18. Turbulencia

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Después de comer, Peter había puesto un disco de vinilo de música clásica y me había sacado a bailar. Decía que de alguna manera debía compensar el baile que nos perdimos, pero para mi no hacía falta. Yo me había dado cuenta de algo que jamas creí posible desde mi perspectiva y estaba tan feliz.

—Cassie.— nos movíamos en círculos lentamente, mi cabeza estaba apoyada en su pecho, donde podía escuchar los latidos de su corazón. Solo emití un sonido desde la garganta para que hablara. —¿Por qué no volviste?— ya estaba por terminar la canción, me separé de él y di una vuelta tomada de su mano. Cuando la melodía terminó sonreí y tomé su cara entre mis manos.
—Porque tú, Peter, no me necesitas o a alguien más.— lo besé
—Cassie, ¿qué dices? pero claro que te necesito.— replicó.
—Oh lo siento, más bien, Spiderman no me necesita.— sonreí aceptándolo y así era, no me afectaba an lo absoluto.
—Cassie, linda...— parecía preocupado.
—No, no es algo malo. La verdad es que es mejor solo verte pelear con los malos, así puedo apreciar lo sexy que eres.— reí aligerando el ambiente, pasé mis brazos por su cuello y lo acerqué para besarlo.

Seguíamos en la misma posición, apenas habían pasado unos minutos y no tenía ganas de despegarme de él, pero el cuento de hadas me duró muy poco. De la nada, comencé a sentir un dolor en el abdomen que se fue intensificando poco a poco, al principio se sintió como una punzada que después se expandió. Era muy extraño, venía desde adentro pero parecía atravesarme lentamente, el dolor se agudizaba y yo perdía el equilibrio.
—¿Cassie?— escuchaba su voz muy lejos, estaba muy aturdida. —Linda ¿qué sucede?— el aire me faltaba pero Peter no me daba tiempo para responder. —¡Cassie háblame!— gritó. Junté las fuerzas que tenía para poder decirle algo pero cuando estaba por hacerlo, sentí como si una daga me hubiese atravesado. Todas mis fuerzas se esfumaron. Bajé la mirada y estaba asombrada por el escenario, un charco carmesí comenzaba a formarse rápidamente a mi alrededor. La sangre salía desenfrenadamente y el pánico me inundó. En un intento desesperado por detenerlo, sollozos salían de mi boca pero no sentía las lágrimas. Parecía que todo pasaba en cámara lenta y a la vez a una velocidad incomprensible. Era como un borrón. Peter no dejaba de hablarme y ya había pedido una ambulancia, me presionaba la herida mientras repetía una y otra vez que todo iba a estar bien, aunque parecía que lo hacía más para sí.
Su voz se escuchaba cada vez más lejos y sentía como el dolor me consumía centímetro a centímetro, de adentro hacia afuera muy lentamente.

Mis sentido se reactivaban poco a poco, primero escuché un pitido constante que parecía ser de una máquina, luego sentí mi mano derecha entre otro par de manos y una respiración cálida sobre ellas. Intentaba moverme pero no lo conseguía, mis párpados pesaban como cien elefantes juntos y no conseguía la fuerza para si quiera emitir una señal de vida.
—Señor Stark.— escuché decir a Peter.
—¿Cómo está?— mi hermano estaba desesperado.
—Estable.— le dio una respuesta inmediata, bien. —Le harán un par de estudios más pero dicen que está fuera de peligro.— señaló.
—¿Qué fue lo qué pasó?— soltó Tony con un bufido.
—Yo no... no lo sé...— se escuchaba muy abrumado.
—¿Cómo carajos..?— comenzaba a gritar.
—Estábamos en mi casa, de repente comenzó a sentirse mal y de un segundo al otro ella... estaba sangrando.— oh Peter, lo que daría por poder abrazarte ahora.
—No, no, no, no lo entiendo.— Tony estaba molesto, su tono agresivo comenzaba a salir. —Ayúdame a entender ¿quieres?— resopló. —Me estás diciendo que sin explicación alguna, ella de repente tuvo una herida del largo de una paleta, que le atravesó el abdomen y casi la mata.— sabía que estaba muy furioso, solo una vez lo había escuchado así y fue cuando nuestros padres murieron.
—¿Qué está insinuando?— Peter ahora estaba exhalado. Debía intervenir ahora antes de que ambos intentaran matarse. Mientras la pelea seguía, hice un esfuerzo descomunal para abrir los ojos y soltar unas palabras.
—No fui yo pero parece que al final habrá un funeral.— ambos voltearon a verme y sus expresiones cambiaron por completo. —Voto por Happy.— dije aún sabiendo que él merecía ser hipotéticamente ejecutado esta vez.
—¡Cassie!— exclamó Peter, quien se acercó de inmediato y acarició mi rostro.
—¡Maldita sea, Cass! Casi me matas de un susto.— exclamó Tony serio pero a los pocos segundos sonrió. —Iré por la enfermera.— avisó y salió de la habitación.

—Basta, puedo hacerlo yo.— reproché a Peter, pues no me dejaba cargar mi maleta.
—Lo sé, pero no te dejaré hacerlo. Una, porque soy un caballero y dos, no puedes hacer ninguna clase de esfuerzo.— dijo tomando mi mano para llevarme al auto. Sonreí vencida y caminé con él.
Había pasado un par de días en el hospital y luego otro par en el ala hospitalaria del complejo, para complacer a Tony. Estaba casi curada por completo, lo cual era muy extraño porque era la primera vez que mis poderes me sanaban sin ayuda de la tecnología de Wakanda.
—Te recogeré mañana a las cinco en punto ¿de acuerdo?— avisó mi hermano.
—¿A las seis?— lo molesté.
—¡Cinco!— no había captado el juego.
—Me parece genial a las siete.— seguí.
—Te veré entonces a las cuatro.— al fin me siguió el juego.
—De acuerdo, te veré mañana a las ocho.— sonreí. Era un juego que teníamos entre nosotros desde niños y lo que lo hacía más divertido es que siempre respondíamos mientras nos alejábamos, entonces para quien no entendía el juego parecía extraño.

Tony nos había enviado de vuelta a Queens con un chofer, por lo que Peter no dejó de abrazarme en todo el camino. Ninguno de los dos decía nada, solo estábamos fundidos en los brazos del otro; y por un segundo, solo uno, me pregunté si así se sentía el amor.

Ala rasi: cualquier cosa por ti || Peter ParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora