El calor del medio día había hecho que Mircalla se quitara la chaqueta verde oscuro del uniforme de la Academia, y desabotonara los primeros botones de la camisa dorada, al menos debía de gradecer que era de seda y ventilaba.
Mircalla abrió la ventana y se apoyó en ella mientras calaba su segundo cigarrillo del día.
Después del casi desastre de aquella mañana, Mircalla tuvo que compadecer sus decisiones ante el Concilio, aguantar el regaño mientras evitaba que sus pensamientos fuesen al momento en que sacaron a Yongmin cargado.
Pero en cuanto el regaño terminó y fue libre de ir a clases, decidió que su día de clases estaba perdido y que era mucho mejor ir a ver a Yongmin.
_No deberías estar fumando en la enfermería, es contra las reglas.
Mircalla se sorprendió por escuchar la voz de Yongmin, lo esperaba dormido al menos el resto del día.
Ella apago el cigarrillo y lo lanzo por la ventana. A Kil no le importaba que fumara, incluso la había acompañado un par de veces, pero Yongmin siempre la miraba con compasión cada vez que fumaba y eso a Mircalla no le gustaba.
Él la miraba desde la camilla. Tenía vendas que apretaban con fuerza su torso y le molestaban al respirar.
_ ¿Qué tan malo fue?_ pregunto Yongmin.
Mircalla noto que tenía la voz demasiado áspera. Se acercó y lleno el vaso de agua de la mesa a su lado. Lo ayudo a tomar. Mircalla no evito acariciar su cabello negro mientras el agua escurría por la comisura de sus labios.
Yongmin no podía incorporarse y tomo despacio. Tenía el cabello y la piel sudorosa y olía a antiséptico.
_No fue tan malo, solo te lesionaste un poco una costilla, Samanta pensaba que te habías roto un hueso.
_Samanta siempre de dramática_ bufo Yongmin.
Mircalla le sonrió enterrado sus dedos en su cabello, sintiendo su suavidad por última vez. Yongmin se relajó bajo su caricia, pero ellos sabían que debía de terminar.
_ ¿Qué paso con la chica?_ pregunto Yongmin.
_Kil le está dando el recorrido.
Yongmin se revolvió incómodo. Mircalla lo entendía pero no había forma de vivir sin mencionar su nombre.
_ ¿No deberías de ser tú?_ pregunto Yongmin.
Debería ser ella, pero después de todo lo que había pasado no quería terminar su día con la compañía de una chica confundida.
_Tenía que venir a verte, y ahora voy a decirle a tu hermana que estas bien.
Yongmin estiro el brazo, el movimiento le dio una punzada de dolor que ignoro; él estaba sosteniendo la mano de Mircalla.
Yongmin sintió que los ojos rojos de Mircalla lo abrasaban. Mientras Mircalla sentía el vértigo de mirar directamente el purpura de los ojos de Yongmin, ella siempre sentía que la engullían por completo y que podía llegar a perderse sino se movía.
_Gracias_ murmuro Yongmin, era todo lo que podía y era capaz de decir.
Pero en una acción de rebeldía. Acaricio la piel de su mano. Y Mircalla tuvo que apartarla después de un largo suspiro.
_Iré a buscar a tu hermana_ se excusó Mircalla mientras salía de la enfermería con la imagen de Kil atormentándole.
Kil al otro extremo de la Academia le daba su mejor y más conciliadora sonrisa a Niki. Ella temblaba y miraba cada sombra del pasillo con recelo. Él no podía culpara, había sido valiente en el salón a pesar de que no entendía lo que sucedía, y ahora que todo estaba en calma se había permitido sentir miedo.
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Academia Lighblack: Orgullo
FantasyLa Academia Lighblack es un instituto de orgullo para las familias de los fundadores, pero para Nicola Thuner es el lugar donde los fantasmas son reales y sus pesadillas cobran sentido. Pronto se ve envuelta entre los mellizos Lighblack y los secret...