LIV - Antepenúltimo capítulo.

104 12 57
                                    

El hombre subió al escenario con expresión neutral y segura trayendo consigo el silencio que se asentó de inmediato en la multitud de reporteros, tanto ansiosos como desesperados, por escuchar lo que saldría de su boca para así despedazar, o en su defecto, alabar cada palabra en el artículo de la siguiente semana.

Ya veríamos que pensaban al respecto.

La declaración se estructuró con su dura voz para los oídos del público en la base donde se llevaría a cabo el acto, acaparando la atención de todos y cada uno de los presentes. Las expresiones cambiaron gradualmente, y no me perdí ninguna de ellas. Aunque no era de extrañar ni sorprendente, la molestia fue un sentimiento que golpeó con fuerza inimaginable ante la realidad que veían mis ojos. Me suponían débil, y estaba en mis manos demostrar lo contrario. Poco a poco, se acercaba al punto y final de las palabras que le darían un cierre a sus acciones, y que significaban un nuevo inicio para mí. Lo hombres y mujeres frente al escenario se movieron al borde de sus asientos listos para asaltar al General con sus preguntas. Él estaba preparado, alzó la mirada para las últimas línea demostrando su firmeza.

— Gala Tyseley. —pronunció— Responsable de la liberación de los soldados Humblood a la par de su equipo: Hayden Lloyd, Clayton Tales, Gabriel Howard, y del valiente soldado que dio su vida en misión, Charles Killard.

Alicia dio un apretón reconfortante en mi hombro.

— Así mismo —continuó imperturbable—, responsable de la nueva rama del ejército de operaciones especiales Helleyes que estará conformada por los soldados de la armada de nuestro país que un día, Peter Evans, violentó sin piedad y en contra de su voluntad, porque a pesar de que se quiera ver de otra manera, esa es la verdad que se quiso disfrazar con excusas vacías. A partir de su promoción en unos minutos, el centro base será manejado por su puño juicioso sin excepciones. Gala Tyseley, señores, no olviden ese nombre.

La transmisión se cortó y mi espalda chocó contra el respaldar del sofá procesando lo ocurrido.

— Esta hecho.

Irreversible. Sin posibilidades de arrepentimiento.

— Así es, Gala. —confirmó Alicia.

Aún podía escucharlo en mi cabeza, la declaración se repetía sin parar.

— Es un hecho.

Si, lo es.

— Oficialmente, le has dado una bofetada al país. —aplaudió, orgullosa.

El celular comenzó a sonar desde su posición en la cama sin parar. Nada diferente a los días previos. Es como si me tuvieran en marcación rápido esperando que decidiera darles lo que querían.

— Y el país exige la oportunidad de devolverla. —me puse de pie y vi la pantalla— No tienen quietud, carajo.

Alicia arregló la manga de su vestido viéndome de reojo.

— ¿Quien es?

Colgué de mala gana aguantando los insultos en la punta de mi lengua.

— ¿Quien creés?

Era obvio.

— ¿Reporteros?

Y el celular sonó nuevamente. Alicia dio un asentimiento en comprensión.

— Y los altos mandos. —agregué.

Presione la tecla de apagado y el ruido se esfumó.

— Deberías contestar. —opinó.

Ni en tres tipos diferentes de alucinógenos accedería, pensé.

— Hablé con el General cabecilla de la cúpula ayer. Lo que otros tenga que decir, no me importa.

Proyecto HumbloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora