22. Desvanecidos

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Sentía como si cargara una resaca de un mes, abrí los ojos con dificultad y vi a Steve suspirar de alivio. Me tomó en sus brazos y me levantó del suelo.
—Debemos irnos.— su voz salió en un tono muy melancólico.
—¿Qué.. qué pasó?— pregunté con las pocas fuerzas que tenía y entonces escuchamos a alguien llamar a Steve. El capitán dio la media vuelta y entonces vimos cómo Bucky se desvanecía en el aire como si fuera de polvo. Volteamos al otro lado y vimos como Wanda se iba también. Poco a poco había más personas vaporizadas en el aire y el pánico inundaba a todos.

Habíamos vuelto todos al complejo, o al menos todos los que no habíamos desaparecido. Pepper estaba ahí también, nadie tenía idea de dónde estaba Tony o Peter. Después de que me revisaran en el ala médica, me puse unos leggings negros, una sudadera, una chamarra de mezclilla y tomé mi auto para ir a Queens. Llegué al edificio y sentí tantas ganas de llorar, me recargué en el volante y dejé salir un par de lágrimas pero las limpié y me decidí a entrar. Mientras iba por el elevador con la horrible música de la que siempre nos burlábamos Peter y yo, pensaba en él y nada más. Tenía el corazón completamente roto y no sabía cómo debía hacer esto. Me paré frente a la puerta y las lágrimas buscaban salida, pero las contuve. Toqué un par de veces y de inmediato se abrió la puerta, dejándome ver a una May aterrada y llena de preocupación. Al vernos la una a la otra, supimos lo que significaba de inmediato y ambas soltamos en llanto.

—Lo siento.— exclamé entre sollozos mientras ella me abrazaba. —Yo... lo intenté.— sentía mi corazón desgarrarse mientras hablaba. —Juro que lo intenté.—toda fuerza que tenía me había abandonado ahora.
—Lo sé, linda.— respondió. —Sé que lo hiciste.— me acercaba más a ella y seguíamos llorando en el sofá.
Pasé el resto de la noche explicándole lo que había pasado, lloramos un par de veces más y cuando era tiempo de irme, May me pidió quedarme. Me dijo que era demasiado tarde para conducir y que debía descansar, la verdad es que me sentía completamente drenada así que acepté.

Por la mañana, May había hecho hotcakes para el desayuno. Comimos juntas, todo estaba un poco callado pero creo que era porque nuestras cabezas estaban demasiado ocupadas pensando en Peter. Cuando llegó la hora de irme, May me acompañó hasta mi auto.
—Lo traeré de vuelta, May. Lo prometo.—hablé y ella me abrazó fuertemente.
—Está bien, linda.— asintió y forzó una sonrisa.

Al volver al complejo me decidí que cumpliría mi promesa. Trabajaría en traerlo de vuelta, aunque no sabía si él también se había desvanecido o solo estaba en el espacio. —Friday, necesito un recuento de las personas desaparecidas, última ubicación, familia, edad, trabajo, todo lo que puedas encontrar.— pedí y la IA empezó a trabajar arrojando datos en todas los proyectores disponibles. —Bien, empecemos.— dije para mi misma y comencé a leer cada archivo para intentar encontrar un indicio.

Habían pasado 19 días desde que Thanos había venido a la tierra, yo trabajaba día y noche intentando encontrar un patrón pero nada coincidía. No había distinción, ricos, pobres, buenos, malos, todos los desaparecidos eran escogidos al azar. Iba por más café cuando sentí algo muy extraño en mi interior, supuse que sería algún efecto del exceso de trabajo así que seguí caminando pero la sensación se volvió un fuerte dolor en mi pecho. Intenté respirar y controlarlo pero se intensificaba cada vez más.
No podía aguantarlo más así que grité y dejé caer la cafetera, sentía las lágrimas salir de mis ojos pero no podía moverme. Estaba en el piso con la mano en el pecho como si eso ayudara.

—¿Cass?— escuché a Nat pero no podía responder del dolor. —Friday, revisa signos vitales. ¡Steve!— la escuchaba a ella y a Steve, que ya estaba llegando, supongo que mi grito lo trajo. Los reportes de mi ritmo cardiaco eran astronómicos y la oxigenación de mi sangre estaba por los suelos. No sé qué pasó después porque en cuanto Steve apareció en mi campo visual, perdí la noción y simplemente me desvanecí.

Desperté en lo que sabía que era el ala médica, la cabeza me dolía demasiado y todo mi cuerpo se sentía débil.
—¡Hey, pequeña!— escuché la voz de Natasha acercándose a mi.
—¡Cassie!— Steve llegó de inmediato.
—No... me llames así.— exclamé con dificultad mientras le daba una mirada lo más amenazante que mi condición me lo permitía.
—Definitivamente no hay duda de que eres una Stark.— escuché a Pepper, quien estaba en la puerta.
Pasamos un rato conversando del diagnóstico médico y el hecho de que había estado inconsciente un poco menos de 2 días.
—¿Así que no saben qué tiene?— la prometida de mi hermano estaba preocupada, lo notaba en su voz.
—No... aunque tomaron muestras de sangre suficientes para hacer más estudios pero...— Steve explicó.
—Hey, así que ahora se roban mi sangre— exclamé interrumpiendo.
—Cass, nadie te robó nada.— dijo Natasha.
—Pues déjame decirte que a mi nadie me preguntó.— respondí.
—Cass...— Steve intentó intervenir pero la verdad es que estaba un poco aburrida así que decidí hacer un pequeño drama.
—¡Oh dios mío, se robaron mi sangre! ¿Es por eso que estoy muriendo? ¿Estoy muriendo? ¡Cielo santo! ¿Quién cuidará de mi perro? Un segundo, yo no tengo un perro. Debería tener uno. Aunque qué tal si muero y el nunca entendería porque dejó de verme, no sabría que morí porque simplemente desaparecí de su vida sin siquiera decir adiós...— lo que empezó como un drama por capricho terminó afectándome de verdad, porque pronto dejé de pensar en el perro y me di cuenta que era yo, yo era quien estaba en la posición del perro y Peter había desaparecido sin dejar rastro, ni un adiós... nada. Solo se había ido.

Ala rasi: cualquier cosa por ti || Peter ParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora