Capítulo 52

55 10 2
                                    

Seis meses después...


—¡Vamos Keigo! Wald nos espera para la comida -dije mientras caminaba a lado de Izan-.

—Tener 19 ya te hace ver como una señora, solo cálmate y relájate, Wald nos va a esperar -decía Keigo riendo detrás, reí con lo que dijo-.

Los tres salimos del aeropuerto y caminamos hasta el auto negro. Izan abrió la cajuela para Keigo y ambos subimos al auto, para que después lo hiciera Keigo.

—¿Entonces ya le enseñaste a Izan a que sea casi como tú? -preguntó Keigo mirándome-.

—Algo así, él sabe que no siempre estará sirviendo, sabe cuales son sus prioridades.

—Que seas la mano derecha de Wald te ha cambiado.

—¡Claro que no tonto! -dije mientras le daba un golpe, ambos reímos- Izan, pon algo de música.

El camino estuvo lleno de risas y bromas por parte de los tres.

Fui por Keigo al aeropuerto, era uno de sus tantos viajes a mi país para tener una reunión con Wald. Yo me ofrecí para ir por él. 

Después de casi una hora de camino, habíamos llegado al edificio. Los tres bajamos y entramos, tomamos el elevador y fuimos directo a la sala de juntas. Izan fue quien tocó y después abrió la puerta, entramos detrás de él.

—¡Buenos días a mis chicos maravillosos! -dijo Wald poniéndose de pie-.

—¡Buenos días jefe! -dije mientras caminaba hasta él, ambos nos abrazamos y quedé a su lado-.

—¡Wow! ¿Tan bien se llevan? Yo apenas la soporté dos semanas -dijo Keigo riendo- Señor, ¿Me tengo que cambiar?

—No hace falta, _____________ me dijo que tú traje es muy especial y bla bla, le haré caso a esta niña -dijo Wald y reí-.

Ambos nos sentamos. Keigo y yo a lado de Wald, eso significaba que nosotros estábamos frente a frente. Los minutos pasaban y ambos hombres hablaban y hablaban acerca de cosas que no entendía o más bien no sabía.

A la sala de juntas entraron más hombres que bien conocía algunos y a otros no. Los tres nos pusimos de pie y saludamos.

—Wald, estaré en la oficina que comparto con Keigo, si necesitas algo, estaré ahí-.

—Por supuesto niña, ve -dijo Wald-.

—¿Cómo que comparto mi oficina? -dijo Keigo, yo solo reí y salí de la oficina-.

—Señorita ___________, ¿Saldremos? -dijo Izan cuando me vio salir-.

—No, estaré en la oficina, si quieres ve a comer algo o descansa, ¿Está bien?

—Me quedaré con usted en la oficina.

—Entonces vamos -dije sonriendo-.

Caminamos hasta el elevador y bajamos dos pisos. Al salir caminamos directo a la oficina que compartiría con Keigo, al entrar fui hasta el escritorio mientras que Izan se recostaba en el sofá, él era así, debido a la confianza que teníamos, en verdad éramos amigos y yo no tenía ningún problema. Quería que estuviera cómodo en su trabajo y yo no se lo complicaría.

Estando en el escritorio tomé mi tablet y llamé a mi ahora gran, gran amigo. 

Una video llamada casi diaria era necesario para ambos, quiero decir... Ahora somos más cercanos incluso cuando vivíamos en los dormitorios.

—Agradece que respondo, ya es algo tarde y mis horas de sueño me importan y mucho -dijo el chico rubio sonriendo-.

—Vamos Katsuki, es hora de nuestra llamada.

Si algún día estamos juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora