Pitidos rítmicos se colaron por mis oídos.
Gala, despierta.
La extensión entera de mi cuerpo se sentía extraña.
Abre los ojos.
La intensa luz perturbo la protección de mis párpados.
¡Ábrelos, Gala!
Mis ojos se abrieron de golpe con un inhalación a medias.
¿Donde estoy?
Los pitidos aumentaron retumbando por el lugar.
¿Que esta pasando?
Mi pecho comenzó a subir y bajar desmesuradamente.
¿Que es este lugar?
Bati las pestañas acostumbrando mi ojos a la brillante luz y con un jadeo ahogado me incorporé.
Blanco, blanco y más blanco.
Mis ojos cayeron en mis brazos y las intravenosas confirmaron lo obvio.
Un hospital.
O eso esperaba que fuera.
Recorrí el lugar pausadamente y saqué las intravenosas de un tirón emitiendo un siseo. Dolía como el infierno, carajo. Mis pies se balancearon en el borde de la camilla y con esfuerzo me puse de pie. O al menos, lo intenté. Fallaron al segundo de tocar el frio piso enviándome a una caída sin retorno que trajo de su descanso a mis cinco sentido. Si esto no me despertaba, nada lo haría. Mi pecho y manos recibieron el impacto provocando un gruñido. Mierda, me siento como un recién nacido. Divise un mueble abarrotado de ropa y me arrastre utilizándolo cómo soporte para volver a mis pies. Vamos, Gala, levántate. Tambaleante, me moví a la puerta más cercana girando la perilla con patética lentitud. Tomé mi tiempo sujetandome del umbral, no confiaba en mis piernas y necesitaba calmarme. Los recuerdos golpearon en ese preciso momento y de inmediato reaccioné buscando signos de manchas rojas en mis brazos. Nada, no había nada. Avancé al pequeño espacio tras la puerta, que, específicamente, se trataba de un baño. Mis manos descansaron en los laterales del lavabo y mi estómago se apretó. No, ahora no. Las náuseas me hicieron cerrar los ojos con fuerza y respiré profundo minimizando la sensación. Si, asi es, Gala. Acomode el cabello tras mis orejas y alcé la cabeza enfocando mi reflejo.
Mi sangre se heló.
Tengo que estar soñando.
No, por el altísimo.
Retrocedi, impactada. No, no, un sueño. Tiene que ser un sueño. Mi espalda chocó contra la puerta sin apartar la mirada del espejo. Por favor, tengo que seguir soñando. Esto... no soy yo. El aire se atascó a mitad del recorrido cortando el flujo a mis pulmones. Tenia que salir, no podía seguir viéndome. No podía seguir presenciando tal atrocidad. Me desplace fuera y al segundo caí sobre mis rodillas suprimiendo un grito de frustración. ¡Arriba, carajo! Logré estabilizarme y pronto abrí otra de las puertas entre respiraciones ruidosas y agitadas.
— ¿Que...
Las bandeja en sus manos, cayó. Me aparté con un brinco del vidrio y tragué con dificultad. La conocía, ella...
— ¿Doctora Bea? —mi voz sonó rasposa.
Comenzó a acercarse rodeando el desastre.
— ¿Cómo te sientes? —pregunto, cautelosa.
Mis ojos se movieron en todas direcciones. ¿Cómo me sentía?
— ¿Estoy soñando?
— Gala, vuelve dentro.
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Proyecto Humblood
Science FictionLa joven Sargento Gala Evans se ve envuelta en los secretos y problemas que tienen origen en su padre causando una coalición de decisiones peligrosas en su vida personal y laboral. Poco a poco se acerca a la verdad descubriendo quien es Peter Evans...