Canicidio

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Lo descubrí ayer: lo llaman un meduloblastoma». Estoy conmocionado; es la primera vez que Jordana utiliza una palabra que no entiendo o que me cuenta que su madre tiene un tumor cerebral.

Estamos en el puente peatonal de camino de vuelta a casa una vez terminadas las clases. Nos paramos y nos apoyamos en la barandilla, los coches desaparecen por debajo de nosotros.

—Es una palabra muy larga —digo.

—Oliver, esto no es Cifras y letras…, podría morir. —Jordana deja colgar un cable de saliva de sus labios.

Pienso en que podría decirle que la longitud máxima de una palabra en Cifras y letras es de nueve letras.

—Mira, ahí llega el coche de la señorita Riley —digo, señalando un Vauxhall que se aproxima, pero Jordana ya lo ha visto. Deja caer el esputo. Falla; Jordana no está bien.

—Mala suerte —digo.

Está mirando la carretera, el pelo le oculta la cara.

—La operación será dentro de tres semanas. Ha dicho el médico que es una intervención muy peligrosa, y que aunque no muera entonces, es posible que nunca vuelva a ser la misma.

—Oh.

—Este fin de semana se van, los dos solos. —Jordana no me mira—. Podrías venir a casa.

20-6-97

Palabra del día: exungular, arreglar o cortar uñas o pezuñas.

Querido Jordiario,

No conozco a los padres de Jordana. No creo que Jordana desee que lo haga. Me contento con imaginármelos a partir de lo que me comenta que comen a la hora del té y observando el interior de su casa cuando ellos no están. Tienen un aparador en el que se ven los platos detrás de un cristal ligeramente esmerilado. Tienen una acuarela de la playa de Three Cliffs. Tienen un calentador de gas desconectado.

Me imagino que su padre tiene una nariz fuerte, similar al asidero de una pared de escalada. Me imagino la piel del cuello de su madre, como jamón cocido, jaspeada por las vacaciones pasadas en España antes de que quemarse al sol fuera tan nocivo.

Fred no sabe ladrar bien. Tiene perilla blanca y cuerpo negro. A veces abre la boca y no le sale nada.

Las mascotas imitan a sus dueños. Fred es muy protector. Unos días después de que Jordana y yo hiciésemos guarrerías por primera vez, me dio un zarpazo en la oreja. Me gustaría exungular a Fred.

Tiene noventa y seis años en años de perro. Celebra el cumpleaños cada sesenta días. En el libro Eduque a su hijo adolescente con amor y lógica cuentan que las mascotas son importantes porque mueren. Permiten a los niños adaptarse a la muerte y el duelo. Por el bien de Jordana estaría bien que Fred muriese antes que su madre.

Dice Jordana que han hablado de sacrificar a Fred, que es otra forma de decir que habría que practicarle una eutanasia no voluntaria. Se caga en las escaleras…, creo que es porque es viejo y frágil y cuando sube tiene vértigo. Fred tiene además artritis. Por eso corre como un caballo de balancín.

Como soy un novio excelente y atento, muestro un activo interés por la salud física de Jordana. Según la investigación que he llevado a cabo por Internet, las mascotas pueden favorecer el eccema. El problema tiene dos vertientes: en primer lugar, los eccemáticos — una palabra de mi invención— suelen ser alérgicos al pelo de las mascotas. En segundo lugar, los ácaros microscópicos del polvo suelen darse verdaderos festines con la piel muerta y el pelo que van dejando por ahí las mascotas.

Submarino, Joe DunthorneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora