrado.
Una parte de mí se arrepintió por no haberme lanzado, mientras que la otra estaba agradecida con Iwaizumi por responderme a un mensaje que le envié la tarde anterior.
Kenma gruñó justo en el momento que el narrador del juego indicaba la partida perdida. Sonreí y volví a dirigirme a él.
-¿Nivel difícil?- asintió.- ¿Puedo probar?- no dijo nada y me pasó el juego.
La última vez que lo jugué, hacía dos días, iba por un nivel muy inferior, y mi gatito tenía cosas nuevas que yo no sabía cómo manejar, así que la primera partida me lo tomé con calma, tocando todos los botones para aprender el juego, y en la segunda partida me puse serio.
La verdad era que estaba complicado, lo cual no era de extrañar, pues si Kenma tenía dificultades en pasárselo sería por algo, pero a testarudo no me gana nadie, y aunque me costó cuatro partidas, conseguí derrotarlo.
Cuando le devolví la consola ambos teníamos una sonrisa de satisfacción, y supuse que la de él era por pasar al siguiente nivel. Me agradeció y así lo hizo.
Dos horas después.
El partido había sido más largo de lo que me esperaba. El entrenador había tenido razón, eran un hueso duro de roer, pero nosotros teníamos una defensa formidable, y gracias a las colocaciones de mi querido amigo y a los maravillosos saques del equipo conseguimos la victoria.
Aún así, todos los del equipo eran unos vagos, y en vez de cantar todo el camino de vuelta para celebrar nuestra victoria, se pusieron a dormir, "porque levantarse a las seis y media era una faena y necesitaban descansar", así que los pocos que quedamos despiertos tuvimos que guardar silencio para no incomodarlos.
Como llevaba los cascos, no me di cuenta del momento exacto en el que Kenma se durmió, pero me quedó más que claro cuando recostó su cabeza en mi hombro. Nadie es mono cuando duerme, pero Kenma era la excepción. Él siempre era la excepción.
Asegurándome de que estaba dormido, entrelacé nuestros dedos con cuidado de no despertarle y disfruté de la sensación que me daba sentir su calor.
Actualidad.
-Nunca me enteré de eso.- se quejó Kenma.
-Soy discreto.- sonrió orgulloso el azabache.
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Dulce Navidad
Любовные романыBokuto, Akaashi, Kuroo, Kenma, Iwa y Oikawa se juntan en la casa de éste último para pasar la Navidad, charrando de sus cosas y recondando buenos -y no tan buenos- recuerdos. Cada día de diciembre hasta el 24 subiré una one-shot de alguno de sus rec...