23. El regreso

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Las lágrimas empezaron a querer salir y les pedí a los tres que me dejaran sola, necesitaba pensar en que debía hacer. Ellos salieron de mi habitación un tanto dudosos y me dije a mi misma que no lloraría hasta saber que había pasado con él. Miraba por la ventana, la ciudad entera parecía estar medio vacía... tal vez era el hecho de que exactamente la mitad de la humanidad se había desvanecido, tal vez el contraste era tal o solo mi cabeza jugando mal. Como sea, la melancolía se apoderaba de mí rápidamente hasta que vi como una cosa brillante se acercaba poco a poco al complejo, mientras más cerca estaba, más claro se veía una nave siendo cargada por una persona.
Lo primero que pensé fue en Peter y Tony, así que me deshice del suero que estaba en mi mano y los cables que me monitoreaban, salté de la cama con fuerzas de no sé dónde y corrí al patio. Descalza, con un pants y una sudadera de color blanco, que eran el conjunto para pacientes en el ala médica; con el pelo hecho una maraña y fuerzas apenas suficientes para respirar, corrí lo más rápido que pude esperando verlos a ambos.

Al llegar al patio, todo el mundo estaba amontonado, por lo que no se veía nada claro. Me acerqué rápidamente y entre varios pude ver el rostro de mi hermano.
—¡Tony!— grité llamando la atención de todos y corrí más, no me quedaba aire, las piernas me temblaban y sentía que mi corazón saldría saltando de mi cuerpo en cualquier momento. Pero nada de eso importaba porque estaba de vuelta, Tony estaba de vuelta.
—¡Cassie!— caminó hacia mi, débil pero rápido y con los brazos abiertos. Al llegar a él, sentí parte de la presión en mi pecho irse de inmediato, por lo que dejé pasar (por única vez) el hecho de que usara el sobrenombre por el que siempre me llamaban nuestros padres.
—¿Peter?— pregunté con miedo y lágrimas en los ojos al ver que no estaba.
—Lo lamento.— mencionó Tony con la voz quebrada. —Yo... no pude... protegerlo.— sus ojos contenían las lágrimas. No pude decir nada más. Toda fuerza que estaba en mi, me había abandonado. Sentí como si un enorme hueco se estuviera abriendo dentro de mi pecho, pero esta vez no era algo literal como ya me había pasado, aunque hubiera preferido que se sintiera así porque habría dolido menos. Me costaba respirar y por más que intentaba retener gran parte de mis lágrimas para no hacer sentir peor a mi hermano, no tenía mucho éxito en eso.


Esta mañana desperté por unos gritos provenientes de la sala de juntas, al llegar ahí vi a mi hermano discutir con Steve mientras los demás solo observaban.
—Tony necesito que te concentres.— dijo Steve.
—Y yo te necesité.— exclamó mi hermano. —En pasado, y eso le gana. Es muy tarde, amigo. Lo siento.— se levantó de su silla de ruedas lanzando un par de cosas en la mesa y entonces entré a la sala ganándome las miradas de todos menos de los dos que discutían. —¿Sabes lo que necesito? Rasurarme.— se dispuso a quitarse la intravenosa y aunque traté de evitarlo, no pude.
—Tony, no. ¡Tony!— me acerqué a él pero ya era muy tarde y él me ignoró por completo.
—Y creo recordar decirles que pusiéramos una armadura en todo el planeta ¿recuerdan eso? Aunque impidiera nuestra preciosa libertad, eso necesitábamos.— se estaba alterando demasiado.
—Eso tampoco hubiera funcionado.— respondió Steve.
—¡Dije qué perderíamos! y tú dijiste "haremos eso juntos también". Pues adivina qué, Cap. Perdimos... y tú no estabas ahí.— sus manos y piernas estaban temblando así que me acerqué a él para tratar de llevarlo de vuelta a su silla pero Rhodes, lo intentó primero. —Pero eso es lo que hacemos ¿o no? Actuamos después del hecho. ¿Somos los vengadores? Somos los vengadores, no los prevengadores. ¿Verdad?— le hablaba ahora a Rhodes. Parecía que Tony estaba delirando, aunque entendía su sentir perfectamente.
—Okay, ya lo dejaste muy claro. Ahora siéntate ¿si?— le pidió Jim pero mi hermano se libró de su agarre y entonces se dirigió a la mujer que lo había traído, le dijo que debía estar en el equipo. Después fue directo a encarar a Steve para decirle un par de cosas más, yo me alejé de ellos ya que me abrumada demasiado, pero finalmente se arrancó el reactor ARC de su pecho, haciendo que me alarmara de inmediato y corrí hasta él mientras veía como se tambaleaba.
—¡Anthony!— exclamé y él respondió molesto que estaba bien sin dejar que nadie le ayudara, se tomó unos segundos para recuperar el aire pero se desmayó.

Jim estaba llevando a Tony al ala médica, yo iba detrás de él pero cuando la chica que había traído a mi hermano de vuelta comenzó a caminar, todos se dirigieron a ella.
—Iré a matar a Thanos.— exclamó y atrapó toda mi atención esta vez. Thor estaba hablado con ella y entonces él estiró su mano esperando su arma Asgardiana. Esta pasó al lado de la mujer y ella ni siquiera parpadeó. Todos nos reunimos para saber la ubicación de Thanos hasta que Nebula nos dijo lo que sabía.
—Bien, ¿qué estamos esperando?— dije dándome la vuelta hacia la nave.
—Aguarda, Cass.— Steve me alcanzó y tomó mi brazo.
—Suéltame.— exclamé sería.
—Lo siento. En verdad, por todo lo que has pasado.— habló apenado. —Pero creo que es mejor si te quedas aquí, aún estás demasiado débil.— La rabia se apoderó completamente de mi.
—Me importa un carajo si llego allá con el último respiro que me queda, quiero ver su cabeza a dos metros de su cuerpo y ni tú ni nadie va a evitar que entre a esa nave y lo haga. Y si tengo que ir allá sola, estoy más que dispuesta.—




Ala rasi: cualquier cosa por ti || Peter ParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora