¿Miedo? Eso era lo único que sentía ella al ver al rubio.
¿Culpa? Eso era lo único que sentía el al ver a la pelinegra.
Decidió mirar adelante,pasando por encima de ella.Su sueño de ser el número uno se acercaba cada vez más.
Sin embargo,dió un paso...
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Las cadenas del columpio se movían suavemente.
La chica estaba sentada en una orilla de aquel comúnmente solitario parque,mirando de reojo a su perro buscar entre aquellas hojas caídas.
Solían secarse un poco los árboles en esa zona.El suelo se cubría de estás,logrando un satisfactorio sonido al caminar sobre ellas.
Kentaro miraba entre los árboles,buscando algun palo que pudiera llevar a su dueña.Normalmente los que el elegía tenían una hoja o una rama con una curiosa forma.
Todos eran parte de la colección de la ojiplateada,no iba a tirar algo que su amigo perruno le había dado.
El pequeño animal se acercó,mostrando el alargado material en su hocico.
Tenía una pequeña hoja marchita en una de sus débiles ramas.
Era una linda flor.
-Buen trabajo Kentaro-felicito, acariciando la cabeza del perro.
El pequeño ladro feliz,regresando a su labor de buscar entre los múltiples objetos del parque.
Por mientras, Ithomori seguía escribiendo en aquel blanco cuaderno.
Era su hobbie,le gustaba mucho escribir diferentes textos.
No sé apresuraba al escribir,se tomaba su tiempo para cada trazo para evitar que la letra se volviera ilegible.
La tinta en su pluma era algo que solía gastar mucho debido a su continuo uso.Pero no había mucho problema, ella solía comprarse sus propias cosas.
Sus pies se movían al compás de él lento ritmo de la melodía que la chica reproducía en su cabeza.
Era muy bajita,podía mecer sus pies en cualquier superficie dónde estuviera sentada sin problemas.
Acababa de salir de la escuela y normalmente su camino era ir hacia su casa enseguida.Pero aprovechando que su madre estaría afuera alrededor de casi dos horas después de el tiempo en que ella salía del trabajo,podía pasear a su perro antes.
Una vez lo recogió de casa de su abuela,se dirigio al parque donde se mantenía en ese momento.
Que brisa tan fresca.
La poca luz que el sol le brindaba en ese momento fue apagada por algo que se interponia entre ambas.
-Me sorprende que te encuentre en muchos lugares-¿Que le pasaba al mundo? ¿Porque siempre se encontraba al bicolor?
Su cuerpo volvió a tensarse,devolviendo aquel temblor que no era desapercibido.
-Ese perro ¿Es tuyo?-ella asintio,cambiando su vista de el chico al canino.
-Kentaro,Koko ni kite-llamo,viendo cómo a los segundos el perro se acercaba a ella con paso contento.
Se detuvo una vez pudo distinguir a la persona desconocida.¿Quien era el? No sé le hacía conocido.
