Capítulo 11: Caza

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Niki tiraba del cuello de la camisa, ese día Alex había hecho el nudo de corbata muy ajustado, y sorprendentemente la molestia la mantenía despierta. Esos cinco días no habían sido suficientes para adaptarse al horario, levantarse todos los días a las dos de la mañana no era placentero, y tener que cubrir las clases de la Hermandad junto con las clases normales de la Academia era mucho menos placentero. Había terminado durmiendo a mitad del desayuno mientras Ada le acariciaba el cabello y le hablaba en murmullos.

A pesar de pertenecer a la Hermandad de las Gemas, había una especie de acuerdo tácito, en el que Niki no se acercaba a ninguno de ellos en el día, aunque en la noche fuese compañeros de clases.

Así Niki no entraba en los balcones a la hora de comer, la única que la trataba tanto en el día como en la noche, era Samanta. Eso había extrañado tanto a Ada que Niki tuvo que mentirle diciendo que se ayudaban con las tareas en las noches porque sus habitaciones estaban muy cerca.

Pero lo peor en esos días no fue el horario, tampoco fue recibir toda esa información nueva, ni siquiera fue la compañía de Alex, Niki iba encontrando cierta dulzura en su trato arisco, jamás la dejaba ir con el nudo de corbata hecho un desastre, a veces le daba café, aunque nunca de su café, y había dejado de mirarla como una mancha sucia en los zapatos, ahora solo la miraba así cuando hacía demasiadas preguntas.

Lo peor era tener que mentirle constantemente a la única persona en la Academia que había sido gentil con ella desde el principio, mentirle sobre los lentes, mentirle sobre la cercanía de Samanta, mentirle sobre porque estaba siempre tan cansada, incluso mentirle de porque Kil cada vez que se la encontraba por los pasillos preguntaba por su melliza, pero sobre todo, mentirle sobre la investigación que Ada aún llevaba sobre sus extrañas apariciones.

Se las había contado a Alex, y ella fue rápida es saber la procedencia.

_Algunos Espectros se sienten atraídos por nosotros cuando se dan cuenta que podemos verlos. Si vuelven a aparecer trata de fijarte más en ellos, y trata de averiguar sus nombres, o cómo murieron, lo que sea.

Fue lo que le dijo Alex, esa había sido la primera conversación en la que Niki no se sentía como una idiota.

Volvió a tirar del cuello de su camisa. Alex estaba sentada a su lado bebiendo de su taza de café negro absorta en un libro. Mircalla aún no la había dejado ir a la Caza, así que termino metiéndose en todas la clases con Niki. Alex no paraba de leer en las clases teóricas, donde todos tenían entre 8 y 10 años, pero en las clases prácticas, el profesor Dayl usaba a Alex como su asistente personal para hacer que todos allí mordieran el piso. En el entrenamiento tenía el horario de los mayores, los chicos de 15 años que estaban a un paso de quitarse la corbata y pertenecer a la caza.

_...de las familias más adineradas, la mitad de su estirpe fue arrasada por la enfermedad del sueño, el mito dice que la fueron maldecidos por un Yum Kimil...

El profesor León Bluelast, el excéntrico profesor de historia era el hombre más alto que Niki haya visto alguna vez, era robusto y sus tiempos de juventud y caza lo habían dejado sin una oreja, no hablaba al menos que tuviera un dato curioso que decir.

Ya había dicho la historia de los arrogantes y aparentemente siempre héroes Lighblack, luego había contado la trágica historia de los Greenshadow, los siempre heridos, los siempre rotos. Ahora les tocaba el turno a los desertores Purplenight.

_...otra versión dice que la enfermedad los espantó, sea como sea, los Purplenight huyeron...

Alex noto que Niki luchaba con el cuello de su camisa, y tuvo la conclusión acertada de que había ajustado mucho el nudo de corbata. Se inclinó y aparto la mano de Niki.

Academia Lighblack: OrgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora